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Skyler corría lo más rápido que podía, los rugidos de Royal cesaron, eso podría significar que estaba en problemas. Siguió las pisadas del animal, asustada.

—Sky, espera. —dijo Lincoln, tratando de seguirle el paso.

—Ve a casa, yo estaré bien. No puedes pelear ahora. Diles que no volveré en un tiempo. —dijo Skyler.

—Ten cuidado. —dijo antes de desaparecer.

Se detuvo cuando reconoció un olor especial, corrió y corrió. Vio a Bellamy en una pelea, mientras Clarke estaba escondida en un árbol.

Vio a su león detrás de ambos jóvenes, comenzó a rugir. El chico que estaba sobre Bellamy giró viendo al león, dispuesto a dispararle, pero Royal fue más rápido y se abalanzó dispuesto a morderlo.

El chico rubio disparó a Royal, haciendo que quedara en el suelo, llorando como el cachorrito que es. La cara de Skyler se transformó, completamente furiosa.

Tu lucha ha acabado. —recitó, molesta.

El rubio levantó la mirada, Skyler apareció en su vista, sacando su espada desde su cintura. Era bastante larga. Intentó disparar el arma, pero no consiguió nada. Skyler lo tomó del cuello y lo alejó de Bellamy. Dio unos giros a la espada, y con esta trazó puñaladas diagonales en su abdomen. Gritó de dolor. Hizo que se arrodillara, y con un movimiento rápido clavó la espada en su corazón, y lo último que el muchacho vio fue la furia de sangre. Las ganas de venganza.

Corrió hacia Royal, el pobre león recibió un disparo en su panza, estaba inconsciente. Se agachó hasta donde él estaba, con una pequeña lágrima.

Eres tan fuerte. —dijo, orgullosa del animal.

Cargó al animal como si fuese un bebé, mientras acariciaba su pelaje. Desapareció, sin mirar atrás.

—¿Vamos a dejar que se vaya? —preguntó Clarke.

—No lo sé. Acaba de salvar nuestros traseros.

Skyler caminó tranquila por la oscuridad con Royal en brazos, llegando hasta su cueva. El león era bastante pesado, pero no podía caminar. Cogió unas vendas, mientras curaba la panza del animal, volvió a subir, haciendo una fogata, dejando a Royal a un lado para que pudiera entrar en calor. Se le unió Miko, Kaninho, Zasha, dos tigres, un puma, un guepardo y algunos cachorros, debían haber seguido el aroma de Skyler al no encontrarla por ninguna parte. Se alegraron de verla ahí, ronroneando sobre ella y limpiándola.

En el campamento, Bellamy y Clarke habían terminado de hablar con el Canciller. Salió de la tienda y vio la enorme luna llena, luego de unos minutos, vio el humo de la fogata desde lejos.

Se merecía un poco de aire. Estuvo a punto de escapar, pero Clarke le convenció de lo contrario. Lo más probable es que, si hubiese escapado, el primer lugar al que iría sería en busca de ella.

Salió del campamento sin que nadie se diese cuenta, comenzó a seguir el humo del fuego y la luz, hasta que encontró a un grupo de felinos salvajes. Bellamy no se esperaba eso, e intentó pasar desapercibido.

Vio a Skyler coger una daga, calentarla en el fuego mientras se sacaba la chaqueta hasta que estuvo lo suficientemente caliente para colocarla en la herida de Pauna, sin ningún quejido. Bellamy quedó impactado, antes de que pudiera decir algo ella había entrado a la cueva otra vez. Se dejó ver, y Royal gruñó pero no podía levantarse, así que Zasha lo hizo por él. Comenzó a acechar a Bellamy, y este se estaba arrepintiendo de haber ido.

—¿Viniste a capturarme? —preguntó Skyler saliendo de su cueva con una tabla con carne y agua. Zasha se detuvo y regresó con su dueña. Ésta acarició su cabeza y le dio un trozo de carne que se comió de inmediato.

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora