mangel.

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Acaricio el cabello de Carl lentamente escuchando su respiración tranquila, el sillón obtiene un peso más; Rick acaricia levemente mi hombro.

—Debes dormir —dice en un susurro para no despertar al menor —; has estado muy estresada últimamente.

—No tengo sueño —respondo viéndolo —, creo que es mejor que tú duermas un poco. Con el asunto del prisionero tiene tu cordura dependiendo de un hilo.

—No me lo recuerdes —larga una pequeña risita —, podemos charlar un momento creo que eso me relajaría más que dormir.

Asiento dándole permiso de continuar.

—Empecemos por algo sencillo; ¿que eras antes de esto? —pregunta.

—Militar —conteste recordando los viejos momentos que viví a lado de los idiotas que tengo conmigo. —pero creo que ahora sirvo más como sheriff del condado abandonado y habita por cosas muertas.

Rick con una sonrisa de lado me observó para después llevar su mano nuevamente a mi hombro acariciándolo, sus dedos trazaban pequeños círculos. Los cuales me parecían sumamente relajantes.

—¿Cómo puedo decirte que me haces feliz? —pregunta como si yo no estuviera presente adelante de él, dispuesta a contestarle se apresuró a hablar —; Cuando Lori me dijo que el bebe no era mío, sentí como mi mundo caía a mi alrededor. En el momento en que observe como Carl contigo reía y sonreía de verdad no pude quitar mi vista de ti. Y sin querer ahora me encuentro aquí, anhelando por ti. 

Con una sonrisa en mi rostro, él se inclinó hacia mí para poder besar lentamente mis labios. Sin embargo las caricias que estaba provocando en mi hombro cambiaron de dirección hacia mi cintura.

—Te espero en el cuarto —susurra sobre mis labios provocando un escalofrío en toda mi espina dorsal.

—Esta Carl. —respondí costosamente.
—¿Quién dijo que no hablaba sobre dormir? —pregunta divertido.

Será cabrón.

Sin más pasó un brazo suyo por la espalda de Carl y otro por debajo de sus rodillas para poder subir las escaleras a la habitación donde Hershel le había asignado.


Solté un suspiro para poder caminar fuera de la casa, un poco afligida me senté en el pórtico observando cómo Dale estaba haciendo guardia junto al cazador.

—Hola —saluda Miguel sentándose a mi lado.

—Hola —respondo.

Sin decir nada llevo su mano a su bolsillo sacando un objeto redondo para después extenderlo hacia mi, un poco dudosa lo tome entre mis manos.

Abriéndolo lentamente, era un reloj de bolsillo pero en la parte de la tapa se encontraba una fotografía de los tres, estábamos en aquel viejo departamento, se podían notar como cajas de pizzas estaban regadas por el suelo a la par que entre mis manos sostenía el mando de la Xbox. Miguel se mantenía con sus típicos lentos que lo hacían lucir ridículos. Rubén tenía unos cascos en sus orejas a la par que abría la boca como si estuviera sorprendido.

—Gracias —agradezco en un susurro para cerrar la tapa y guardarlo en mi bolsillo.

—Mejores Amigos ¿recuerdas?
—Claro, Mangel —respondo haciendo que frunza su ceño —, Es una combinación con tus dos nombres.

Divertido el ríe; —Me gusta.

Ambos nos quedamos observando el cielo estrellado. Todo parecía tan perfecto como si estuviéramos en un día de campo.

Solo que un grito desgarrador se hizo presente; haciendo que olvidara esa pequeña idea.

模糊Where stories live. Discover now