El Reino De Los Dragones [BTS]

Órdenes de un soldado

No podía creer que se había quedado dormido de aquella forma, sentado sobre el césped, atado a un árbol y con las muñecas... Un momento. Ya no se sentía esposado. Abrió los ojos con dificultad. Le dolía todo el cuerpo por la postura. Se sorprendió al ver que estaba sin las esposas. El cazador blanco, YoonGi, estaba frente a él. Había limpiado sus muñecas ensangrentadas mientras dormía y ahora las vendaba con cuidado.

- Ni te muevas. - Le advirtió cuando se percató de que estaba despierto. - No llegarías lejos.

- ¿Por qué me curas las heridas? - Quiso saber.

- Sería problemático si se infectaran y tuvieras fiebre. - Argumentó. Luego le entregó una manzana. - Come. También sería problemático si te desmayaras. Ayer no comiste nada al final.

- Disculpa si se me quitó el apetito al conocer que tu padre era el gran cazadragones de las sombras.

- No elegimos quienes son nuestros padres. - Comentó YoonGi.

- Pero elejimos si queremos seguir sus pasos. - Respondió. Volvió a ponerle la esposas y le desató del árbol para ponerse en marcha.

- Ya te dije que yo sólo obedezco órdenes. - Le recordó. Empezaron a caminar.

- Y tus órdenes son llevarme con el hombre que mató a mi padre para que pueda aprovecharse de mi poder, tener muchos hijos tan poderosos como tú y así poder aniquilar a mi especie. - HoSeok había tenido tiempo para meditar las verdaderas intenciones del rey cazadragones del norte.

- Según él, vosotros no deberíais existir. - Afirmó. - En mi opinión, en consecuencia, nosotros tampoco.

- Ese es un pensamiento triste. Significa que sólo existes para matar. También es una existencia triste. - YoonGi se escogió de hombros ante su declaración. - No finjas que nada te importa. Vi la cara que pusiste cuando mencioné a tu madre. - YoonGi apretó los dientes. No quería oír a nadie hablar de ella. A pesar de que nunca había podido conocerla, ella era, sin duda, uno de sus puntos débiles. - Ella falleció al darte a luz. Tu magia fue demasiado para ella. - Le recordó. HoSeok escuchó sus dientes rechinar, pero no detuvo sus palabras. - Dime, YoonGi, ¿cuántos hermanos tuyos nacerán sin madre si tu padre usa mi poder para tener más y más hijos? - YoonGi ya había pensado en eso, pero la última vez que había impedido los planes de su padre directamente, lo había pagado caro.

- Sólo tiene que encontrar una mujer lo suficientemente fuerte como para que no muera en el proceso. - Planteó el cazador.

- ¿Acaso existen cazadragones hembras que tengan longevidad y magia? - Preguntó HoSeok conociendo la respuesta. - No se la razón, pero sé que los conjuros de longevidad y fuerza no funcionaron con las mujeres humanas. Sólo las utilizais para procrear. No son verdaderas cazadragones. - Le espetó. - Es posible que el plan de tu padre funcione y mi presencia haga que pueda dejar embarazadas a más mujeres que ningún otro cazadragones en la historia. Y todas ellas morirán como lo hizo tu madre. - YoonGi ya sabía todo aquello. Él mismo ya se mortificaba lo suficiente como para que alguien más le estuviera torturando de aquella manera. - Y será sólo culpa tuya.

- ¡Cállate! - Bramó enfurecido. - Encontraré la forma, ¿de acuerdo? - HoSeok esperaba despertar algo en él, pero no creía poder hacer estallar de esa forma.

- No quieres hacer esto. - Pronunció el dragón. - Tú no eres tan horrible como todos creen, ¿verdad?

- Tú no sabes nada de mí. - Gruñó. Estaba claro que ese tal YoonGi era bastante gruñón, por lo general.

- Déjame ir y nada de eso ocurrirá. - Aseguró. - Mi familia no tiene intención de desequilibrar la balanza a favor de los dragones. Jamás hemos buscado la guerra. - Prometió. - Así mi poder no será utilizado para crear un ejército, de ninguno de los dos bandos. No criaré más hijos de los habituales en un dragón. Lo juro. - Le miraba a los ojos para que le creyera. - Ni siquiera creo que llegue a ser demasiado compatible con mi pareja. - Admitió más para sí mismo. - "Entonces, ¿ese tal príncipe TaeMin no eran ni su pareja ni su hijo?", pensó YoonGi.