40-Salud.

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Aaron's POV:

—¿Qué haces aquí? —preguntó Jamie con la voz entrecortada.

La examiné unos segundos y se me encogió el corazón. Se veía tan frágil, tan débil, tan vulnerable. Sus ojos estaban casi transparentes, ella estaba tan pálida como la nieve, verla así me revolvió completamente.   

Ella aún me miraba expectante.

—Vine por ti —dije lo más firme posible.

Ella respiró hondo como si le costara hablar.

—¿Cómo supiste que me encontraba así? —me cuestionó ella.

—Tu compañera de habitación me llamó —le expliqué.

Ella asintió levemente y luego escondió su rostro entre sus manos

—No quiero que me veas así —gimió ella.

Yo suspiré pesadamente.

—Tonterías —dije resoplando.

Me puse a su altura y comencé a ayudarla para que se levantara, ella se quedó inmóvil unos segundos y luego sin protestar aceptó mi ayuda. Cuando ella ya se encontraba de pie, se acercó al lavabo y cepillo sus dientes. Con dificultad ella se sostenía del lavabo. Me acerqué a ella y pasé su brazo sobre mis hombros para ayudarla a caminar. Podía percibir que su respiración era entrecortada, el calor que emanaba su cuerpo probablemente era por la fiebre. Ninguno decía absolutamente nada, simplemente caminábamos hacia mi auto. Llegamos a este y con suma delicadeza, la ayudé a sentarse en el asiento del copiloto. Luego de ingresar al vehículo emprendí rumbo hacia el hospital.

(...)

En el trayecto hacia el hospital, Jamie se quedo dormida. Mientras ella dormía mi cabeza no dejaba de torturarme con una pregunta...

¿Por qué ella no me llamó?

Yo sé que estabamos mal, pero ella debería saber que no importa que, siempre estaré ahí para ella.

Al entrar al hospital, una enfermera la vio, la sentó en una silla de ruedas e inmediatamente se la llevaron para examinarla. Aunque no lo pareciera estaba preocupado, no me gustaba verla así, yo la amaba y verla en ese estado, era estremecedor. Esta sería una larga noche.

(...)

Hace una hora se habían llevado a Jamie, estaba tremendamente nervioso. ¡Joder! ¿Por qué no me decían nada? Golpeteaba el suelo con mi pie en señal de impaciencia y nerviosismo.

Finalmente una doctora apareció.

—¿Familiares de Jamie Donovan? —preguntó ella mientras recorría con la mirada la sala de espera.

Inmediatamente me puse de pie y me acerqué a ella.

—¿Se encuentra ella bien? —pregunté nervioso. Esta escena me recordaba la vez que Jamie se desmayó.

La doctora exhaló.

—Sí —dijo ella devolviendo el aire a mis pulmones —solo tiene un cuadro viral, se tratará con un par de medicamentos —dijo ella restándole importancia —pero hay algo que me inquieta.

Nuevamente los nervios crecían en mi interior.

—¿Qué sucede? —cuestioné impaciente.

—Ella no ha estado comiendo, ni durmiendo bien y eso la está afectando, se encuentra bastante deshidratada —me informó la doctora.

Yo asentí.

—Lo que sucede es que ella suele estar muy ocupada, es estudiante de medicina —dije excusando a Jamie.

Dile adiós a la inocenciaWhere stories live. Discover now