Cuidados para un dragón embarazado

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Nadie habría podido imaginar lo que ocurrió aquella mañana. El sol aún no había salido cuando JiMin estaba ya despierto. TaeMin había pasado una mala noche. Cada vez era más frecuente que el muy embarazado dragón se encontrara mal. Cada día más débil. Y JiMin se tragaba el dolor de verle así y todas las preocupaciones para él. Y le sonreía a pesar de todo. Le dolía terriblemente la espalda, hasta el punto de que no encontraba una postura en la que dormir. JiMin se había pasado la noche calentando bolsas de semillas terapéuticas para ponerlas en su espalda y aliviar un poco su dolor.

TaeMin había logrado dormirse hacía un par de horas y ya empezaba a moverse bastante, clara señal de que estaba a punto de despertar porque la espalda le estaba destrozando. Si estuviera en perfectas condiciones, la espalda no sería más que un problema menor, pero el embarazo le estaba agotando de forma abismal y no podía descansar bien para recuperar fuerzas. Se despertó finalmente con un quejido cuando JiMin estaba preparando los ungüentos mañaneros. No había un compañero más dedicado que él.

- No te he dejado dormir en toda la noche. - Pronunció aún somnoliento. JiMin le miró con una sonrisa a pesar de que era cierto y a pesar de lo decepcionado que estaba por no haber logrado que TaeMin durmiera unas horas más. Se acercó a él, acarició su pelo y posó la mano en su frente unos segundos.

- Al menos esta mañana no tienes fiebre. - Comentó. - ¿Quieres que te preparé otro té? Quizá puedas dormir un poco más. - TaeMin negó.

- No más tés para dormir. No me hacen efectos y su sabor es realmente malo.

- Pues ya les pongo más azúcar del que debería. - Le recordó JiMin. TaeMin, como si de un niño pequeño se tratase, alzó los brazos hacia él. JiMin se inclinó hacia él para abrazarle y así ayudarle a sentarse en la cama. TaeMin contuvo otra queja. Le desabotonó un poco la camisa del pijama para dejar su vientre al descubierto. Observó su piel y sonrió complacido. Al menos los ungüentos funcionaban, aunque preferiría que funcionaran mejor los demás remedios. TaeMin acarició su vientre.

- Es increíble. Mi piel sigue tan suave como siempre. Has conseguido que no tenga ni una sola estría a pesar de este barrigón. - JiMin rió y se inclinó una vez más para besar el vientre de su compañero.

- Eres tan perfecto. - Comentó de pronto.

- Sí, claro. - Ironizó. - Estoy gordo, quejica y ojeroso. Mi mejor momento, vamos. - JiMin rió de nuevo. Esa sí que era la mejor medicina para TaeMin. La risa de su amado le aliviaba todo dolor.

- Estás precioso. - Aseguró con cariño.

- No eres imparcial. - Opinó fingiendo estar pico interesado en sus cumplidos desmesurados. JiMin sacó el cuenco donde había preparado el ungüento para su piel y se puso de rodillas sobre el colchón de su cama matrimonial. TaeMin se acomodó entre los cojines, ese era el mejor momento del día y quería disfrutarlo. Cerró los ojos totalmente relajado mientras JiMin esparcía aquella sustancia de textura cremosa sobre su vientre con delicadas y elaboradas caricias. Bostezó de tan cansado y relajado que estaba.
- Deberíamos probar algo más fuerte para que puedas dormir.

- Los sanadores dijeron que algo más fuerte podía dañar al bebé. No me arriesgaré a eso. - No era la primera vez que se lo decía.

- Lo que terminará por dañarle será tu cansancio. - Contrapuso JiMin. TaeMin alargó la mano hasta su mejilla acariciándole con amor.

- No te preocupes, mi príncipe. Todo saldrá bien. - Anunció. - Nuestro hijo nacerá pronto y podremos disfrutar los tres.

- Sabes muy bien que aún puede tardar meses en nacer. - La voz de JiMin sonaba apagada. - Cuanto más tarde más peligroso...

El Reino De Los Dragones [BTS]Where stories live. Discover now