needle.

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—Bien señorita Albernathy, necesito que me diga si a sentido otros síntomas secundarios los cuales son: comezón, alergias que no padecía antes, cosas extrañas en su cuerpo —indica la doctora que se encuentra atrás de aquella jaula de cristal, está al notar que no respondía se acomodó la máscara de Gas que trae en el rostro —Señorita Prospero, esto es importante para poder anotarlo en su rendimiento.

—El perro —conteste provocando que aquella doctora me diera un rostro confundido. —Escucho como ladra un perro por las noches...


La doctora sorprendida tiro todos los papeles que se encontraban en sus manos para después salir corriendo del lugar.



—No —grito a todo pulmón con desesperación, alzando su arma otorgó el primer disparo.


Sorprendida por aquello, note como Albert con una sonrisa en su rostro desenfundó su arma a la par que le apuntaba a Rick; aventando al líder al suelo la bala rozó por mi pierna provocando que cayera ahora herida a lado del shérif.

Rick tomando mi cintura comenzó a arrastrarse junto a mí por el suelo, esquivando con suerte las balas, me tomo con fuerza de la cadera para poder recargarme en un camión que se encontraba volcado en el patio de la prision.

—Estarás bien, la bala solamente rozó, estarás bien. —informa a la par que hace presión en la herida


—Escúchame —lo llame entre jadeos —Tengo ir tras Albert, ve por Carl y mantente cerca de él.


Rick entregándome su revolver beso mis labios con desesperación, ambos tomando nuestros respectivos caminos diferentes; con la mirada comencé a buscar a aquel hombre que por mi mala suerte se encontraba disparando sin intención de detenerse hacia la prision, ambos encontrándonos con las mirada, tiro el arma que se encontraba en sus manos para después caminar lentamente hacia mi.




—¿Alice Albernathy?—pregunta un hombre acercándose al vidrio, asentí en respuesta — La Doctora me contó sobre que escucha un perro.

¿Eso es malo? —cuestione tallando mis ojos. —¿Son efectos secundarios?

—Creo que es más haya de eso señorita. El perro del cual está hablando se encuentra a seis habitaciones de la suya, es imposible que pueda escucharlo.—aclara si garganta—es imposible escucharlo, si es un humano normal.



Alzando mi pierna empuje una bandeja de cuchillos que se encontraba en unas de las mesas cercanas a nosotros, sin embargo, solamente Albert ladea la cabeza un poco para poder esquivarlos.




¿Qué soy ahora en estos momentos? —pregunte apoyándome en el vidrio.

—Definámoslo como un fallo, un prototipo. Es un proyecto a lo que tratamos de hacer.








—¡Rick!


Aquel nombre acompañado de un grito desgarrador hizo que girará para notar que el gobernador se encontraba arriba del líder asfixiándolo.

Dispuesta a correr hacia él, di un paso hacia adelante, sin embargo en menos de un segundo tenía a Albert enterrando una aguja en mi cuello.


—Esto es de mi propiedad—declara con los dientes apretados; en el momento de retirar la aguja mi cuello por sí solo se cerró provocando que el aire no llegará a mis pulmones.



Llevando mis manos a esta parte de mi cuerpo, me deje caer de rodillas. Cada vez que trataba de jalar aire era incluso más difícil que la vez anterior; —Ya no eres tan especial señorita Prospero—añade comenzando a caminar.



Al parecer su sangre tiene una especie de anticuerpos que la ayudan a resistir todas estas cosas que estamos probando en usted; llámelo como un escudo. Es especial señorita Prospero, usted es única entre miles y me alegro tenerla en estos mismos momentos —añade —Mi nombre es Albert. Usted y yo seremos grandes personas en el futuro.




Mis oídos dejaron de funcionar, aún viendo las cosas una vista nublada, mi nombre era gritado con desenfreno, alce mi mirada notando como a la lejanía Albert comenzaba a alejarse de la guerra que había iniciado. Levantándome con cuidado —ya que mis piernas temblaban— tratando de correr hacia Albert con la fuerza que me daba el Virus algo sucedió.




Mi cuerpo no respondía a las ordenas que le daba.





—¿Proyecto? —cuestione—Solo soy un objeto de prueba; se supone que debería salir en una semana de aquí.

—Eso a cambiado señorita Prospero. Usted se quedará más tiempo de lo esperado, aunque por lo visto debería dejarle de llamarle así —acercándose a una lista que colgaba aún lado de la puerta— Alice es tu nombre, bueno Proyecto Alice a partir de ahora nosotros cambiaremos el mundo.








El Virus-T ya no estaba en mi.

模糊حيث تعيش القصص. اكتشف الآن