Olvidarte

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- Lo siento. - Sollozó. La escena era extraña, pues el único que acababa de echarse a llorar era el príncipe heredero que al que poco le afectaba la noticia. - Lo siento muchísimo. Yo prometí ayudaros y no he podido. - Los verdaderamente afectado, JungKook y TaeHyung, no lloraban. Ellos estaban hecho de otro material, uno más fuerte.

- No lloréis, alteza. - Pidió JungKook inclinándose a sus pies y cogiendo su mano. Casi parecía una propuesta e matrimonio. - Os lo ruego. - La fortaleza de los dos soldados cuyas esperanzas habían sido arruinadas, sólo lograba que HoSeok se sintiera más estúpido aún por ser el único que llorara. - Usted no tiene la culpa de que el hechizo no funcione como nosotros habíamos imaginado.

HoSeok había salido corriendo en cuanto se había dado cuenta hablando con su padre. Siendo quien era, nadie le había detenido en su carrera hasta el palacio donde vivía JungKook. Tampoco dentro de éste, pues había llegado hasta la habitación del general sin interrupciones. Cuando abrió la puerta precipitadamente, se había encontrado con los dos soldados disfrutando de la soledad y de la compañía mutua relajadamente. Si hubiera llegado unos minutos antes les habría cazado en pleno acto lascivo. TaeHyung justo estaba poniéndose la camiseta, por lo que ni siquiera pudo esconderse incluso si, en primera instancia, pensó que era el consejero G.Dragon quien había irrumpido en el dormitorio. JungKook ni siquiera la llevaba puesta.

- La culpa es nuestra por hacernos ilusiones demasiado pronto. - Aseguró TaeHyung.

- No sé cómo. No conozco ninguna forma de ayudaros. - Continuó llorando. - Lo siento tanto.

- Alteza, calmaos. Nosotros... No sé... Buscaremos alguna forma... O... - TaeHyung no sabía que decir para convencer a HoSeok, o más bien, para autoconvencerse, de que iba a salir todo bien incluso si no había esperanza.

- Arreglaremos lo nuestro. Ya habíamos estado en este punto antes. - Le recordó JungKook. - Podemos... - De pronto el dragón escuchó unos pasos familiares para él. - Padre. - Como un acto reflejo, TaeHyung se escondió bajo la cama al oír eso y JungKook se limitó a soltar la mano de HoSeok y ponerse de pie. Se quedaron esperando a que el hombre atravesara la puerta inmediatamente y sin llamar, tal y como hacía siempre. Sin embargo, tuvieron que esperar, pues, aún estando detrás de la puerta, el padre de JungKook no entró. De seguro intentaba escuchar detrás de la puerta. El general refunfuñó y fue a la puerta a abrir, no sin antes asegurarse de que TaeHyung estaba bien escondido. HoSeok se limpió las lágrimas con su adornada y lujosa camisa. - Padre. - Dijo sobresaltando al consejero. - ¿Se os ofrece algo?

- ¡Oh! He oído de los sirvientes que el príncipe HoSeok estaba aquí. - Dijo sin tapujos.

- Y así es. - Pronunció HoSeok mientras JungKook terminaba de abrir la puerta y le permitía el paso a su padre. Este entró sin pensárselo y he hizo una reverencia ante el príncipe.

- Buenos días, alteza. - Pronunció. - Me extrañó la forma en que entró sin anunciarse alteza. El servicio me comentó que os veía alterado. ¿Ha ocurrido algo?

- No ha pasado nada malo, consejero G. Dragon. - Afirmó con serenidad. Sin embargo, era imposible ocultar la hinchazón en sus ojos.

- Habéis estado llorando. - Observó acercándose con gesto amable, aunque bien sabía HoSeok que el consejero no tenía mucho de amable. - ¿Os encontráis bien?

- Estoy perfectamente. - Aseguró.

- No os habrá hecho algo mi inútil hijo, ¿verdad? - Pronunció. Por supuesto, el consejero no había pasado por alto que JungKook no llevaba camiseta.

- Padre, ¿insinua que yo haría llorar a mi príncipe?

- Sólo digo que a veces eres un poco torpe con las palabras y muy bruto con tus acciones y el príncipe HoSeok es una persona sensible. - Ambos estaban seguros de que el consejero no consideraba ser sensible como una cualidad a admirar.

El Reino De Los Dragones [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora