Dile adiós a la inocencia

56-Despedida.

Jamie's POV:

-Pásame la sal, Jamie-dijo mamá mientras picaba con gran insistencia una zanahoria.

Como si de un trance se tratase, tomé la sal entre mis dedos.

Estaba de vuelta en Fairfax para las festividades-navidad, año nuevo-Aprovecharía mi visita para comunicarles a mis padres que me marcharía a Paris,. Si, la decisión ya estaba tomada. En cuanto la carta del Institut De Danse De Paris, cayó del armario, supe cual era mi decisión, después de lo sucedido con Aaron, ya nada me ataba aquí. Ya estaba acostumbrada a vivir lejos de casa, la medicina ya no era mi sueño y Aaron ya no me amaba (Y no lo decía solo por el hecho de que hubiera tenido una aventura con Margarita, sino porque después de irme de su oficina, no volví a saber de él, no hubo visitas sorpresa, ni regalos carísimos, ni ramos gigantes de flores, ni cajas de chocolates, ni llamadas, ni mensajes. Simplemente, él dejó de formar parte de mi vida y esa era una realidad en la que no quería existir), lo pensé durante toda la noche y di varias vueltas en la cama y me decidí, irme sería lo mejor para mi corazón. Cuando quisiese volver a casa, trabajaría medio tiempo para obtener el dinero para los tiquetes de avión, aprendería francés en una escuela económica, vería a mis amigas por Skype y con el tiempo superaría a Aaron, no lo olvidaría, pues eso me sería imposible, sería como pedirle al sol que dejara de brillar, algo totalmente imposible e inconcebible. No  saben cuanto desearía volver el tiempo atrás y congelar  el momento exacto en que fui suyapor primera vez y vivir en ese recuerdo eternamente. Ese era el mejor  recuerdo que tenía y desearía revivirlo una y otra vez,  congelar su sonrisa y tatuarla en mi memoria y poder ver por última vez aquellos ojos azules que me llevaron al paraiso.

-Mamá... -dije vacilante.

-¿Si? –preguntó ella sin dejar de picar la zanahoria.

Respiré profundo y me armé de valor. Mi madre era una buena mujer, pero yo sabía que no le caería en gracia el hecho de que abandonara a la medicina.

-Dejaré la universidad-solté de golpe.

Mi madre dejo de picar la zanahoria, respiró profundo, se dio media vuelta y me miró como si me hubiera vuelto loca, y en efecto, era muy probable que yo hubiera perdido la razón.

-¿Qué dijiste Jamie? –musitó ella.

Esta era la calma antes de la tormenta.

-Dije que dejaría la universidad-hice una pausa para ser prudente-gané una beca en una prestigiosa academia de baile en... Paris.

Mi madre abrió sus ojos como platos y luego respiró con fuerza, cual dragón.

-¿Me estás diciendo que abandonaras una prometedora carrera como doctora para irte a revolotear por ahí? –dijo ella con desdén.

-No puedo creer que hayas dicho eso-dije herida.

Al parecer, las personas que más quería, estaban empeñadas en lastimarme.

-Y yo no puedo creer la locura que vas a cometer-dijo ella sin dar el brazo a torcer.

Parpadeé varias veces para evitar que las lágrimas se derramaran, estaba cansada de llorar.

-Mamá, no es una locura hacer lo que quiero por primera vez en mi vida-dije con firmeza.

Mi madre negó con su cabeza.

-¿ Y cómo piensas mantenerte en Paris? ¿Dónde vivirás? Ni siquiera hablas el idioma –inquirió ella.

Yo suspiré con frustración.

-Ya tengo todo resuelto-dije con mi semblante serio.

Mi madre asintió no muy convencida.

-Al fin y al cabo es tu vida y puedes hacer con ella lo que te plazca-sentenció ella antes de darse media vuelta y continuar picando la zanahoria.