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Habían pasado algunas horas desde que los tenían de rehenes. Bellamy subió solo, viendo como Lincoln estaba despierto, pero Skyler no.

Se acercó hasta ella, sorprendentemente Lincoln no se lo impidió, mostró algo bueno cuando ordenó no hacerle nada, pero se quedó sin reaccionar cuando fue atacada. Lincoln le dio una mirada, mientras Bellamy se acercó a ella.

—Perdonó mi vida. —habló Bellamy, mirando a Skyler.

Lincoln quedó impresionado al ver que su hermana perdonó la vida de alguien como él. No respondió nada, pero sólo pensó que tuvo suerte, ya que Skyler normalmente no hace algo así con las amenazas, sobretodo con las amenazas que incluyen su territorio, tampoco disimuló su sorpresa.

—¿Cómo se llama? —preguntó Bellamy nuevamente, teniendo una mínima chance de esperanza de que Lincoln le respondiera.

Al principio dudó en decirle el nombre de su hermana, pero su mirada de preocupación le hizo darse cuenta que no le haría nada. No lo hizo, sólo envió su mirada hacia su cuaderno que estaba a un costado. Bellamy lo tomó y revisó los dibujos. Las palabras más repetidas eran "Felidae" y "Skyler".

—¿Felidae? —preguntó confundido, no era una palabra que conocía, ni tampoco un nombre. Por primera vez, Lincoln se dejó suspirar y rodar los ojos al notar que ese no era su nombre— ¿Skyler? —se preguntó, y ese cobraba más sentido. El silencio fue su respuesta, y a decir verdad fue todo lo que necesitó— Es un bonito nombre. —agregó, deteniéndose a ver las facciones de su cara y cualidades de su cuerpo, incluída la herida de Pauna que se había cansado de tanto sangrar, y sólo daba molestia.

Bellamy desató a Skyler, mientras Lincoln miraba atento y curioso. Ella se despertó, confundida.

—No voy a hacerte daño. —advirtió— Perdonaste mi vida en el lago. Gracias.

Bellamy desató ambas manos, para que ella pudiera sentarse.

—Tendré que hacer esto. Lo siento. —dijo antes de amarrarle las manos cerca del suelo para que pudiera sentarse y descansar tranquila. Pero, en realidad, esas palabras las dijo más para sí mismo. A estas alturas, ya no se reconocía. La Tierra te cambiaba demasiado.

En un momento, odiaba a los terrestres con todo su corazón, y al otro, se sentía atraído por la mujer más linda, ruda y temerosa que había visto. ¿Era posible?

Bellamy se separó antes de que Miller subiera.

—¿Hablaste con el Arca? —preguntó, volviendo al mismo tono de voz de siempre.

—Le di la noticia a la madre de Digg, el padre de John. Hablaré con los padres de Roma luego. —informó.

—Gracias por hacer eso. Estoy en deuda contigo.

—Los padres sabrán que sus hijos fueron asesinados por terrestres. Me gustaría decir que se hará justicia. —comentó, mirando con desprecio a ambos.

—No los mataremos. —respondió.

Miller tomó un poco de tierra, agachándose a la altura de Skyler, Lincoln se removió en su lugar. Sabía que aquel muchacho no era una gran amenaza, pero le fastidiaba que cada vez que se acercaba, intentaba hacerle algo a Skyler ya que no tenía el coraje suficiente para hacerle algo a él.

—No eres tan tenebroso ahora que estoy cerca de ella, ¿cierto? —dijo, manchando la cara de Skyler con tierra.

Skyler miró a su hermano, para después mirar a Miller, golpeándole con sus manos amarradas y luego con la cabeza, sin mostrar ni una mueca de dolor.

Fuera de la nave, el grupo de guerreros se encontraba cazando un grupo de conejos, no había mucha suerte con los animales tampoco. Aunque en realidad, se encontraban fuera del pueblo para que Indra no les diera más obligaciones. A veces, la mujer podía colmar la paciencia de cualquiera.

—¿Alguien sabe dónde esta Skyler? —preguntó Fio.

—Nadie la ha visto, a Lincoln tampoco. Royal, Miko y Kaninho no están. —dijo Quint, concentrado en el grupo de pequeños animales.

—Le dimos el tiempo que necesita. Lincoln debe estar por ahí cazando por su cuenta, siempre desaparece. —dijo Zak, restándole importancia. Conocía a su hermano y sabía que era lo bastante adulto como para cuidarse solo, al igual que Skyler, pero ese era otro tema para él.

—¿No les parece raro siquiera? —preguntó Penn, quien justo apuntó hacia un conejo, disparando y matando al instante.

—Hasta el momento no. No es la primera vez que Skyler hace esto. Tal vez fue a Polis, o puede estar en otro clan visitando a amigos.

—Sólo debe tomar un respiro. Fue mucha información en poco tiempo —habló Cora—. Está decepcionada. Todos sabíamos menos ella.

—¿Y si algo le ha pasado? —preguntó Artigas, preocupado por su hermana. No le gustaba estar lejos de ella.

—¿Tan poca fe le tienes a tu hermana? —preguntó Penn— Esa chica es mucho mejor que Roan, tú la has visto, mientras uno cae al suelo muerto mata otros cuatro al instante. —comentó orgulloso.

Siguieron cazando en tranquilidad, consiguiendo suficiente comida por hoy y volviendo a casa. Artigas seguía preocupada por su hermana, quería que volviera a casa.

(...)

Hace más de un día habían atrapado a Skyler y a Lincoln. Bellamy le prohibió a Octavia verlos hasta que le dieran respuestas. Miller dormía un poco, y tenían hambre, demasiada.

Al ver que Miller despertó, vio a ambos terrestres y se le escapó una sonrisa burlona. Se levantó y se acercó a ellos, con esperanza de fastidiar un poco.

—No son tan tenebrosos ahora sin máscaras. —dijo Miller molesto, acercándose a Skyler.

—¡Miller! —gritó Selina subiendo las escaleras— Sal de aquí, las órdenes son no hacerles nada.

El moreno suspiró y se levantó, ganándose una mirada burlona de la pelirroja y bajó, mientras comía lo que Octavia le trajo.

Disimuló su conmoción casi perfecta, pero Selina ni siquiera se dio cuenta, porque estaba impactada del parecido que tenían.

—Lo siento, es bastante insoportable a veces. —se disculpó— Vine a limpiar tu herida —Mi padre me enseñó muchas cosas. —dijo, sacando el trozo de tela para coser la herida de Pauna. No sabía por qué lo decía, pero necesitaba desahogarse, y qué mejor que con personas que no querían hablar— Me gustaría verlo y decirle todas las cosas que nos han pasado. Al menos pude hablar con él, no me creería que estoy hablando con una terrestre que quiere matarnos.

Iba a seguir hablando, pero unos fuertes rugidos se escucharon desde lo más lejano del bosque. Eran rugidos de dolor, de desesperación.

—Royal. —murmuró Lincoln, tan inaudible que Selina no se dio cuenta.

—Qué raro, no he visto ningún león. —dijo Selina, confundida.

Octavia subió rápidamente las escaleras, con un poco de ropa que había encontrado.

—Selina, eres como mi hermana, así que te confío esto. —se apresuró a decir, mientras cortaba las cuerdas de Lincoln.

—¿Qué haces? —preguntó la rubia.

—Todos abajo están teniendo alucinaciones, tienen que irse. Ahora. —dijo, sacando el resto de las cuerdas, colocándole ropa a Lincoln— Ella también.

—No puede moverse. —dijo Selina cortando las cuerdas de Skyler.

Skyler le hizo ver que sí podía moverse, quizás su animal estaba en peligro. Rápidamente tomó la chaqueta que Octavia le trajo, colocándose la capucha de esta misma para que no fuese reconocida por alguno con alucinaciones. Tomó sus armas, guardándolas en cada lugar especial de cada una, y fue la primera en bajar. Esperó a Lincoln y lo ayudó a caminar, pues no estaba en las óptimas condiciones y lo entendía, después de todo lo habían torturado. Cuando salieron, era de noche. Se escabulleron y chocaron con Finn, quien les indicó el camino de salida sin que nadie se diese cuenta.

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora