9.2

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—¿Estás segura de que quieres hacer esto? Aún puedo pelear por ti

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—¿Estás segura de que quieres hacer esto? Aún puedo pelear por ti.

Asintió, totalmente segura de su decisión.

Yo soy Praimheda. Nadie pelea por mí.

Con esa decisión. Ezra se hizo a un lado, alzando los brazos, indicando que ya no la detendría de hacer aquello que se venía.

Se quitó su hombrera púrpura de terciopelo, entregándola a Rayén. La rubia murmuró un: "suerte", antes de que se separaran. Sacó su espada principal: una arma gigante en forma de cruz, oxidada por todos estos años, con el mango de aquel metal pesado en vez de cuero, tallada por sus ancestros en algún dialecto del pasado. Jamás le fallaba.

Apuntó a Gustus con esta misma, quien estaba con una espada algo más pequeña que la de ella.

Ella fue la primera en saltar hacia él, luego de un grito. Chocaron las espadas simultáneamente demasiadas veces, hasta que Gustus aprisionó a Skyler con la suya, dejando su mano derecha inútil ante la situación.

Allondra miraba preocupada la situación, junto a Tobias y Bellamy, mientras que Cora, Lincoln, Lexa y Ezra tenían una mirada seria, totalmente seguros de que la pelirroja lo lograría.

Skyler abrió su mano, soltando la espada, para atraparla con la mano izquierda, y empuñarla en contra de él, zafándose de su agarre. Se alejó, volviendo a su misma posición de siempre: el pie izquierdo delante del derecho, la mano derecha empuñando la espada hacia delante, con su mano izquierda sobre la muñeca, en caso de cambiar la espada de mano. Caminaba ágilmente sin fijarse en sus pisadas, hacia atrás, rodeando a Gustus.

El hombre corrió hacia ella otra vez, y ella logró apuñalarlo por su costado izquierdo. Se agachó, llevando su mano a esa zona, pero no lo suficientemente rápido para que ella llegara e hiciera chocar las espadas otra vez.

Ágilmente, aprisionó la espada de Gustus contra la de ella, causando que esta volara, y terminara en su mano izquierda. Desarmado, Gustus levantó las manos, en señal de rendición.

Skyler lo miró. No tenía ninguna salida. Atascó su espada contra el suelo, dejando que las gotas de sangre del enemigo empaparan el suelo.

Todos miraban muy expectantes como para poder decir algo.

Avanzó, hasta que a Gustus no le quedó más espacio, siendo atrapado por el tronco donde antes estaba Raven, y los habitantes.

—Morirás apuñalado por tu propia arma —murmuró, apuntando hacia delante—. No hay deshonra más grande que esa.

—Una Felidae traidora lo es —se atrevió a decir.

Con un gruñido, trazó una puñalada desde su hombro izquierdo hasta el extremo derecho. Sin querer escuchar sus gritos, apuñaló la espada directo en su corazón, sin fallar.

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Where stories live. Discover now