42-Eternamente.

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Jamie's POV:

—¿A dónde vamos? —le pregunté como una niña pequeña a Aaron.

—Hacia la diversión —dijo Aaron sonriente, evadiendo mi pregunta.

Ambos íbamos en su auto, yendo a un lugar desconocido, para mí al menos.

Me sentía feliz. Durante esas semanas que estuve sin Aaron, me di cuenta lo miserable que podría ser la vida sin él.

(...)

Llevábamos una hora de recorrido, el sol estaba dándonos un espectáculo antes de desaparecer y darle paso a la noche.

—¿Estamos cerca? —le pregunté curiosa a Aaron.

—Sí.

Sonreí.

La verdad no me importaba a donde fuéramos, siempre y cuando estuviéramos juntos.

—¿Ya mencioné que ese vestido te queda espectacular? —dijo Aaron coqueto mientras miraba de soslayo mis piernas descubiertas.

Me sonrojé instantáneamente.

—Gracias —dije mordiendo mi labio inferior nerviosa.

Aaron sonrió complacido.

Fijé mi vista en el paisaje y pude notar que alrededor nuestro solo se encontraban árboles y grandes pastizales.

Finalmente Aaron comenzó a detener el vehículo.

—Hemos llegado —anunció Aaron. Sonreí de oreja a oreja —hemos llegado a la mitad del recorrido —me informó Aaron riendo.

Lo fulminé con la mirada y luego ambos descendimos de el vehículo.

Aaron se dirigió a la parte trasera de su carro y sacó de la cajuela una canasta y un pequeño estéreo. Por mi parte, tomé el estéreo en mis manos para ayudarlo.

Me tomó unos breves segundos deducir qué haríamos.

—¿Haremos un picnic, cierto? —pregunté emocionada.

—Por supuesto Sherlock —dijo Aaron burlándose de mí.

Le miré mal unos segundos y luego reí.

Aaron se acercó a mi y besó mi frente. Tenía que admitirlo, este gesto me enloqueció.

—En unos quince minutos apróximadamente llegaremos a nuestro destino —me informó Aaron mientras tomaba mi mano.

Y así, tomados de la mano comenzamos a caminar por el pastizal.

(...)

—Oh, Dios mío —exclamé sorprendida al ver lo magnífico de este lugar.

El césped era de un verde intenso. El cielo se sentía tan cerca a la tierra. El sol se posaba cálidamente sobre la copa de los árboles. Era un lugar tan único, tan idílico, tan celestial.

—Preguntaré lo que es obvio amorcito, ¿te gusta el lugar? —preguntó Aaron susurrando en mi oído.

—Me gustas tú —dije dando media vuelta quedando mi rostro a escasos centímetros del suyo.

Dile adiós a la inocenciaWhere stories live. Discover now