Capítulo veintiséis

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DONDE COMIENZA EL CAOS▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

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DONDE COMIENZA EL CAOS
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Bajaba la escalera en silencio, con cuidado de no patinar y caer rodando hasta desnucarse. Cargaba una piedra de luz mágica en la mano, una que Kaleem le obsequió cuando lo equipó con lo fundamental: daga, cuchillos serafín, sensor, entre otras cosas indispensables para un cazador de sombras. La utilizaba para iluminar el estrecho camino por el que decencia hacia la cripta. No llegó a contar la cantidad de escalones que bajó, si podía decir que eran muchos y que cuanto más bajaba más helado se volvía el ambiente. Captó una luz al final y poco a poco oyó voces, empujó la puerta ya entreabierta e ingresó. La cripta era un cuarto espacioso, con herramientas colgando en las paredes e iluminado con luz mágica como el resto de las habitaciones del edificio. Arthur Blackthorn estaba allí juntó a Kaleem, observando como el gran brujo de Londres, Ragnor Fell, hacia su trabajo abriendo un portal para ellos. Ragnor tenía la piel verde, el cabello blanco, carente de melanina, y dos cuernos que le sobresalían por la frente.

Una belleza extraña, pensó Ezra cuando lo vio por primera vez.

—Querido —llamó Arthur a Kaleem, alejándose un poco para mantener una conversación privada, no lo suficientemente lejos porque Ezra desde su rincón podía oírlos—. ¿Qué sucede? ¿A qué se debe tu actitud?

Arthur era un tipo raro. Aparentaba mucho más de la edad que tenía, pues según Kaleem, tuvo una vida dura al igual que su hermano Andrew y, a causa de dichas cicatrices, se mantenían distanciados, uno en Los Ángeles y otro en Londres. Arthur prefería pasar el tiempo encerrado, dedicándole su tiempo al estudio y conocimiento de diferentes mitologías.

—Se suponía que no iría conmigo —respondió Kaleem, en voz baja.

—Comprendo que estés asustado, entiendo que no tengas idea de que los espera en Nueva York, hablamos de Valentine Morgenstern, ese hombre es una bomba de tiempo y puede estallar en cualquier momento. Ezra se me hace un joven valiente, que por lo que pude observar se preocupa por los demás sin ver las consecuencias —dijo e hizo una pausa para analizarlo—. Te conozco, no trates de protegerlo más de la cuenta, deja que cometa errores, aprenderá de ellos y, sobre todas las cosas, deja que él también te proteja a ti. Si luchan juntos, obtendrán resultados positivos.

—Está listo —anunció Ragnor y Ezra dio un respingó al escuchar su voz.

—Muchas gracias, Ragnor —agradeció Kaleem, tan cortés como siempre.

El brujo puso su mirada en Ezra. Lo ojeó de pies a cabeza sin pudor.

—Dale a Magnus mis más cordiales saludos y no olvides recordarle que aún tengo grabado en mi memoria aquel día en el que olvidó mi cumpleaños.

Ezra asintió sonriente, prometiendo darle a Magnus el mensaje y buscó a Kaleem con la mirada, preguntando en silencio si estaba listo para partir. Sabía que lo estaba.

Warrior | Alec LightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora