hope.

2.7K 204 8
                                    

rick.♢




El nombre que siempre recordaré será; Albert. Aquel hombre que se mantenía enterrando algo en su delicado cuello, sin importar que la sangre del gobernador cayera en mi rostro, no despegue mi mirada de aquella escena.




Alice llevó sus manos a su cuello como si algo estuviera en ellos, y dejándose caer de rodillas comenzó a retorcerse de dolor.
Llamándola en un giro esta se mantenía con la boca entreabierta, como si buscara aire.


Michonne ayudándome a lamentarme esta me dio tomo de los hombros; —¡Tenemos que irnos! —exclamó. Asintiendo costosamente ante ello, la morena se encargaba en matar a los caminantes que se acercaban a nosotros.


—¡Carl! —grite, comenzando a girar a todos lados en busca de mi hijo.


Dispuesto a dar un paso enfrente, el suelo se movió a la vez que un sonido sumamente fuerte resonó por todo el lugar; —¡Carl! —lo volví a llamar una vez más.


Girándome note que la morena que hace momentos me protegía ya no se encontraba en el lugar, estaba completamente solo. Por inercia comencé a caminar hacia dónde se escuchó aquel sonido, notando que Carl salía del otro lado de la prisión.


Este alzando la mirada noto como caminaba hacia él y ahorrando el costoso trabajo corrió hacia mí para envolverme en un fuerte abrazo.

—Estas bien, papá—dice apegándome más a él.



Carl separándose de mi, observó fijamente hacia el suelo. Enarcando una ceja me guíe con su mirada notando que algo con brillo sobresalía del suelo.


Ambos caminando hacia aquel objeto notamos un cuerpo completamente quemado, flexionando mis rodillas tome aquel objeto que se encontraba a lado del cuerpo.




Nuestro Anillo de Compromiso.

—No, no—repetí en susurros.

Alce mi mirada notando que Carl con un rostro serio negaba a con la cabeza, pero, un caminante que se acercaba a nosotros comenzó a gruñir y Carl aventando toda su cordura comenzó a jalar del gatillo repetidamente.




El caminante murió al primer disparo sin embargo Carl seguía jalando del gatillo, aunque de este ya no salieran más balas.


Abrazándolo por la espalda, este comenzó a llorar. —Tenemos que seguir —indique comenzando jalarlo para poder comenzar a caminar.



A una distancia apropiada, Carl quiso voltear pero tomando su mentón lo detuve; —No mires atrás—pedí entre quejidos



Carl asintiendo costosamente continuo nuestro camino, pero aunque trataba de excusarse con el sombrero podía notar que todavía lagrimas bajaban por sus ojos.



—Estaremos bien —asegure sin embargo este solamente se zafó de mí para poder comenzar a caminar con más prisa— ¡no puedo ir demasiado rápido!




Haciéndose de los odios sordos, siguió su camino.

模糊Where stories live. Discover now