Dile adiós a la inocencia

34-Valiente.

Jamie's POV:

Después de haber parado de llorar y de tomar agua con azúcar —mi madre solía decir que eso quitaba la tristeza— estábamos sentados en el sofá, Aaron hablando y yo escuchando.

—Luego del accidente, nuestra tía Amelia se convirtió en la tutora legal de Sammy, pero, como yo ya era mayor de edad cuando todo ocurrió, ella no quedó a cargo mío —yo asentía, estando atenta a todos y cada uno de los detalles de su relato —Tú la conociste el día de mi graduación.

Ahora todo tenía sentido. Por eso, el día que la conocí, pensé que no se parecía mucho a Aaron, porque no era su madre realmente, era su tía.

—Oh si —dije sonriente —es una mujer muy agradable —dije sincera.

Aaron correspondió mi sonrisa.

Yo lo miré expectante para que continuara su relato.

—Luego de unos días y del funeral, vino la repartición de bienes —Aaron hizo una pausa y trago hondo —Todo el dinero de mis padres iba dirigido para mi hermana y para mí. El departamento estaba a nombre mío y el vehículo de papá también. Por otro lado, Sammy se quedó con la casa y el auto de mamá. Al parecer, ellos ya tenían todo previsto —Aaron aminoró la velocidad con la que hablaba y luego se quedó en completo silencio.

Esto era un indicador de que lo que venia era igual de trágico que lo anterior.

—Si no quier...

Aaron me interrumpió.

—Te dije que te diría toda la verdad y lo haré —dijo él serio, yo asentí. Él respiro profundo y continuó con el relato —Al principio, todo marchaba aparentemente bien. Sammy parecía manejar la situación bastante bien, el dinero era suficiente y la constructora estaba siendo dirigida por la mano derecha de mi padre, mientras que yo terminaba la universidad —nuevamente él hizo una pausa. Era evidente que el tema era bastante difícil para él —pero, aunque todo marchara de acuerdo al plan, yo no estaba bien. Ni siquiera un poco. El día que recibí la llamada que me informó acerca de la muerte de mis padres, una parte de mí, murió con ellos ese día —su mirada estaba fija en un lugar cualquiera de la habitación, como si reviviera otra vez ese momento en su cabeza —Intenté llevar las cosas con normalidad, pero no pude. Nunca se está lo suficientemente preparado para la perdida de un ser querido. Fue entonces, cuando comencé a buscar refugio en cosas que no debí. Antes del accidente, era un chico un tanto capullo, que de vez en cuando, sobrepasaba los límites, pero después del accidente, el límite simplemente desapareció. El alcohol, el sexo y las drogas se convirtieron así, en mi ruta de escape. Y —yo, yo simplemente quería dejar de sentir tanto dolor. Y fue ahí, cuando todo se complicó mucho más de lo que ya estaba. Mi tía al ver que estaba tirando a la basura la herencia de mis padres, contrató a un abogado, el cual encontró una clausula en el testamento, que decía que si el dinero de la herencia estaba siendo malgastado, debía entonces, donarse a la caridad o que el tutor o tutora legal de mi hermana o mío, debía quedarse con el dinero, mientras se solucionaba la situación. Fue así, como la tía Amelia, se encargó por completo de la herencia, cortándome mi flujo dinero, que me permitía acceder a todos y a cada uno de mis vicios. Preso de la desesperación, comencé a apostar el poco dinero que me quedaba, en casinos de dudosa reputación, con la idea de poder invertir mis ganancias en todo lo que ya te he mencionado. Al principio, las apuestas iban bien, ganaba lo suficiente para mantenerme, pero, eventualmente, comencé a perder y a perder, llenándome así, de deuda, tras deuda. A la gente que le debía dinero, era gente peligrosa, que comenzó a amenazarme con hacerme daño, si no les pagaba lo que les debía. Primero pensé que no hablaban en serio, hasta que un día, me esperaron afuera de la universidad y me dieron la paliza de mi vida. Había quedado medio muerto. Pero entonces, en la sala de urgencia, me crucé con Richard, un antiguo amigo de mis padres, el padre de Evangeline. Él al verme así, en ese estado tan deplorable, me ofreció su ayuda. Me dijo que pagaría todas mis deudas, si yo me comprometía a enderezar mi vida. Desesperado y al borde de la muerte, acepté. No fue fácil. La tía Amelia tuvo que llevarme con al psicólogo para que recibiera la ayuda que yo necesitaba. Me resistí. Mucho. Tal vez una parte de mi, no quería sanar, porque sentía que si lo hacía, estaría siguiendo con mi vida, olvidándome de ellos, de mis padres. Pero, después de meses de arduo trabajo, logré encaminarme en el camino correcto. Por esa razón, conseguí un trabajo en el club. Para poder pagarle el dinero de mis deudas a Richard, el hombre que había salvado mi vida. Y es por eso, que Evangeline estaba aquí el día de hoy. Le estaba entregando el dinero de la última cuota del pago de mi deuda. Y sí, finalmente pude salir adelante y dejar de lado ese camino de autodestrucción, pero créeme Jamie, cuando te digo que jamás volví a ser el mismo.

Yo acaricié su rostro. Era demasiada información para procesar. Eso explicaba el comportamiento errático de Aaron. El porqué era un capullo con las chicas. Esto lo explicaba todo. Me sentía tan mal por él. Quería tener la capacidad de borrar todo el dolor y sufrimiento por el que él había atravesado. Pero no podía.

—Eres la persona más valiente que conozco —dije sonriendo de oreja a oreja.

Aaron frunció el ceño.

—¿Valiente? —preguntó él confundido.

—Sí —dije asintiendo —pasaste por el mismísimo infierno y aún así, sigues de pie —dije mirándolo a los ojos.

Un destello brilló en sus ojos azules pero luego, este, se apagó.

—Jamie, no te engañes —dijo él negando con la cabeza —el accidente sacó lo peor de mí, yo... yo bebía todo el tiempo, me acostaba con chicas al azar, yo solía pelear con todo y con todos, yo me comporté como todo un cobarde —dijo él tratando de convencerme de que él era no era lo que yo creía.

—Tú eres bueno-dije firme.

Aaron río cínicamente.

—No lo soy y si no te dije la verdad antes fue porque no quería contaminarte con la mierda de mi vida —dijo él apretando la mandíbula.

Yo negué con mi cabeza.

—Aaron —dije tomando su rostro entre mis manos —cuando se ama a alguien, se le ama por completo, no solo lo bueno, también lo malo... y yo amo todo de ti —esto era lo más serio que le había dicho a alguien en mi vida.

Aaron esbozó una sonrisa debíl.

—Pero eso no cambia la mierda que fue mi vida —dijo él borrando su sonrisa.

Yo negué frenéticamente con mi cabeza.

—¡Tu vida no es una mierda! —le dije —grité para que reaccionara.

Él sonrió amargamente.

—Ahora que estas en ella ya no lo es —dijo él jugando con un mechón de mi cabello, él suspiró —antes solía pensar ¿qué había hecho para merecer esto? no entendía por qué toda esa mierda me sucedía a mí, pero cuando te conocí, entendí el significado de esa frase... —Aaron fijó sus ojos en los míos —¿Qué he hecho para merecerte? —yo mordí mi labio inferior nerviosa. Aaron sonrió de lado, por primera vez desde que habíamos iniciado esta conversación.

Yo me estremecí ante sus palabras. Finalmente el hielo se había derretido.

—Yo soy la que debe preguntarse, ¿qué hice para merecerte? —dije observándolo con todo mi amor.

~•~

Aaron's POV:

Se sentía tan bien confesar toda la verdad, me sentía libre. Ahora, ella lo sabía todo de mí. Y aún así, se había quedado junto a mí. La amaba con cada partícula de mi ser. Después de esto, las cosas no serían iguales entre ella y yo. Lo único que nos apartaba era mi pasado, pero eso ya no sería un impedimento. Ahora, estaba completamente ligado a Jamie Donovan.

Luego de que ambos lloráramos un poco más, decidí aligerar el ambiente, contándole a Jamie, anécdotas de mi vida antes del accidente.

—Mi padre siempre me apoyaba en todo, él era mi mejor amigo —hice una pausa para impedir que otra lágrima se derramara —y mi madre... ella, ella lo era todo —dije con la mirada perdida recordando los momentos vividos con ella —de hecho, mi comida favorita sigue siendo su pastel de chocolate —dije riendo levemente.

Jamie me devolvió la sonrisa y me abrazó.

Definitivamente, esta chica era lo mejor que me había sucedido en años. En toda la vida.

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