El dragón blanco

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Desde que TaeMin había dado a luz, los rumores se había extendido como el humo por todo el reino. Las celebraciones no oficiales por el nacimiento del pequeño MinMin, cuyo nombre ya se había confirmado, se sucedieron durante más de una semana esperando a que TaeMin se recuperaran y el rey regente terminara de organizar la festiva ceremonia de nacimiento para el pequeño dragón. No era más que un pequeño discurso y la presentación del pequeño dragón a la población del reino. El resto de las celebraciones eran cosa popular las calles se adornaban, la gente salía de sus casas a dar la bienvenida al nuevo miembro de la familia real.

TaeMin salió por primera vez de la habitación a los pocos días de dar a luz. Poco a poco, paseó al bebé por todas los pasillos y jardines del palacio. Los sirvientes y trabajadores del palacio lo acompañaban embelesados por el retoño que era fuerte y risueño. Nunca le falta gente a la que conocer y con la que jugar. Suerte que, siempre que supiera que sus padres estaban cerca, el niño no hacía distinción con quien jugaba. Era el primero de una nueva generación para la familia real y todo el reino estaba encantado. TaeMin lo asomaba al balcón para que el pueblo lo viese y el bebé se quedaba mirando a los dragones que volaban con fascinación. A pesar del susto, TaeMin no tardó mucho en recuperar las fuerzas. Sin embargo, JiMin aún estaba preocupado, así que no se separaba de él.

- ¿Vas a estar bien tú solo? - Le preguntó el dragón de zafiro a su compañero.

- ¿Acaso vas a ir a la guerra durante una decada? - Ironizó TaeMin mientras mecía a su hijo entre sus brazos.

- Esto... No. Voy al patio interior. Un par de horas. - Pronunció. JungKook estaba apoyado en el marco de la puerta de la habitación observando la escena intentando no reír.

- Entonces largo de aquí. - Le espetó, pero con cariño. - Te quiero, JiMin. Pero, a veces, me agobias. JungKook, sácalo de aquí. - Le pidió. - Llévatelo de paseo o algo.

- Sí, mi príncipe. - Dijo el general con una reverencia. - Por aquí, alteza. - Le invitó a JiMin a salir de la habitación con un gesto de su mano. JiMin miró a su compañero, luego bufó y salió de la estancia. - Deja de ser tan protector con él. - Le sugirió cuando ya estaban solos dirigiéndose al patio interior. - Está en un edificio lleno de gente es imposible que les ocurra algo a él o al bebé.

- ¿No puedo preocuparme por mi hijo y mi compañero?

- Claro que sí, pero te sobrepasas. - Le aseguró. - Además, tú no tienes idea de como cuidar de un bebé.

- He leído mucho. - Se excusó el dragón de zafiro.

- ¿Y crees que por leer vas a saber más que los comadrones que llevan toda su vida dedicada a cuidarlos? Relega un poco, eres un príncipe. - Le recordó.

- Ya, claro. ¿Y tú que tal estás? - Le preguntó.

- Bueno, con todo lo de la celebración he tenido que organizar muchas cosas referentes a la seguridad y no he tenido mucho tiempo para pensar en nada así que estoy bastante bien. - Aseguró el general.

- JungKook, mentir a tu príncipe es un delito, pero mentir a tu mejor amigo es deplorable, además de inútil. - Comentó. - Te conozco demasiado bien. ¿Crees que no sé como se te marcan las ojeras cuando llevas días sin dormir? Estás hecho polvo. - JungKook no lo negó, se limitó a bajar la mirada. - Tranquilo, hermano. Sé que no he estado muy pendiente de ti últimamente, pero voy a buscar la forma de ayudarte.

- No. No te molestes. - Parecía rendido. - No hay nada que hacer sobre eso. Lo que tengo que hacer es encontrar la forma de convencerle de que aun con la diferencia de longevidad podemos estar juntos. - JiMin no dijo nada. ¿Qué podía hacer? - Sé que me ama. ¿El amor no debería ser suficiente? - Le preguntó a su amigo.

El Reino De Los Dragones [BTS]Where stories live. Discover now