Dile adiós a la inocencia

25-Medicina.

Jamie's POV:

—¿Hola? —dije al contestar mi móvil.

—Hola hija, que grato es escuchar tu voz —dijo mamá, del otro lado del teléfono.

Yo solía comunicarme seguido con mis padres, pero con todo lo ocurrido en las últimas semanas, casi no habia tenido el tiempo para ponerlos al tanto de lo que sucedía conmigo.

—Hola mamá —dije alegre.

—¿Cómo has estado? —preguntó ella.

—Muy bien, ¿y ustedes?

—Todo en orden —dijo ella un tanto seria.

Uh  Oh.

—¿Algo anda mal? —dije algo preocupada.

Ella se quedó en silencio unos segundos.

—La verdad sí Jamie —ella hizo una pausa, que simplemente le agregó mas dramatismo al asunto —tus calificaciones han descendido notablemente —dijo ella con algo decepción en el tono de su voz.

—¿Mis qué? —pregunté confundida.

—Me oiste bien, tus calificaciones —reiteró ella.

La verdad es que sí habían descendido últimamante, pero con todo lo que ha sucedido en estos últimos días, estudiar ya no era lo único importante en mi vida. Por otro lado, para mis padres, especialmente para mamá, mi estudio era y debía ser mi única prioridad. Para ella había sido todo un sueño que su hija lograra ingresar a la escuela de medicina, y bajo ninguna circunstancia, ella planeaba no cumplir ese sueño.

—¿Y cómo averiguaste mis calificaciones? —pregunté intentando desviar el tema.

—Simplemente copié el número de tu identificación en el sitio web para estudiantes de tu universidad y el resto fue historia.

—¿Si sabes que eso es ilegal, cierto?

—Lo sé —dijo ella restándole importancia —pero aquí lo que realmente importa, es el hecho de que has descuidado a tus estudios —me reprendió ella.

—Lo sé, pero no he suspendido en ninguna materia —dije para justificarme.

Ella suspiró pesadamente.

—Jamie, sabes todo lo que sacrificaste para ingresar a la escuela de medicina. Ese siempre ha sido nuestro sueño, me dolería mucho que echaras todo por la borda —dijo ella firme.

En algo ella tenía razon, ese siempre había sido su sueño.

(...)

—¡Listo!, ya despejé la X —dijo Aaron emocionado.

Aaron y yo nos encontrábamos en la biblioteca de la Universidad estudiando, o bueno, eso intentábamos.

Hace tres días había sido la dichosa competencia, yo me había hecho la ilusión de ganar pero, aparentemente la otra pareja, había sido mejor que nosotros, así que ellos habían sido los ganadores.

Y sí, me sentí terriblemente decepcionada, especialmente por todo el esfuerzo que Aaron y yo habíamos invertido en esa competencia. No ganar se sintió feo, pero por otro lado, se sintió gratamente liberador el hecho de que pude danzar en frente de un público sin entrar en pánico. La primera vez que lo intenté, fue en casa, en Carolina del Sur en un show de talentos de mi escuela. Eso salió terrible. Pero en este caso, las cosas salieron sorprendentemente bien y eso se lo debía a Aaron. Su compañía en el escenario realmente me ayudó a superar mi pequeño trauma.