11.2

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—¡¿Skyler?! —gritó Zak, asustado— ¡Skyler! ¡¿Dónde estás?!

La chica apareció al escuchar su nombre por enésima vez. Corrió hasta su hermano, abrazándolo por los muslos, era lo más alto que llegaba con la edad de cinco.

Zak levantó a la niña, asegurándose de que esté bien. Por lo menos no tenía raspones ni heridas.

—¿Por qué no respondiste? —exclamó Zak, preocupado.

—Lo siento, hermano Zak —se disculpó la niña, agachando la mirada.

—No puedes estar sola aquí —explicó un poco más tranquilo—. Es peligroso.

—Pero si es nuestro hogar —respondió, confundida.

Antes de que su hermano explicara los peligros para una niña pequeña, un rugido más árboles caer se escucharon. Skyler era una pequeña curiosa, así que, le causó miedo, sí, pero le causó más intriga al querer saber qué era eso.

—Vámonos —habló Zak, cargando a la niña entre sus brazos y caminando a paso apresurado.

Los Terrestres lograron cazar un jabalí, lo suficiente como para que Trikru y Skaikru pudiera comer.

Skyler comía junto con su madrina, ambas viendo a Octavia conversar con Kane. Pero luego miró a Jaha, quien también la estaba mirando, pero dejó de hacerlo al darse cuenta de que fue descubierto. Le habían dicho que él era el que la había enviado aquí a la Tierra, estaba más que disgustada con su presencia. No evitó hacer una mueca y mirar con desaprobación.

Antes de que Jaha la captara observándole, miró hacia sus alrededores, asegurándose de que estén toda su gente ahí. Lo estaban.

—Conozco esa mirada —habló Indra—. ¿Qué ocurre?

—¿Ves a ese hombre de ahí? —le preguntó Skyler, mirando casi imperceptible a Jaha— Él era el líder en esa nave espacial. Él me envió aquí, ese hombre Kane está de testigo.

—Entonces, deberíamos agradecerle —dijo Indra—. Por traer a una fuerte y hermosa guerrera.

Skyler sonrió a su madrina, mientras Miko, Zasha y Lila se colocaban debajo de las piernas de ambas y Kaninho comía un pequeño trozo que Skyler le había dado. Octavia se acercó junto a ellas con su trozo de carne.

Katherine y Blake tenían ganas de acercarse a ella, de preguntarle cómo había sobrevivido, para poder abrazarla y decirle lo mucho que la aman, a pesar de que tuvieron que enviarla hasta ahí. Pero, esa opción la veían cada vez más lejana.

—¿Qué vamos a hacer, Blake? —preguntó Katherine, desesperada— Tenemos que hablar con ella. Es nuestra hija. Nuestra Becca.

—Por ahora, dejaremos que ella se de cuenta. Quizás leyó la carta.

—Espera... —dijo Katherine— Mira su cuello. —sollozó— Tiene mi anillo.

Era verdad. El colgante que Anya le había entregado cuando la dejaron en la Tierra. Ese colgante demostraba que no todo estaba perdido, que quizás su querida Becca podía regresar a ellos. ¿Era posible?

Skyler hablaba con una sonrisa hacia Octavia e Indra, mientras acariciaba a Lila la gueparda.

—¿Estás emocionada? —le preguntó su amiga con una sonrisa, Octavia se la devolvió— No estés nerviosa, somos las mejores maestras, ¿cierto?

—Por supuesto. —respondió Indra seria como la mayoría de las veces, comiendo su trozo de carne.

(...)

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Where stories live. Discover now