𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁

15.5

El anochecer había llegado antes de lo esperado. Skyler intentaba ayudar a todos los que podía, pero sin agua ni comida, no podía hacer mucho. Miller tenía lágrimas en los ojos, viendo a todos los afectados y a los que estaban muriendo. Caminó hasta él con la mandíbula apretada, y le dio un puñetazo. Rápidamente, Monty, Harper y Jackson corrieron hasta ellos. Harper intentó calmar a Skyler al colocar una mano en su brazo, pero ella se apartó casi como si le quemara.

—Esta gente está así por tu culpa, Miller —escupió, con enojo—. ¿Quién era el maldito idiota que quería ir a pelear por Blodreina? ¡Tú! Había un escape de esto, y lo sabes. Mira a tu alrededor, porque esto es lo que consigues después de haber sido cómplice de un genocidio.

El Rover se sintió a unos pocos metros. Silbó, llamando a los guardias para que se colocaran estratégicamente. Sacó su espada, lista para atacar en caso de cualquier cosa.

—Ayuda, ayuda. Traemos heridos —pudo escuchar la voz de John Murphy después de seis años.

Harper se hizo paso entre la gente, sacando a quien estuviera dentro. Bellamy salió de ahí, tomando a Gaia en sus brazos. Por muy preocupada que esté por Gaia, todo se detuvo cuando vio a sus niños y a Madi bajarse de los asientos delanteros. Dejó caer la espada, para arrodillarse y abrazarlos a ambos. Ellos casi la derribaron con la fuerza que corrieron hacia ella, sumando a Madi.

—Heda y sus hijos nos salvarán —comenzaron a murmurar, al ver que los niños Natblida, los cuales todos decían que era producto de un milagro, llegaron a los brazos de su madre.

Inmediatamente, Octavia sacó su espada. Se abrió paso entre la gente, mientras todos alzaron sus rifles. Derek llegó hasta ellos, tomando a Lincoln de su mano, protegiéndolo. En cuanto Octavia llegó al frente, éste se interpuso de inmediato.

—Quítate de en medio —ordenó Blodreina.

—Ni loco dejo que te acerques a mi familia —amenazó Derek, apuntando la cabeza de Octavia con una pistola.

—Derek, está bien —habló Skyler. Éste giró un poco su cabeza, mirándole de reojo. Tenía una mirada confianzuda. Confiaba en ella, sabía que apenas Octavia moviera la espada, recibiría un disparo en su cerebro.

Octavia hizo lo inimaginable: se arrodilló frente a Skyler nuevamente. Ésta alzó la cabeza, intentando adivinar su truco, pero no había ninguno. Todos bajaron sus armas, arrodillándose frente a Praimheda una vez más. Derek también siguió el mismo paso que los otros, al igual que sus hijos, quienes miraban a su madre con un brillo en los ojos. Eventualmente, Bellamy y Echo también se arrodillaron, agachando la cabeza en señal de respeto.

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Echo abrió paso en todos los guerreros que estaban en fila, llegando hasta Talia y Zak.

—McCreary tiene a Raven y Shaw. Uno de los dos acabará volando la nave.

—Dijiste que Clarke se encargaría de eso —habló Zak, cruzado de brazos frente a la Azgeda.