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MARATÓN 3/3
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—¡¿Embarazada?! —exclamó, pero fue callada al instante

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—¡¿Embarazada?! —exclamó, pero fue callada al instante.

—Baja la voz, Selina. —susurró.

—¿Cómo quieres que baje la voz? —susurró de vuelta— Seré tía. ¡Tú y Bellamy serán padres! Tienes que decirle.

—¿Estás loca? Va a morir en diez días.

—¿Y no crees que por eso debe saber?

—¿Para qué? ¿Para que se deprima sobre un hijo que no va a conocer? Mi respuesta es la misma. Nadie debe enterarse. Júralo, Selina.

—¿Ni siquiera mamá y papá? ¿Qué hay de Harum y Allondra? ¿Tobias? ¿Tu familia completa?

—En especial ellos.

La conversación se dio por finalizada. Selina asintió en silencio para después retirarse de la habitación de su hermana. Skyler se sentó en el borde de la cama, lanzando el resto de su cuerpo hacia atrás, dando un grito de frustración.

Un hijo. Pensó.

Se imaginó un hijo de ella y Bellamy. Perfecto.

Comenzó a llorar sólo por imaginar cómo sería su vida con un hijo de Bellamy, o hija. Un pequeño Bellamy o una pequeña Skyler. A decir verdad, heredaría los rasgos perfectos de cada uno.

A pesar de que dijera que odiaba a Bellamy, era una vil mentira que ni siquiera los Comandantes en su interior creían. Skyler amaba a Bellamy con todas sus fuerzas.

Pero no podía darse el lujo de pensar en eso, al menos no ahora. Polis era zona de guerra, por lo tanto, ella no perdería la guerra.

La Nación de Hielo ha intentado cruzar Polis todo el día, causando bajas en ambos lados, logrando apoderarse del templo. No muchos clanes se aliaron con Azgeda, pero la mayoría se aliaron junto con Trikru, ya que no iban a dejar a su última Comandante.

Alistó sus cosas antes de salir, sus armas sobre todo.

Las puertas se abrieron, revelando a Zak y Talia. Corrió hasta ellos para abrazarlos con fuerzas, agradecida de que estén bien.

Con lo ocurrido en Polis, Zak dijo que necesitaba regresar con su hermana y apoyarla en todo lo posible. Abby le entendió, porque su preocupación era notoria, además de que debía velar por su gente y sus lobos, sin saber lo que le esperaba.

—¿Dónde está Nyko?

Ambos se miraron con nerviosismo, causando nervios en una adulto joven embarazada de cuatro meses, quien de por sí sin el embarazo era igual de nerviosa e impaciente.

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Where stories live. Discover now