Capitulo 32

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- Yo estoy aquí sentado frente a ti, Antony, contándote todo esto y la verdad es que a estas alturas ni yo mismo me lo creo. Pero de algo sí estoy seguro, y es que la maldad existe en cada rincón del mundo. Y si vi o no vi algo aquel día en el bosque, solo Dios lo sabe. Pero a él le pido cada día por la protección y la salvación de todas las personas que vivimos en los alrededores de este bosque, y le doy las gracias por permitirnos vivir un día más.

Antony no dijo nada, solo se llevó una de sus manos a la boca y ahogó un bostezo.

- ¿Qué te dijo María al respecto? –le preguntó Antony con interés.

- Yo me encontraba sentado en el porche cuando una de sus amigas la trajo a casa. La observé mientras caminaba y al llegar a las escaleras, subió con lentitud y me dijo: "Necesito una taza de té para relajarme. Un baño y a la cama". Nunca había visto algo como eso. Pero hazme un favor, no toques el tema por nada del mundo, solo hagamos como si nada sucediera.

- ¿Y qué hiciste?

- Solo me quedé en silencio, observándola. Después de eso no hice nada, solo dejé que se fuera a la cama. Estaba preocupado por su actitud pero era cuestión de tiempo para que superara algo como eso, y así fue.

- ¿Alguna vez le preguntaste qué dijo el sacerdote de todo eso?

- Sí, lo hice. El sacerdote dijo que había sido un trabajo de gran maldad, que no le haría bien ni a las personas que vivían en las cercanías ni a las propias almas aferradas al demonio.

- ¿Y por qué permitieron que se construyera la casa en esos terrenos?

- Porque era para ayudar a una familia que lo había perdido todo. Nunca nos llegamos a imaginar el daño que ellos llegarían a hacer o la maldad que llegarían a sembrar en esas tierras.

Antony trató de realizar otra pregunta pero se contuvo.

- Antony, esos terrenos no son lo que crees. Estoy seguro de que en ellos se encuentran las fosas comunes y todas esas almas están poseídas por el diablo. No te imaginas las cosas que pueden llegar a suceder en ellos, o las cosas que pueden llegar a hacer las personas para lastimar a otras. La última familia que habitó en ese lugar no resistió y tuvieron que abandonarla, ponerla a la venta y lamentablemente tú la compraste. Solo te pido que mantengas a tu familia lejos de esos terrenos. Ni se te ocurra dejar que tu familia o tú mismo se adentren al bosque porque lo único que conseguirán es empeorar las cosas. Sé que es difícil porque, coño te dije, tu casa puede estar construida sobre una de esas fosas y el mal la posee, pero trata de protegerlos sin importar lo que tengas que hacer. Tu familia y su bienestar es primero.

Antony abrió la boca y la volvió a cerrar con asombro.- Creo que eso es todo por hoy –dijo el anciano con voz temblorosa- ya no tengo más nada que decir al respecto.

Antony solo se limitó a asentir, y después ya en casa, analizaría todo lo hablado con su mejor amigo.Tomando la decisión de no decir nada su familia.

Una vez en el jardín de su casa, se dio cuenta del mareo que lo invadía. No recordaba cuántas cervezas había consumido desde su llegada a casa de Jesús. La tenue luz de la luna iluminaba su camino mientras todo a su alrededor giraba lentamente, como si estuviera en medio de una rueda de la fortuna. En un momento veía su casa y en otro los tétricos árboles del bosque, lo cual lo confundió por completo, ya que no entendía hacia dónde se dirigía.

-¡Maldición, nunca había bebido tanto! –se dijo.

Nuevamente apareció la casa y luego el bosque.

-¿Dónde están las estúpidas escaleras?
Caminó lentamente buscando algo a lo que aferrarse. Entonces recordó las palabras de su anciano amigo.

-…o tú mismo te adentres al bosque porque lo único que conseguirás es empeorar las cosas… -y se estremeció con brutalidad.

Si tropezaba con uno de sus desechos cuerpos en ese momento, comenzaría a gritar pidiendo ayuda a su familia desesperadamente.

Intentó permanecer en el mismo lugar, observando todo a su alrededor mientras su corazón latía ferozmente en su interior.

-¿Dónde están las malditas escaleras?
Sin poder sostenerse, cayó sobre la hierba, justo al pie de las cercas del jardín. Esto le ayudó a ubicarse en el espacio de su terreno. Lanzó la mano para sostenerse y sintió un torso desnudo, húmedo y repugnante. Gritó con todas sus fuerzas.

Tierra SantaWhere stories live. Discover now