Capítulo 38

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Antony pasó la tarde siguiente sentado en la biblioteca, sumergido en un nuevo proyecto titulado "Efímeros Pensamientos", que consistía en una recopilación de poemas seleccionados cuidadosamente de sus propios escritos. Este manuscrito esperaba ser enviado a una de las más grandes empresas editoriales de todo el mundo. Esa misma noche, Antony decidió incluir algunos de sus poemas más recientes, entre los cuales destacaban: "Oda", "Tierra Desolada", "El Gran Ojo", "Para Ti… Fatalista", "Hoy", "Simplemente Dime" y "Frío Distante".

-¡Hola! – saludó Liliams al entrar en la habitación.

-¡Hola, cariño! -respondió él.
-¿Aún trabajando en tu libro? – preguntó ella al acercarse al escritorio.

-¡Sí! – respondió él mientras removía unas cuantas hojas- he decidido incluir algunos de mis poemas más recientes, creo que le darán el toque perfecto.

-Me parece maravilloso. Siempre te he dicho que tu trabajo es excelente.

-Lo sé. -Antony dejó las hojas a un lado para dedicarle una tierna mirada.
-Supongo que tardarás un poco más aquí – Liliams rodeó el pecho de su esposo con sus manos.

-Sí. Quiero terminar con la selección para luego iniciar con la transcripción. -Liliams depositó un corto beso en una de sus mejillas.

-¿Te sucede algo, cariño? – preguntó Antony.

-No. Estoy bien.

-¿Segura?

-Totalmente – sonrió ella.

Liliams acercó una silla y tomó asiento con la pierna cruzada, adoptando una postura elegante, similar a esas jóvenes que participan en los certámenes de belleza.

-Sebastián me comentó que esta tarde… vio nuevamente a Spaik entre los árboles, corriendo de un lado hacia otro hasta desaparecer – habló ella mientras se estremecía suavemente.

-Solo espero que no se adentre en el bosque. Puede ser peligroso. -Eso mismo se lo dije yo – Liliams lo miró- vea lo que vea o escuche lo que escuche por ningún motivo debe ir a ese lugar.

-Bien… cariño ¿Por qué no subes a descansar? Yo aún tengo cosas por hacer – pero al verla se dio cuenta de que en su mirada solo se reflejaba temor.
-Tienes razón ¡Te amo! – dijo ella mientras se levantaba para salir de la habitación.

-En realidad… ¡Vamos a dormir! – le dijo él mientras dejaba todo sobre el escritorio y se levantaba. Apagaron las luces y subieron al piso superior.

El sudor caía por su frente mientras sentía cómo su corazón golpeaba contra su garganta, colapsando por completo su aparato fonador y respiratorio.

Sin duda, la mente humana puede llegar a los límites del horror para producir las experiencias más aterradoras de la vida, y al darse cuenta de la realidad, ha sido solo un juego mental. Pero, esta vez, al igual que en sus otras experiencias, se equivocaba, ya que en ese momento estaba viviendo su verdadera realidad.

El gorgoteo se hacía más fuerte mientras se acercaba a la habitación. Ocultó su nariz bajo una de sus manos al no poder soportar aquella peste que se apoderaba de la habitación y, al ver el interior, pudo observar cómo el cuerpo ensangrentado de Spaik permanecía inmóvil sobre los pies de su hijo, quien se estremecía con gran fuerza mientras su rostro se tornaba de color negro y sus ojos perdían brillo.

-¡Ignacio! –gritó Antony con desesperación- ¡Ignacio… Ignacio… Liliams, llama una ambulancia, rápido!

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