Capítulo 20

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-Estamos viviendo en una época completamente diferente, donde los valores se han perdido y los padres ya no inculcan carácter en sus hijos. Piensan que la mejor manera de demostrarles amor es dándoles todo lo que desean y otorgándoles completa libertad.

- Eso es muy cierto - comentó Antony.

En ese momento, sonó el timbre, anunciando el fin del recreo.

- Bueno, es hora de atender a esos 'demonios' - dijo Rigoberto con una sonrisa.

- ¿Cómo te has sentido, Antony? - preguntó la profesora Anadelia mientras recogía un montón de exámenes para guardarlos en una carpeta.

- Me he sentido muy bien, gracias.

- Me alegra escuchar eso - le sonrió - Bien, ahora debo ir a mi salón. Nos vemos luego.

Después del mediodía, Antony se sentó frente a una computadora para buscar información sobre los terrenos en los que fue construida su casa y así tener una idea de lo que estaba sucediendo. Sin embargo, en cada página a la que ingresaba, solo encontraba información basura que no le llevaba a ninguna parte. Solo logró encontrar una reseña histórica sobre la inundación, la cual incluía algunos testimonios de personas que sobrevivieron a la catástrofe. También había una lista con los nombres de las personas desaparecidas, pero nada que indicara un contacto paranormal que estuviera relacionado con la realidad.

En ese momento, su celular sonó, sobresaltándolo un poco.

- ¿Diga?

- ¡Hola, papá! - escuchó la voz de Sebastián al otro lado de la línea.

- ¿Cómo estás, campeón? - lo saludó mientras comenzaba a cerrar las ventanas virtuales que había abierto.

- Estoy bien, pero... - hizo una pequeña pausa. Se escucharon unos pasos apresurados y una puerta cerrarse - Ignacio... bueno, él está actuando de manera muy extraña.

- ¿Extraña? - repitió sin entender - ¿A qué te refieres?

- Dice que vio a unas personas en la casa y no deja de llorar - susurró Sebastián para que solo su padre lo escuchara.

- ¿Unas personas? - se alarmó Antony, mientras su corazón comenzaba a latir con fuerza - ¡Explícate mejor, Sebas!

- Bueno... después de llegar de la escuela, nos fuimos a jugar en la computadora, pero después de unos minutos escuchamos un extraño sonido y Spaik comenzó a ladrar desesperadamente - en ese momento, Antony recordó al perro que no había visto desde hace unos días, ya que su hijo menor lo había dejado en casa del señor Jesús - entonces Ignacio comenzó a ver unas extrañas huellas por toda la habitación y al salir corriendo dijo que había personas caminando por toda la casa, personas con un aspecto horrible, como los muertos que salen en la serie The Walking Dead - el miedo volvió a invadir todo su cuerpo - al ver la actitud de Ignacio y de Spaik me asusté demasiado, así que saqué a Ignacio de allí. ¡No sé qué hacer papá y no logro calmarlo!

- ¿Dónde están ahora? - justo en ese momento, un extraño sonido se acercaba a él. Ahora, el miedo se había convertido en pánico - ¿Sebastián, dónde está Ignacio?

- Estamos encerrados en mi habitación. Yo estoy en el baño para evitar que él me escuche hablando contigo - respondió el chico con temor.

- Sebas, no quiero que salgan de la habitación. Trata de tranquilizar a tu hermano, pero no lo dejes solo - le ordenó su padre mientras miraba a su alrededor.

- ¡Está bien!

Antony salió apresuradamente de la oficina. Su corazón le provocaba una fuerte presión en el pecho mientras latía con fuerza. El sonido se hacía más fuerte, rápido y tenebroso. De repente, un desagradable olor a carne en descomposición se extendió por todo el pasillo, provocando que las puertas de los salones se cerraran de golpe. Antony observó la escena con ojos desorbitados, retrocedió unos pasos y se lanzó escaleras abajo.

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