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El desafío de un terrestre de Trishanakru no pasó desapercibido por nadie

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El desafío de un terrestre de Trishanakru no pasó desapercibido por nadie. Cuestionaron a Lexa, era lógico que iban a cuestionar a Skyler ya que las hermanas tenían historia. De hecho, ha sido una de las cosas más probables en todo este tiempo.

Skyler se encontraba en la sala del trono entrenando junto con Ezra, llevaban más de cuatro horas practicando, y el pobre chico estaba exhausto.

—¿Por qué no descansas? —le preguntó Selina, quien estaba en los escalones del trono junto a Kira, aburrida de ver a la chica practicar.

—Alguien que me entiende —se quejó Ezra, estaba cansado.

—No puedo descansar —respondió, concentrada en poder manejar su arma con comodidad—. No cuando todos los clanes están en mi contra.

—Skyler, quedan unas horas para el amanecer. Debes descansar —insistió Kira, algo preocupada por el estado de la muchacha.

—Ustedes vayan si quieren. Me quedaré aquí.

Selina, Kira y Ezra suspiraron cansados, yéndose de la sala del trono. Skyler comenzó a practicar por su cuenta, girando la espada de un lado a otro para practicar la muñeca.

Se dio cuenta que necesitaba ayuda. Dejó caer la espada, arrodillándose en el suelo. Cerró los ojos, inhalando y exhalando, controlando su respiración. A los minutos apareció en la gran mesa, con todos los Comandantes, Felidae incluidos.

Estás débil –habló el Comandante Riker.

Esto es una mala idea –insistió el Felidae Lionel.

Esperé algo más de apoyo, honestamente –murmuró Skyler, sentada en la punta de la mesa–. No puedo arrepentirme. Si lo hago...

Te cortarán la cabeza –finalizó Daria, apoyando los codos en la mesa–. ¿Qué harás?

Confiaré en mi espada –murmuró.

Ah, como olvidar la espada del Caballero –comentó Riker con una sonrisa–. Buen movimiento. Tu espada es tu mejor amiga. Sabrá guiarte, Skyler. No lo olvides. La espada de un Caballero siempre tiene la mejor estrategia.

(...)

—¿Estás segura que lo harás? Yo puedo pelear por ti.

—Tengo que hacerlo por mi cuenta, Kar. Confío en mí misma, en mi espada y en la Llama.

Su prima suspiró, asintiendo con la cabeza.

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora