15.2

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Llegaron hasta lo más alto, ya era de día, así que tenían más opciones de ver con claridad. Clarke se detuvo, justo cuando un disparo llegó, lograron esconderse en una roca.

—Se acabó el factor sorpresa. —dijo Lexa.

—Haré que dispare. —dijo Lincoln.

—No —respondió Skyler—. Te matará.

—Yo lo haré. —dijo Clarke.

La rubia comenzó a disparar al tirador, distrayéndolo. Skyler y Lincoln comenzaron a correr hacia donde él se encontraba.

Antes de que Skyler pudiera siquiera ver lo que estaba junto al Hombre de la Montaña, Lincoln la distrajo, tomándole de los hombros para agacharla.

—Escóndete —le dijo Lincoln—. Lo atacarás por detrás.

La castaña asintió, comenzando a correr, asegurándose de que el tirador no le vea. El tirador comenzó a caminar un poco más y Lincoln comenzó a atacarle.

El hombre no estaba solo: tenía a la Reina Allondra como rehén. Furiosa, intentó acercarse, si no fuera por el dispositivo de los Carroñeros. Tomó a Lincoln, amenazándolo con un cuchillo en su cuello. Clarke llegó, apuntándolo con la pistola. Skyler estaba por detrás, con su daga en la mano.

—Baja el arma —ordenó.

—Deja que me mate y luego elimínalo —dijo Lincoln—. Vamos, Clarke, por favor. Tu gente te necesita.

—Tú eres mi gente. —le dijo Clarke.

Antes de que Skyler pudiera siquiera moverse de su lugar, Allondra despertó. Con las cuerdas que tenía en sus manos, rodeó el cuello del hombre, para derribarlo, y colocar su pie sobre su pecho. Skyler cortó sus cuerdas, y ella con su propio cuchillo lo llevó justo a la vena yugular.

—Tu vida insignificante jamás compensará la vida de mi gente. —le murmuró Allondra.

—¿Ahora qué?

—Ahora esto.

En un solo movimiento lo apuñaló, se desangró. Tomó la radio que poseía, para hablar con los Hombres de la Montaña.

Whitman, adelante. —habló uno de ellos— Whitman, es Emerson y Wallace.

—Esta es la Reina Allondra —saludó la mujer—. Y tengo un mensaje para ustedes: Los caídos se volverán a levantar.

(...)

—¡Artigas! —gritó Skyler en el bosque— ¡Miko!

Comenzó a correr donde se suponía que su hermano estaba. Lincoln corrió con ella, viendo a un Artigas en el suelo, con un leopardo lamiendo su cara.

—Hola, hermanito —susurró Skyler agachándose de cuclillas—. ¿Estás bien?

—Estoy vivo —susurró, con dolor—. Me duele todo.

—Vamos, pediremos ayuda.

Skyler tomó a Artigas un brazo, Lincoln otro. Lo cargaron hasta llegar al centro, buscando al resto de la familia.

—¡Sky! —se escuchó.

Los tres se giraron, viendo a Tobias y Cora. Corrieron hasta ellos y se abrazaron con fuerza, suspirando con alivio.

—Estamos bien, ya estamos bien. —susurró Tobias, abrazando a su hermana.

—¿Dónde están los otros? —preguntó Artigas.

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang