11-Paz

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Antes que lean el capitulo ¡quería darles las gracias! Ya llegamos a 1k. Muchas gracias por su apoyo.

Ahora sin mas les dejo el cap.

***

Jamie's POV:

Habían pasado un par de días desde que Aaron me sacó de clase y tuve mi pequeño ataque de vómito verbal. Aparentemente, finalmente se dio por vencido y no ha vuelto a molestarne. Ni siquiera ha venido a buscarme. Realmente no esperaba que despareciera del todo, pero esto era lo que yo quería, ¿no?

Estaba almorzando con Lenna y con Sav. Hablábamos de cosas banales.

—Y por estoy de acuerdo con que deberíamos volver a ver caricaturas —dijo Lenna firme.

Yo reí. No sé en que momento empezamos a hablar de este tema.

—Cambiando de tema —dijo Savannah —quería pedirles el favor que la próxima semana se pasaran por la galería de arte de New Jersey y contemplaran mis trabajos —dijo ella orgullosa de sí misma.

—Sav, es obvio que ahí estaremos —dije apoyándola.

—¿Dónde estaremos? —preguntó una tediosa pero conocida voz a mis espaldas.

Rodé mis ojos y suspiré. Mi racha de buena suerte y paz mental había llegado a su fin.

Aaron se sentó junto a mí.

—No estaba hablando contigo —dije con desdén.

—¿Por qué siempre tan agresiva? —me preguntó Aaron levantando una ceja —aunque no lo cambies, me agrada —dijo en un tono pícaro.

Lenna rió por lo bajo junto con Savannah. Yo me ruboricé por completo.

—¿Que no te quedó claro el otro día que no estoy interesada en ti? —le pregunté cansada de este tire y afloje.

—Me quedó muy claro —dijo con seriedad.

Suspiré.

—¿Entonces qué haces aquí? —pregunté prácticamente echándolo de la mesa.

—¿Ya no puedo sentarme a charlar con una amiga? —dijo él sonriente.

¿Amiga? qué chiste más estúpido.

—Yo no soy tu amiga —dije fría.

—¿Ah no? —preguntó Aaron desilusionado.

Yo negué con mi cabeza.

—¿Por qué no?

Ni yo sabía la respuesta a esa pregunta.

—No lo se —dije sincera.

—Entonces seamos amigos —ofreció Aaron entusiasmado.

Era obvio que esta era otra de sus tácticas para seducirme, pero debía admitir que en el fondo, la situación me divertía un poco. Siempre y cuando yo conociera y mantuviera mis límites. Aaron era inofensivo y era guapo, así que, ¿por qué no? Así al menos ya no discutiríamos como perros y gatos.

—¿Solo amigos? —pregunté cediendo.

—Si tú quieres podemos ser algo más —dijo coqueto.

—¡Aaron!, no lo eches a perder -amenacé.

—Bien, bien, lo siento —dijo en señal de rendición —solo amigos.

—¿Sin coqueteos?

Aaron tardó unos segundos antes de responder.

Dile adiós a la inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora