Expiación de los pecados

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Nada más correr las cortinas de la tienda todos pudieron oler el intenso aroma a incienso que había allí. Y en el centro de la habitación, tras un escritorio robusto, el cura estaba escribiendo algo.

- Sabía que vendríais a por mí. - Aseguró el hombre con solemnidad levantando la cabeza de sus papeles.

- Sólo buscamos información. - Anunció JungKook. - No tenemos intención de hacerte nada si nos la das rápido, religioso.

- Venís por el dragón de vida. - Acertó a decir el clérigo.

- Él sabía que vendríamos aquí y, aún así, mi padre os ha dejado al amparo del fuego, la roca, el rayo, el metal y el hielo. Es un ser despiadado para con su pueblo. - Pronunció el dragón blanco.

- El pueblo es siervo del rey y su gran plan acabará con la impura plaga.

- Los hijos que ese degenerado planea tener con mi primogénito serán dragones también. - Le recordó Jin.

- La marca de Enoc purifica a los nacidos en pecado y los convierte en armas para acabar con la maldad de este mundo imperfecto. - Explicó el sacerdote.

- Así que lo sabías. - Comprendió YoonGi. - Todo el tiempo que estuviste con nosotros sabías que nuestra naturaleza de cazadragones era una farsa. - Ese hombre llevaba con ellos más de treinta años. Y, antes que él, otro sacerdote humano les había acompañado y, antes que él, otro, así había sido desde que YoonGi tenía memoria.

- No es una farsa. Es un ritual de purificación. Si no te hubieras deshecho de la marca. Si hubieras hecho como tu padre y hubieras aceptado con gratitud los castigos por tus pecados de nacimiento. - YoonGi no comprendía del todo a que se refería. - ¿No lo ves? En cuanto nos abandonaste y dejaste de recibir los castigos por tus pecados te has vuelto uno de ellos.

- No comprendo que quieres decir. - En realidad tenía una ligera idea de a qué se estaba refiriendo, pero no estaba seguro.

- Creo que aún puedes entrar en razón, muchacho. - Siguió hablando. - Quizá aún puedas salvar tu alma si reniegas de esos seres y vuelves al camino correcto. Ayuda a tu padre a vencer esta guerra y...

- ¿Qué has querido decir con lo de los castigos? - Le interrumpió.

- Desde tiempos inmemoriales, la flagelación es el único camino para la purificación de las almas venidas del infierno. - Dijo el hombre. Flagelación. Su espalda... Todos los golpes que su padre le había dado... Sabía que habían sido castigos por su naturaleza, pero no por su naturaleza de dragón, sino por su naturaleza homosexual.

- Entonces... ¿mi padre también...?

- Por supuesto. - Afirmó como si fuera lo normal. Y su padre antes que él. La familia real se flagela para purificar no sólo sus pecados, sino también los de su gente. A cambio, el pueblo no dudará en dar la vida por su rey.

YoonGi estaba empezando a marearse un poco. No sabía si era efecto del incienso o de lo turbio de aquel asunto pero quería salir de allí.

- Poco me importan tus cuentos sectarios. - Detuvo su verborrea. - Sólo quiero saber dónde está el dragón que mi padre ha secuestrado.

- Entiendo que ellos quieran recuperarlo puesto que son de su sangre. Pero, ¿por qué tú?

- Eso a ti no te importa. - Gruñó. - Dime dónde está.

- Aún si encuentras a tu padre, ya no le encontrarás a él. A estas alturas, el mundo de las sombras ya lo habrá engullido.

- Sé que mi padre tarda casi una semana en abrir el portal al mundo de las sombras.

El Reino De Los Dragones [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora