Capítulo 48: Hospitalizaciones

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Obito Uchiha

Menos mal que Fugaku vino a hacerme entrar en razón sobre lo del juicio y la familia, yo siempre había sido ese chico que odiaba contradecir a mi padre, pero desde luego Fugaku tenía razón en algo, tenía que hacer mi vida, tenía que empezar a mirar por mí y por lo que quería y yo quería a Kushina y a ese niño que iba a nacer. No sé qué es lo que iba a hacer con mi familia, sé que no estaban de acuerdo en que me casase con Kushina, pero yo quería hacerlo, mi familia sólo veían el dinero y la influencia social, Kushina no tenía nada de eso, era una simple chica que había acabado la carrera de económicas y se había puesto a trabajar en nuestra empresa.

Era una chica estupenda, de gran vitalidad y con la que yo me sentía seguro y a gusto, me divertía con ella, era la mujer perfecta para mí y encima... iba a darme a un niño, iba a ser padre y quería serlo, yo quería estar con ellos y formar una familia como no la habían tenido ninguno de mis hermanos, porque Madara iba a la suya, siempre estaba con una u otra mujer a ser posible... siempre casadas porque le gustaba el morbo y el peligro, pero de ahí a follarse al a mujer de nuestro hermano... creo que ya era demasiado, era un terreno en el que no debía haberse metido y encima... según contaba ahora, se había enamorado de esa mujer, aunque él jamás querría tener hijos.

Tampoco entendía a Mikoto, Fugaku era un hombre íntegro, con unos valores familiares muy altos y no comprendía cómo era capaz de abandonar a un hombre como él por irse con Madara, el mayor pendenciero de todos y es que encima... lo había enamorado, pero ella no tenía ni idea de la joya que se llevaba, porque nuestro hermano ni quería hijos y encima, era alérgico al compromiso. Menudos dos estaban hechos.

Fugaku se merecía a alguien mejor que eso, alguien que le hiciera feliz y por mucho que se lo decía e incluso sus propios hijos trataron de convencerle, él mantenía esa unidad familiar como podía pero yo seguía pensando que debía dejar marcharse a Mikoto, era lo mejor para todos y si nuestra familia no lo entendía pues que no lo entendiesen, eso es lo que él me había hecho ver, por eso era yo ahora el que iba a romper con la familia por Kushina.

Me miré al espejo viéndome bien arreglado y cogí el ramo de flores de la mesa, ese que quería entregarle a Kushina para suplicarle después que me perdonase como un millón de veces, porque no sé si ella estaría dispuesta a perdonarme. Tenía que intentarlo y más ahora que tenía que estar a punto de dar a luz. En todas y cada una de las sesiones del juicio, yo sólo hacía que mirar a su vientre y sonreír, porque sabía que era mío y me gustaba la idea, quería ser padre, quería a ese niño, quería que me perdonase aunque no sé si lo haría.

Conduje hasta la puerta de su casa, menos mal que Fugaku me hizo el favor de decirme la dirección de Kushina y eso que le costó bastante que Minato, el abogado defensor de la otra parte le diera esa información, pero no sé que tenía mi hermano con ese otro abogado, yo sabía que había algo entre ellos que no me contaban, se veía en sus miradas, en la forma en que ambos se hablaban, esos dos tenían o habían tenido algo.

Llegué a la puerta de Kushina y tras armarme de valor comprobando que estaba listo y bien arreglado con el ramo de flores preparado, llamé a la puerta y al abrir, tuve que poner el pie en medio para evitar que me cerrase en las narices y lo entendía, no quería verme después de lo que le había hecho, pero yo sí quería verla.

- Por favor Kushina, déjame hablar – le comenté.

- Lárgate – me dijo intentando cerrar la puerta.

- Venga por favor – le supliqué – quiero disculparme.

La puerta dejó de hacer fuerza y me permitió abrirla para encontrarla mirándome con sorpresa en sus ojos.

Sangre del pasado (Naruto: Fugaku-Minato, ItaDei, Sasunaru)Where stories live. Discover now