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Con rapidez, los guardias abrieron paso a los tres líderes al interior de la hidro-granja

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Con rapidez, los guardias abrieron paso a los tres líderes al interior de la hidro-granja. Entraron al área restringida, dándose cuenta que dentro de la cuna de los gusanos, Cooper estaba muerta.

—Escuché gritos —comenzó Indra, desactivando la alarma—. Pero ya era muy tarde.

—¿Por qué no es sorprendente? —preguntó Skyler con ironía. Todos la miraron, pero ella se encogió de hombros— ¿En serio? Piensen un poco. Le pasó por tonta.

—Hay un agujero en su guante —respondió Miller—. Debe habérselo hecho mientras las cargaba.

—Lo siento, Blodreina y Praimheda —habló Indra—. Si no hubiese usado el gas, y los gusanos escapaban al búnker...

—Tomaste la decisión correcta, Indra —habló Octavia.

—Sé que no es un buen momento, pero creo que es mi deber señalar que sin los gusanos que suavicen el campo de batalla el costo en vidas será muy alto. Esta no es una guerra que debamos pelear.

—Indra tiene razón —habló Zak—. Uno no puede pelear una guerra que no ganará. Es estúpido.

Indra evitó hacer una leve sonrisa, dejando en una mueca. Sabía que si Zak no estaba de acuerdo, Skyler probablemente tampoco lo estaría, así que más de la mitad de Wonkru no marcharía hacia El Valle, por lo que Octavia estaría prácticamente sola.

—Es una pena que no pensábamos usar los gusanos —habló Skyler, sorprendiendo a todos—. Sino los huevos.

—Quien quería hacer que esto pareciera un accidente tampoco lo sabía.

Se fueron de ahí rápidamente, mientras que los guardias iban en busca de Clarke y Bellamy. Skyler luego de presenciar cómo se llevaban a Clarke a la fuerza se desvió, entrando rápidamente a la tienda que compartía con Derek. Él se encontraba ahí con el resto del grupo, a excepción de Clarke. La miraron de pies a cabeza, pero ella ni siquiera se preocupó de eso.

—¿Qué ocurre? —se atrevió a preguntar Selina.

—Déjennos a solas —ordenó. Ninguno de ellos se movió, pero supieron de inmediato de que se trataba de Derek—. Ahora.

Se fueron de ahí, rápidamente. Una vez que sintió los pasos alejarse, se acercó a él, quien se encontraba nervioso, pero por fuera estaba cruzado de brazos y un semblante serio.

—Por favor dime que no lo hiciste —susurró.

—¿Hacer qué? —preguntó, fingiendo que no sabía a lo que se refería.

—Tú sabes perfectamente de lo que hablo, Derek —espetó, con una voz dura que no parecía de ella—. No planeábamos usar los gusanos, sino los huevos. Mataste a Cooper por nada.

Su ceño desapareció, dejando a uno que revelaba la culpa. Derek nunca había matado a nadie, aunque fuese criado para hacerlo. Pensó que tal vez, la muerte de Cooper solucionaría la guerra.

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Onde as histórias ganham vida. Descobre agora