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El grupo de Terrestres seguía mirando aquella niebla que por mucho tiempo intentó atormentarlos pero nunca pudieron. Ninguno de ellos sabía, pero suponían que, debido a toda la radiación que estuvieron expuestos desde que nacieron, la radiación que emitía aquella niebla no era suficiente.

Cora se agachó para examinar al jabalí, dándose cuenta de que su pelaje estaba quemada debido a la niebla. Suspiró pesadamente, viendo la piel del jabalí cubierta de marcas feas gracias a la niebla. Le dio una mirada a su hermana, una mirada de frustración. Skyler se agachó, revisando lo mismo que Cora. Aquella piel estaba en pésimas condiciones por la niebla.

—No sirve. —dijo Skyler, frustrada.

—¿Qué dices? —preguntó Penn.

—Su pelaje, mira su pelaje. —dijo, enojada— No ha servido de nada. Agh. —soltó una especie de rugido, lanzando su hacha hacia un árbol, encajando justo en el medio.

—¿Podremos comerlo igual? Porque tengo hambre. —dijo Fio, apoyándose en un árbol.

—Tendríamos que examinarlo. —dijo Ryder— Pero si está así por fuera, puede que la carne sea tóxica.

—No del todo. —dijo Lincoln revisando al animal— Tendríamos que sacar más carne de algunas partes, pero tendremos para el resto de la semana.

—¿Qué hay del pelaje? Sin el pelaje no podremos hacer más ropa.

—Estaremos bien, Cora. No es el único animal que hay por aquí. —le respondió Penn tratando de tranquilizarla— Además, todavía tenemos pelaje de esas vacas que Zak trajo.

—La otra opción sería... —comenzó Fio.

—No lo digas, Fio. —dijo Ryder.

Antes de que pudiera decir otra cosa, un estruendoso rugido se escuchó por el lugar. Todos se miraron alarmados, unos más que otros, pero con el mismo sentimiento de miedo y un escalofrío.

Pauna. —murmuó Penn.

—Lo llamaste con la mente. —le reclamó Ryder, dándole un leve empujón.

Skyler comenzó a olfatear, sintiendo cada vez el animal más cerca. Puede que no le tenga miedo a nada, pero Pauna era la excepción de muchos, incluso fue la excepción de su padre.

—Está cerca. —comentó, asustada— Tenemos que irnos, ahora.

—Tranquila. —calmó Lincoln, colocando sus brazos en los hombros de ella— No puede acercarse, está esta niebla.

—Sí, y cuando nos vea fuera de ella nos comerá. —dijo Penn, intentando conservar la calma, pero era exactamente lo que no tenía en esos momentos.

—Penn, no estás ayudando. —le dijo Ryder negando con la cabeza.

—Llevamos años intentando cazar esa cosa, lo único que ha hecho es cazar a los nuestros. Intentó comerse a Sky, incluso a mí. Voy a volver al pueblo.

Comenzó a caminar en dirección hacia la niebla, donde estaba el camino hacia el pueblo. Más ruidos, rugidos, pisadas fuertes y caídas de árboles hicieron que se detuviera, para mirar la escena que tenía frente a sus ojos. Skyler olfateó una vez más, sintiendo el olor de Pauna cada vez más cerca, ya que el animal podía olfatearlos. Un gorila radioactivo no era tan genial como uno se lo imagina.

Los animales sintieron su preocupación, y comenzaron a lloriquear. Estaban preocupados, al igual que su alfa. Les dedicó una sola mirada, y rodearon al grupo en señal de protección.

—Chicos... —dijo Skyler, aguantando la respiración— Ya está aquí.

—¿Cómo? —preguntó Penn, casi sin querer escuchar la respuesta también.

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Where stories live. Discover now