41. Pérdida

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Débora

No me costó mucho reanudar mis paseos por el bosque. Es el mejor lugar para encontrar inspiración.

Desde hace días, me siento muy cansada. Es por esas pesadillas en las que enfrentaba junto a otros arcanos a varios demonios y a Sebastián. Los sueños son cada vez más reales...

Recuerdo aquel encuentro con la Dama Plateada en la terraza. Sus gestos tan parecidos a los míos, casi exactos para ser sincera. Me reflejaba en sus ojos; inmersa en su piel, siendo una parte de ella... y ella una parte de mí. Dios mío... ¿Qué es esta dualidad? ¿Qué soy? ¿Por momentos, un monstruo y por otros, esa guardiana nocturna?

Ya es tarde. Emprendo rápido el camino de regreso a casa y llego antes de que oscurezca. Mamá y papá me saludan tranquilos, aunque me observan subir la escalera, atentos.

Me siento en el escritorio, agarro una lapicera y busco mi diario. Tal vez recuerde algo más...

Vuelve a mi mente la imagen de mi mano con escamas apoyándose en el cristal, con la Dama Plateada como mi reflejo. ¿Podrá ser que...?

Revuelvo de nuevo en la mochila, nerviosa. La doy vuelta sobre la cama. Caen el mp3, el espejo de mano, el peine y algunos cosméticos. ¡¿Dónde está el diario?!

Abro la ventana, me transformo y despego. No me importa si no me encuentran en el cuarto. Si alguien llegara a leer ese cuaderno, estoy perdida.

Llego a mi lugar en el bosque y busco al pie del árbol donde suelo sentarme, también debajo de otros que están alrededor. Remuevo la tierra para ver si quedó enterrado.

Lo busco una y otra vez, hasta que se hace demasiado tarde. Vuelvo llorando con el corazón hecho un nudo.

Somos Arcanos 1: Recuerdos perdidos (Premio Wattys 2017)Onde histórias criam vida. Descubra agora