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MARATÓN 1/3
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Había pasado exactamente una semana

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Había pasado exactamente una semana. Una dura semana de entrenamientos en grupo. No podían permitirse que la Nación de Hielo los sobrepase en tácticas de guerra.

Skyler caminaba por el penúltimo piso, siendo escoltada por Kaninho. Los guardias abrieron la puerta, viendo que Clarke estaba en el balcón, y Jared estaba sentado con los pies en el aire, aburrido.

—Genial, ¿vienes a relevarme? —preguntó, reincorporándose. Skyler alzó una ceja, ladeando la cabeza. Clarke escuchó que el guardia que la retenía habló, por lo tanto se giró, viendo a la pelirroja— Verdad. Praimheda no hace relevos.

—Jared, eres mi guardia y mi primo, creo que ya deberías saberlo —respondió. Con fuerza, dejó caer la tabla llena de carne sobre la pequeña mesa de centro. La rubia se acercó, viendo cómo Skyler se sentaba a un lado de Jared—. Bien. Ya estás aquí. Come.

Clarke miró la tabla, y luego los miró a ambos. Jared soltó un quejido, para poder sentarse de buena manera.

—No ha dicho nada desde que estoy aquí —habló Jared hacia su prima. Colocó sus codos en sus rodillas, llevando sus palmas a su nariz. Sabía lo que estaba haciendo, tomando primeras impresiones. Solían hacer eso cuando eran más jóvenes, cuando juzgaban a los traidores—. Es como si fuese a utilizar algo en su contra.

Oh. Al parecer los muertos le comieron la lengua —dijo Skyler con pésame, para después reír junto al moreno a su lado. Clarke rodó los ojos, sacada de quicio—. ¿Sabes, Clarke? Te conozco. Quieres hacerle pensar a todos que eres despiadada, pero sólo eres una chiquilla asustada huyendo de su pasado.

—No tuve elección —se excusó.

—Siempre hay una elección —continuó, algo cansada del mismo memos operandi de Clarke—. Dices que necesitaste a mi hermana, pero tú ni siquiera sabías que tenías a los guardias de tu propio clan a tu disposición. ¿Por qué no matar a Emerson frente a todos? —fingió sorpresa— En lugar de eso, tu clan huyó como cobarde, y no encuentras mejor opción que culpar a mi hermana por eso.

Clarke guardó silencio, cohibida en su lugar. Skyler rodó los ojos nuevamente, con cero paciencia a su disposición. Se levantó del lugar, seguida de Jared. Estaban a punto de salir, cuando Skyler se detuvo.

—Otra cosa, Clarke —habló, llamando la atención de la rubia—. Si tratas de matar a mi hermana, me aseguraría de hacerlo. Créeme, no sé si quieres saber las consecuencias que te traerían si lo haces. Ten una linda tarde.

El siguiente guardia que entró se quedó con Clarke, así que Jared y ella ya podían irse. No podían obligarla a quedarse con ella, era lo que menos quería.

Durante estos meses sí se preocupó por Clarke, pero no fue precisamente por ella, sino por Bellamy. Notaba su preocupación todos los días, era algo que no le dejaba tranquilo. Siempre había sido Bellamy.

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora