¡Quiero matar a mi jefe!

Cap 6: Lección #1: Modales

Alaska's Pov

Una semana después...

Si hay algo malo en New York es la gran cantidad de gente que camina por las calles. En serio, parece que los reproducen en masa. Ahora estoy caminando entre una multitud de personas que van camino a sus trabajos, con un capuccino en una mano, que tuve que ir a buscar al otro lado de la ciudad porque el ruso sólo toma café de una cafetería en específico, y una carpeta con papeles en la otra tratando de mantener el equilibrio con mis zapatos.

Hace una semana que empecé a trabajar en la empresa y hasta ahora va bien. El ruso sólo habla de trabajo. Entiendo que los rusos tenemos la costumbre de ser muy serios con los extraños y no solemos ser muy expresivos, mis hermanos y yo se puede decir que somos la excepción a la regla porque fuimos criados al estilo americano, pero este ruso parece que se chupó un limón por las mañanas. Está muy bueno y es un majar a la vista, pero abre la boca para ladrar, si, él ladra créeme, órdenes y se acabó la magia.

Al llegar entro por la enorme puerta de la entrada y camino hacia el elevador. Puedo sentir la mirada de varios sobre mí durante mi camino hacia el escritorio frente a la oficina del jefe. Se puede decir que soy la comidilla de la empresa por la gran entrada triunfal de la semana pasada y todo el mundo se pregunta cómo es que la nueva asistente personal del CEO entró con el dueño de la empresa caminando junto a él y no hizo entrevista de trabajo alguna. Además algunas de las mujeres me miran por mi ropa. Si supieran que la mayoría la he diseñado y hecho yo.

Hoy he decido ponerme un vestido rojo oscuro pegado al cuerpo y de mangas largas. Botas de tacón negras por encima de la rodilla. Pelo suelto y planchado. Un sencillo delineado negro, rímel y lápiz negro para resaltar mis ojos verdes, con un labial de un color oscuro como el vestido hacen el maquillaje. Uñas rojo oscuro y unos pequeños aretes.

Llego a mi escritorio ubicado frente a la oficina de Izan, jamás lo llames así es señor Ivanov, dejo mi bolso en la mesa y me dirijo a la puerta para después tocar. Al instante se escucha una voz en el interior

-Adelante«maldito ruso y su voz ronca. Entro en la oficina y lo veo sentado mirando unos papeles sin levantar la vista de ellos.

-Buenos días señor Ivanov«saludo lo más educada posible y con mi mejor sonrisa plástica.

-Buenos días señorita Dawson«responde a mi saludo sin mirarme ¿Será cretino?¿Qué acaso es mucho trabajo dignarse a levantar los ojos de esos dichosos papeles?

Seguro te preguntas por qué utiliza Dawson como si fuera mi apellido, bueno al parecer los de recursos humanos empezaron llamarme así y él por supuesto hizo lo mismo, además tiene la tendencia a hablar en ruso y por ahora me conviene que no se entere que yo también lo hablo.

-Traje su café y los documentos que pidió«habla dulce Alaska, bien dulce.

-Bien, deja los papeles sobre la mesa y prepara mi agenda para hoy«dice para después llevar el café a sus labios y beber. ¿Eso fue una mueca? ¡¿Acaba de hacer una mueca por el café?! Ni se te ocurra decir algo del café porque mi versión dulce está al límite.

-¿Hay algún problema con el café?«mi voz dulce está desapareciendo y dando paso a un gruñido.

-Sí, está tibio«¡¿tibio?! ¡Fui al otro lado de la cuidad a buscar su café y ahora me dice que está tibio! ¿Qué quería que llegara caliente después de coger un taxi, que tuve que pagar yo, para llegar aquí?

-¿Y lo quiere caliente mañana?

-Si«este no entiende el sarcasmo.

-¿Si? Pues va a la cafetería, lo compra y se lo toma calentito.