33. Abracadabra. Parte 1

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Bruno

El living de la casa de Gaspar me recuerda a la vivienda de mis abuelos maternos en Buenos Aires: los muebles de madera oscura, las paredes de tonos cálidos, el ambiente tranquilo y acogedor con cuadros de paisajes naturales. Una mezcla de aroma a vainilla y té dulce llega hasta a mí y agarro mi taza con cuidado para dar tres sorbos, mientras miro un aparador con piedras, libros y estatuillas de ángeles.

Me llama la atención la foto que está al lado de una pirámide de cuarzo rosa en la mesita cercana. Muestra a Gaspar, más joven y sin barba, rodeando a León con un brazo. Ambos ríen. El León de la foto lleva el pelo más corto, tiene la piel oscura bronceada y se halla un poco más flaco. A sus espaldas, un lago y montañas.

Parece que son amigos hace tiempo.

Mackster, mientras tanto, ya entró en confianza: hay varias migas en su lado del sillón y se está sirviendo más té.

Gaspar y León se encuentran acomodados en el sillón delante de nosotros. También dan unos sorbos a sus infusiones, preparándose para contarnos todo.

—¿Desde cuándo viven en Costa Santa? —pregunto, para romper el hielo.

—Hace varios años, ya —dice Gaspar—. Nos encanta esta ciudad e investigamos cualquier suceso sobrenatural que pueda afectarla.

—Somos como los guardianes del lugar —agrega León.

—¿Siempre hubo arcanos en la ciudad?

—No, no siempre —me contesta.

—¿De dónde vienen sus poderes? —pregunta Mackster—. Quiero decir, ¿cuál es su origen?

Los hombres se miran antes de contestar.

—Somos ángeles encarnados —explica León—. Yo soy el ángel Haziel y él es...

—El arcángel Raziel —completa Gaspar—. Quizás les cueste entenderlo, pero hay almas de otras dimensiones que nacen en la Tierra.

—Lo sabemos —afirmo.

—Estamos al día con el programa de cable de Flavia Nermal —explica Mackster.

Gaspar se ríe.

—Mejor así. Si bien no estoy del todo de acuerdo con lo que dice en su programa, tengo que admitir que nos hace buena prensa.

—No puedo creer que sean ángeles de verdad —comento, mirando anonadado a los adultos—. Quiero decir... ¡Es genial! Yo pensaba que los ángeles y los demonios eran un invento religioso o mitológico. ¿Cómo descubrieron que sus almas eran efectivamente esos seres?

—Es un proceso, Bruno. Lo fuimos recordando de a poco —explica Gaspar.

—A veces en sueños, otras en meditaciones —dice León.

—¿Cómo pueden estar seguros? —Mackster frunce el ceño—. Quiero decir, ¿cómo saben que son ángeles de verdad y que nada de esto es una sugestión?

—¿No te parece suficiente con las alas, el fuego y la ropa? —Lo miro fijo.

—No. Podrían ser otra cosa, nosotros también... —Se encoge de hombros—. Aliens, mutantes, qué se yo. ¿Por qué tenemos que darle una explicación religiosa? ¿Por qué, por ejemplo, tengo que confiar en lo que me dijeron los dioses de Agha? Quizás estamos limitándonos al quedarnos solo con esas respuestas.

—Me gusta su forma de pensar. —León se ríe y mira a Gaspar.

El librero suspira y asiente a las palabras de Mackster.

—Tenés razón. Ni León ni yo estamos ciento por ciento seguros de que seamos esos ángeles, pero después de investigar y experimentar con nuestros poderes, más los recuerdos de nuestras vidas en otros planos, sentimos en nuestro interior que somos Haziel y Raziel. Quizás no tengas que preocuparte tanto y confiar en lo que dice tu corazón —le aconseja.

—Él tiene surte; puede recordar, pero yo no. —Me llevo una mano al pecho—. Necesito saber si soy un ángel... o un demonio.

—Ya te dije que lo vas a hacer en su momento —dice Gaspar.

—Ustedes no entienden, yo... Tengo miedo. ¿Qué pasa si soy un demonio? ¿Voy a dejarme llevar por el pasado de mi alma y lastimar a alguien?

—No, Bruno, tranquilo.

—¿No pueden pasarme las meditaciones que hicieron? —les pido—. ¿No pueden ver mi aura y decírmelo de una vez?

—No es así de fácil. Igual, te aseguro que todo va a aclararse con el tiempo. Confiá en nosotros —dice León.

—Están bastante adelantados; a tu edad, ni León ni yo sabíamos que éramos arcanos —agrega Gaspar—. Date tiempo.

Sus palabras logran calmarme.

—¿Saben por qué nacieron sus almas en la Tierra? —les pregunta Mackster.

—Según lo que recuerdo, decidí nacer para buscar otro propósito, algo diferente a lo que había hecho como ángel —explica León.

—Yo creo que vine a sentar las bases para ayudar a los nuevos arcanos como ustedes —afirma Gaspar.

—Entiendo. Yo quise huir de los dioses —comenta Mackster—. Pero, ¿hay una razón colectiva para nuestra existencia en la Tierra? Quiero decir; ¿tenemos una misión los arcanos como conjunto?

La pregunta de mi amigo me sorprende y me maravilla a la vez. Es increíble la profundidad de los planteos que se hace.

—Hay muchas teorías al respecto —comenta Gaspar—. Ya las charlaremos más adelante. Si quieren, pueden venir mañana para que comencemos a entrenarlos.

—¿Van a entrenarnos? —pregunto, emocionado, mientras Mackster levanta un puño en alto.

—Sí. —León sonríe—. Queremos ayudarlos a desarrollar sus poderes al máximo.

***

Escrito en 2017:

Hola! Espero que hayan disfrutado del nuevo capítulo. Tardé en actualizar porque estuve muy ocupado. El viernes defendí la tesis en la facultad y me recibí de Licenciado en Comunicación Social con un diez! Estoy súper feliz. XD

También quería contarles que estoy muy cansado y necesito recargar energías, así que decidí que actualizaré una vez por semana, quizás dos si es un capítulo que no requiere de muchas correcciones. Este fue muy difícil y tuve que reescribirlo varias veces. Pero no se preocupen que seguiré actualizando hasta el final, aunque a veces me demore un poco más. ;)

Un saludo especial a los que siguen la historia desde el comienzo y leen y comentan siempre y bienvenidos los lectores que se sumaron votando en las últimas semanas! :)
Gracias AlanTargaryen por tus consejos para este capítulo.

Mati

Somos Arcanos 1: Recuerdos perdidos (Premio Wattys 2017)Where stories live. Discover now