Capítulo 37

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Mientras la abrazaba, se dio cuenta de que ahora había cosas que encajaban a la perfección. Solo necesitaba saber qué le había sucedido a Michelle para entender lo que estaba pasando con su hijo. Y solo necesitaba conocer el resto de la historia para comprender la relación que su familia tenía con esos eventos, los cuales, para él, no habían sido provocados por ellos, simplemente estaban relacionados con el hecho de vivir en esa casa y en esos terrenos.

"Todo encaja perfectamente", pensó.

"Bueno, no todo", rectificó rápidamente. "Se supone que estas cosas solo ocurren en el lugar de origen o al menos están relacionadas con un objeto poseído. ¿Cómo es posible que me hayan sucedido cosas en el colegio si está lejos de estos terrenos?"

"Temo por los chicos", dijo ella en un susurro. "Las cosas se están complicando cada vez más. Ya no tengo paz en esta casa."

Antony la miró con tristeza.

"Sería mejor que consideraras la propuesta de tu madre", le dijo.

Liliams lo miró impresionada.

"¿Estás hablando en serio?"

"Sí. No quiero que les pase nada. No me lo perdonaría nunca."

"Antony, nada de esto es culpa tuya", lo interrumpió rápidamente. "Tú no sabías nada de esto. Además, tomamos la decisión juntos. Te apoyé porque me pareció lo más correcto para todos. En ese momento no solo estaba pensando en ti, sino en todos los miembros de esta familia. Al pensar en el lugar y en las cosas que había escuchado sobre este pueblo, pensé que sería lo mejor para todos."

Ahora Antony mostraba una expresión de tranquilidad al escuchar las palabras de su esposa. Aunque sabía que no era cierto, lo apreciaba.

"Pero la verdad es que... el miedo que siento por todo esto no viene desde que llegamos a esta casa", confesó Liliams.

"¿Ah, no?"

"Viene desde el momento en que mi padre murió."

"Nunca hablas de él, cariño. No es necesario que lo hagas ahora", la consoló.

"Su muerte nos afectó mucho. Principalmente a mi madre, quien había dedicado gran parte de su vida a estar junto a él", Liliams hizo una pausa breve. "Antes vivíamos en un apartamento. Pero después de su muerte empezamos a sentir su presencia en cada rincón. Lo escuchábamos cuando salía de su habitación por las madrugadas. Cuando entraba a mi habitación para ver si estaba bien. Cuando iba al baño. E incluso lo sentíamos cuando entraba a la cocina mientras cocinábamos nosotras", las lágrimas volvieron a brotar.

"Cariño, no es necesario..."

"Pero con el paso de los meses se volvió posesivo. Cada vez que llegaba alguien a la casa, el apartamento se oscurecía, creando un ambiente pesado e incómodo. Y un día, cuando estábamos con mi tío, se enfureció tanto que arrojó a su propio hermano contra la pared y empezó a golpearlo. Fue horrible ver cómo un hombre era atacado por alguien que ya no estaba entre nosotros... y eso nos llevó a buscar una nueva casa y alejarnos de todo eso."

Antony guardó silencio.

"Y al llegar aquí y sentirme observada, me hizo recordar todo eso. Incluso llegué a pensar que era él."

Liliams contuvo el aliento pero finalmente continuó llorando. Antony simplemente la abrazó fuerte y sin soltarla.

"Realmente llegué a pensar... bueno, creí que era él realmente. Y no sabes cuánto me asustó esa idea. No quería volver a pasar por algo así ¡De verdad no quería! Yo fui quien más sufrió estas situaciones porque era su favorita pero cada noche sentía su presencia en mi cuarto más intensa y asfixiante... literalmente me asfixiaba... Antony yo era muy joven pero entendía perfectamente lo que pasaba y aunque mamá intentara ocultarlo diciendo que eran ataques de asma, yo sabía la verdad. Además, nunca he tenido asma en mi vida -guardó silencio- Fueron momentos extremadamente difíciles... traumáticos diría yo."

- "Ya basta, Liliams", dijo Antony con suavidad. "¡Es suficiente!"

- "Solo quiero que sepas el porqué de mis actitudes...", comenzó ella.

- "No es necesario. Lo entiendo a la perfección", la tranquilizó él.

- "Pero aquel día en el auto yo...", insistió ella.

- "Cariño, deja las cosas así. No te preocupes."

Por unos instantes reinó el silencio.

Entonces, Antony se sintió mal y abrumado por el recuerdo de su esposa. Ahora entendía todo a la perfección. Pero no dejaba de pensar en lo mal que lo había pasado después de la muerte de su padre y del trauma que todos esos eventos le tuvieron que haber causado, y lo peor de todo, el tener que cargar con recuerdos como esos y volver a vivirlos en el presente, pero esta vez con mayor intensidad, lo cual no era bueno para su esposa. Ahora solo les quedaba pedir a Dios que fuera compasivo con ellos.

- "Pero hay algo que tienes que entender: nada de lo que sucedió con tu padre fue tu culpa", habló él en un susurro. "Te expresas de una manera que da a entender que te echas la culpa de todo eso y no es así. Son cosas que suceden y tú no puedes controlarlas. Sé que fue difícil para ti y que todo lo que hemos estado viviendo lo es aún más pero debemos estar unidos para apoyarnos y enfrentar juntos las cosas que nos prepara el camino, y así superarlas como familia. No estás sola, nos tienes a nosotros ¿De acuerdo?"

Ella le sonrió.

- "¿A dónde irás?", preguntó al verlo caminar fuera de la habitación.

- "A traerte un vaso con agua. Un té o algo para que te relajes."

Liliams bebió con calma mientras trataba de relajarse y olvidar todos aquellos recuerdos.

- "Si me lo hubieras comentado antes, Liliams, se hubieran aclarado muchas cosas", le dijo Antony mientras se metía en la cama.

- "Lo intenté pero cada vez que nos ocurría algo más en esta casa el pánico se apoderaba de mí. Y aquel día en casa de Jesús, luego de enterarme de todo eso… una parte de mí se relajó al saber que no se trataba de mi padre, pero otra se aterró al darse cuenta de que una vez más era atacada por este tipo de eventos y más aún que los chicos están siendo afectados. No quiero que ellos crezcan con recuerdos así… recuerdos que los atormentarán por el resto de sus vidas. Y que nada bueno sacarán de ello."

- "Eso lo entiendo perfectamente. Yo tampoco deseo algo así. No me lo perdonaría."

- "Como te dije y como me has dicho, Antony. Nada de esto es tu culpa. Ni la mía. Solo… perdóname por mis actitudes y por darte a entender que todo lo vivido en esta casa es tu culpa. Perdón", dijo ella al encogerse de hombros.

- "No tengo nada que perdonarte, cariño", respondió él mientras acariciaba una de sus mejillas.

Ella dejó escapar una débil sonrisa.

Aquella noche durmieron abrazados. Y cuando Liliams despertaba con débiles espasmos, Antony la tranquilizaba inmediatamente hasta que se quedaba nuevamente dormida.

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