9. Transformación. Parte 1

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BRUNO

Saludo a Javier en la puerta de su casa y sigo caminando. Sonrío al recordar lo que hablamos en el cumpleaños de Simón, pero la alegría me abandona al notar el silencio fantasmal de la calle. De pronto, es como si mis sentidos se hubieran amplificado y pudiera escuchar cosas lejanas; entre ellas, el golpe de las olas en la playa, que está a varias cuadras. Me sorprende un zumbido; las luces de la cuadra están gastadas y hay una que titila.

¿Qué me pasa?

Tiemblo, incluso debajo de la campera. Cada inspiración es una cuchillada en la nariz y en los pulmones, seguida de un vapor que me raspa la garganta. En algunas veredas me resbalo un poco; el piso está húmedo. Escucho un ruido metálico, ondulante y grave, como una voz debajo del agua. Tardo un segundo en identificarlo: son las chapas de los carteles de las casas que están en venta, sacudidos por el viento; lo oigo aullar en el bosque, burlándose de mí.

Me detengo por unos instantes y cierro los ojos para resistir el aturdimiento. Una vez que logro calmar mis sentidos, levanto la mirada y no reconozco el lugar. Es imposible, si estaba a unas cuadras de casa... ¿Me habré desviado sin darme cuenta? Miro para todos lados; de nuevo, el silencio. Me desespera. De pronto, escucho un estrépito a mis espaldas y volteo con el corazón en la boca.

Encuentro uno de los carteles de venta, tirado en el piso. Debe haber sido desprendido por un ventarrón. Camino un poco más tranquilo y busco el nombre de la calle. Paso las cuadras y no encuentro ningún letrero. ¿Cómo puede ser? Acelero la marcha, tratando de ver a alguien a quien pueda preguntarle. Cuando llego a un callejón, me paro en seco y descubro que no puedo seguir avanzando.

¡Mis piernas están paralizadas! Las recorre un hormigueo caliente y punzante. Miro hacia abajo... ¡Me encuentro en medio de un círculo! ¿Qué es esto? Tiene una estrella invertida adentro y signos extraños alrededor. Mi corazón late cada vez con más fuerza.

—Y ustedes se creen inteligentes por atraer animales con una carnada —escucho una voz helada. Una figura asoma de entre las sombras—. Esto es mucho mejor, ¿no te parece?

Me sacudo, trato de escapar, pero es inútil. Entonces, sale de la oscuridad. Un hombre robusto. ¿Por qué tiene la piel gris? ¿Está enfermo? ¡Por Dios! ¡Encima es deforme! Hay como unas protuberancias en su cabeza, no entiendo bien qué son.

¿Qué quiere? ¿Robarme? Mi corazón da un salto en mi pecho cuando pienso que tal vez busca asesinarme.

Viste un manto oscuro. Noto una mancha azul en su muñeca izquierda: creo que es un tatuaje. Intento salir corriendo a casa, pero las piernas siguen sin responderme. Cuando lo veo sonreír, me invade el pavor; ¡su boca está llena de colmillos! Ahora que está más cerca, comprendo que los apéndices en su cabeza... ¡son cuernos!

¡Dios mío, Dios mío! Un grito queda atorado en mi garganta por alguna fuerza invisible. ¡No puede ser! El monstruo me toma del brazo con garras que arden, mientras detrás de él surge una luz roja que aumenta en tamaño, de la que salen rayos, flamas, peste y gritos. Una luz que ya vi antes. ¡Estoy enloqueciendo!

—Vendrás conmigo.

Me horroriza imaginar que voy a ser arrastrado hacia ese lugar, más allá de la luz roja. Este... ser... ¿es un demonio? Lo que está del otro lado de la luz... ¿es el Infierno? Empiezo a temblar y siento que algo caliente baja por mis piernas. ¡Tengo que liberarme y escapar!

Mis manos hormiguean, mi pecho arde y lo recuerdo: no estoy indefenso.

Dejo que el poder surja de mi interior; es un calor que me recorre todo el cuerpo y se concentra como un cosquilleo en mis palmas cuando apunto las manos hacia el monstruo. Una luz naranja brilla a través de ellas y siento un pinchazo abrasador segundos antes de que una ola de fuego salga disparada.

Somos Arcanos 1: Recuerdos perdidos (Premio Wattys 2017)Where stories live. Discover now