11.3

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Bellamy seguía apuntando "disimuladamente" hacia Niylah desde el fondo de la habitación, mientras que ella y Skyler conversaban casi en la entrada. La mirada seria de Bellamy le ponía más que nerviosa, junto con los gritos de Raven. Ni siquiera supo para qué había ido.

Se ve muy interesado en protegerte —le murmuró Niylah, ganando una mirada incrédula y una mueca en la pelirroja. La rubia se rió, negando con la cabeza—. ¿Apuntándome con un arma, sabiendo que soy incapaz de hacerte algo?

Se interesa en protegerse a sí mismo —respondió, llamando la atención del moreno. Negó con la cabeza, poniendo toda su atención en Niylah. La rubia tenía unas cuantas ojeras, al igual que los ojos disimuladamente hinchados y rojos por haber llorado. Vio que en su cuello colgaba uno de los accesorios de su padre: una reliquia familiar—. Lo siento mucho, Niylah. Debí haber estado ahí.

No —se negó—. Lo que importa ahora es la justicia.

Asintió, encontrándole razón. Se quedaron en silencio nuevamente, ambas mirando disimuladamente a Bellamy, hasta que interrumpieron gritos que no eran de Raven, sino de Clarke.

Quédate aquí —ordenó Skyler, corriendo tras Bellamy.

—¡Te vamos a freír! —gritó Clarke hacia Raven, o Alie, o cualquiera.

—¡Hey! —gritó Skyler— Sácala de aquí.

Bellamy se llevó a Clarke, quien no paraba de maldecir hacia Raven. Skyler miró a Raven, tenía una mirada que era bastante similar a una sedienta de sangre, de venganza. Jasper le dio una mirada a Raven antes de desaparecer junto a Skyler.

—Descansa, Jasper —murmuró Skyler, mirando que el chico estaba lo suficientemente afectado como para poder ayudar en algo más.

Skyler volvió a entrar, justo cuando Raven guardó silencio. Ambas se dedicaron una sonrisa cínica, mientras la pelirroja se sentaba en uno de los sofás a unos cuantos metros de la cama.

—¿No hay palabras de alentamiento para mí? —preguntó Skyler con una risa burlona, justo cuando Bellamy estaba a punto de entrar, pero se detuvo, deteniendo de esa misma manera a Jasper, esperando poder escuchar algo— Vamos, Alie. Me conoces.

—Tal y como conocía a Marhina —habló Raven. Skyler le aplaudió por haber hablado de ella. Sabía que, frente a ella, jamás sería capaz de demostrar lo que le doliera—. Era una mente brillante, pura, mucho más que la tuya —escuchó aquella risa contagiosa de Skyler, y estaba seguro de que era una risa verdadera. A veces, podía ser una mujer muy perversa si se lo proponía—. Sólo digo lo que es verdadero. Marhina y Stan estarían decepcionados en la persona que te convertiste.

La risa se esfumó, dando paso a una tensión que se podía contar con un cuchillo. Bellamy negó con la cabeza, y ambos se quedaron detrás de la cortina, espiando la conversación.

—Vaya, eso es nuevo —habló Skyler, con un tono de voz casi muerto—. Nunca te escuché hablar de Stan antes. Casi haces que me crea esto de los chips, ya sabes.

—¿Qué se siente haber matado al hermano menor de Costia? —preguntó, dejando en la pelirroja sólo seriedad— ¿Lo recuerdas? Tenías catorce años, y ya eras una máquina de asesinatos.

—Stanlei kom Trikru —habló, sorprendiendo a Alie, dejando a Raven con la boca cerrada—. Futuro Guardallamas. Diez años, hermano de Costia, esposa de Lexa.  Abducido por ti y tu grupo de Ciudadanos brillantes. ¿Recuerdas? Lo maté con una daga negra, oxidada. Marhina, veintiséis años, desgarré su garganta con una navaja entre mis dedos, antes de que tu chip pudiera matar a más gente. Podemos hablar de todas las muertes que he causado, pero no se comparan con las tuyas.

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Where stories live. Discover now