Mi lugar en el mundo

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- ¡Wow! Es cierto. Su escamas son de hielo. - Mencionó HoSeok  acercándose al gran dragón blanco quien se sentía algo estúpido.

- ¿Quiere decir eso que podrías derretir todas sus escamas? - Le preguntó JiMin a JungKook burlesco.

- No lo creo. Nuestras escamas están adaptadas a nuestros poderes. Su propia magia le protegería y el frío sería tal que mi fuego difícilmente le quemaría. A no ser que esté un buen rato en la hoguera, entiéndeme. Todos tenemos un límite. - Explicó. - Yo puedo meterme en el agua y no por eso dejo de estar incandescente si lo deseo.

- Sí, aún recuerdo cuando evaporarse la piscina siendo un crío. - JiMin parecía molesto con ese recuerdo.

- Eso fue porque tú me enfadaste. Era mi balón. - De pronto YoonGi gruñó con fuerza sorprendiendo a todos. El rey habia arrancado una de sus escamas.

- No me gruñas. - Pronunció Jin como si estuviera regañando a un niño. - Volverá a crecer enseguida y no duele más que que te arranquen un pelo, no seas quejica. - En realidad no había dolido realmente, pero le había sorprendido. - Además, sigues pudiendo hablar, no eres un animal. - Le recordó.

- Perdón. - Mencionó asustandose de su propia voz. Era tan distinta ahora. YoonGi siempre había tenido una voz grave, pero esta vez sonó aspera y gutural. No le parecía una voz real, así que no quiso hablar demasiado.

- Estiende un poco las alas, YoonGi. - Le recomendó HoSeok. - Pareces encogido.

La verdad era que él no estaba del todo cómodo. Se sentía torpe en ese gran cuerpo así que hacía lo imposible por agazaparse para parecer más pequeño y no moverse lo más mínimo. Girar la cabeza con su nuevo y larguísimo cuello casi le daba vértigo. Sus alas y su larga cola eran extremidades totalmente desconocidas para él. Tenía espacio de sobra para moverse, pero tenía la sensación de que iba a golpear todo y a todos si movía un musculo. Aquello resultaba demasiado abrumador para él. No había asimilado ni siquiera su naturaleza, ¿cómo iba a asimilar ese nuevo cuerpo? Ya había tenido suficiente, así que volvió a su forma humana. Al menos lo que le habían dicho era cierto. No tenía problemas para cambiar, era puro instinto. Se recolocó muy rápidamente la extraña prenda que le habían dado para su parte inferior. Eso hizo reír a los demás, quienes le notaron tímido y apresurado para que no se le viera nada íntimo. A YoonGi, que siempre había ido con pantalones, llevar faldón le hacía sentir raro. Además, los dragones estaban acostumbrados a no llevar ropa interior y muchas veces ni siquiera cubrían sus torsos. Lo hacían, obviamente, porque no querían romper sus prendas cada vez que se transformaban, era lógico. Sin embargo, YoonGi se sentía desnudo y por primera vez se sintió cohibido al darse cuenta de que la mayoría de los dragones que había conocido no llevaban nada para cubrirse debajo de ese faldón. Una repentina ráfaga de viento y hasta HoSeok... apartó ese pensamiento de su cabeza velozmente. Se había acostumbrado a hacerlo así cada vez que pensaba en algo pervertido. Claro que los castigos por sus desviaciones homosexuales ahora resultaban estúpidos. Para los dragones no existía otra opción y eso sólo hacía que YoonGi estuviese aún más confundido por sus propios pensamientos.

- Te acostumbrarás. - Dijo de pronto el rey sin especificar a cuál de las muchas cosas nuevas debía acostumbrarse.

- ¿A qué, concretamente? - Quiso saber.

- A tu nuevo tú. - Le sonrió.

~   ~   ~

YoonGi encontró un lugar apartado dentro de las murallas. Desde allí, un cerro bastante alto, se veía más allá de los límites del reino. Era una imagen agradable, porque se sentía pequeño en la inmensidad del mundo y de repente él no era tan importante y por tanto, sus confusos pensamientos y sus problemas, se volvían nimios, insignificantes. Pero era curioso e interesante estar allí. La vista era muy distinta a la que él tenía en el cañón donde había nacido y se había criado, aun si eran terrenos igual de áridos. La piedra de la montaña era gris, en contraste con el rojo cobrizo de la piedra del desierto. Y la humedad de allí era muy alta, lo que le facilitaba sobremanera el uso de su magia de hielo. El clima, mucho más frío, le hacía sentir mejor también. Se sentía mucho menos agobiado allí. Era notablemente más similar a donde se esperaría que viviera un dragón de hielo como él. Dragón, sí. Esa era la otra gran diferencia. En el cielo siempre había al menos tres dragones volando. Había divisado en una ocasión la piel escarlata del general, pero la mayoría, por supuesto, eran dragones de piel terrosa, comunes, sin magia. HoSeok le había dicho que había una parte de la montaña que era de piedra tan pulida que reflejaba casi como un espejo. Le había invitado a verse allí en su forma dragón, pero YoonGi no estaba seguro de querer verse, ni tampoco de intentar volar. Según ellos, la transformación en dragón era algo instintivo, pero el volar se aprendía como el andar en los niños. Claro que, siendo un adulto, opinaban que no le costaría trabajo aprender. YoonGi no había ni querido oír hablar del tema. Había vivido toda una vida sin volar. No era algo que necesitase o que le llamase la atención. Sin embargo, JiHoon parecía más encantado con todo aquello. Hasta ahora, ser cazadragones no le había proporcionado ninguna satisfacción. Él sólo era un muchacho de 60 años al que habían mantenido practicamente oculto porque su padre se avergonzaba de él y le usaba sólo para chantajear a su hermano mayor. Ahora era un dragón libre y, aunque echaba mucho de menos a su madre, se sentía a gusto con su nueva vida y su nueva condición de dragón. Había sido como renacer, le había comentado a YoonGi.

El Reino De Los Dragones [BTS]Where stories live. Discover now