Cap 22: Dulce

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Alaska's POV

El elevador por fin llega al primer piso y soy la primera en bajar.

-Además, no me gusta pasar la noche con alguien que estaba al borde de un coma etílico«añado sin voltear a verlos y siendo consciente de que me siguen mientras atravieso el lobee del hotel en dirección a la puerta.

Afuera ya Benjamín nos espera parado al lado del auto. Abre la puerta del copiloto para mí y la de atrás para mis acompañantes. Después toma asiento a mi lado y pone el auto en marcha.

-En otras palabras el barman hubiera sido más afortunado si no tuvieras que haber hecho el papel de niñera«añade dulce amargura con los brazos cruzados y luciendo como un niño pequeño que se queja porque le quitaron el juguete.

-Pero si el barman era gay«dice André luciendo confundido antes de que pueda contestar al comentario.

Yo empiezo a reír ante el desconcierto que denota la expresión de mi jefe. Puedo ver a través del espejo retrovisor como sus orejas se ponen rojas y un leve rubor aparece en sus mejillas.

André sigue hablando y diciéndole que eso era lo que trataba de decirle anoche mientras él lo ignora deliberadamente mirando por la ventana.

Yo por mi parte miro al frente con una gran sonrisa y disfrutando del paisaje que ofrece la ciudad de Río de Janeiro.

El almuerzo fue bien a pesar de nuestra tardanza, al parecer las personas que teníamos que ver también se retrasaron un poco. Después de almorzar regresamos al hotel y nos despedimos de André antes de subir a nuestra habitación.

Bueno, yo me despedí, el ruso sólo soltó un gruñido. Si bien ya se le pasó la perreta que le dio cuando se enteró de que me había quedado a dormir en la habitación del brasileño todavía está molesto porque André estuvo todo el camino de ida y vuelta molestando con lo del barman gay y su ataque de celos.

Lo escucho suspirar de alivio a mi lado cuando las puertas se cierran y el elevador se pone en marcha. Río y niego con la cabeza, parece un niño aliviado por salvarse de un regaño.

-Parece que has disfrutado mucho riéndote a mi costa.

-Un poco sí, pero es que no todos los días se puede ver al gran presidente de Ivanov Enterprise quejarse como niño al que le quitaron el dulce.

-Tal vez porque el niño simplemente no quiere perder el dulce y por eso trata de espantar a los moscones«espeta cruzándose de brazos.

-Para que el niño no pierda el dulce en primer lugar tiene que ser suyo«el elevador se detiene y salimos de él para caminar por el pasillo hasta la suite.

-El niño ya abrió el dulce y lo probo, incluso si no es suyo quiere probarlo otra vez«su tono de voz y la advertencia en sus palabras hacen que se me erice la piel»Y hacerlo bien.

Abre la puerta y la sostiene para dejarme entrar, la caballerosidad ante todo. Paso a su lado y entro en la habitación deteniéndome en la pequeña sala de estar que hay dentro. Me volteo quedando de frente a él, cierra la puerta y avanza despacio hasta quedar a un metro de distancia de mí.

Ya lanzó el anzuelo, ahora está esperando que lo recoja. Pero no pienses que va a ser como él quiere que sea, no se lo imagina todavía pero si quiere probar el dulce va tener que aprender a bailar a mi ritmo. ¿Qué? Yo nunca dije que no quería probar bien el dulce. Lo que no quiere decir que vaya a recoger su anzuelo, será él quien recoja el mío y termine pescado.

-Incluso si ya lo probó va a necesitar algo más que simples monedas para volver a darle otro mordisquito«me cruzo de brazos y lo miro alzando una ceja»Y solo un mordisquito porque me temo que no podrá tener más. Yo no soy una de las modelos de catálogo o una de esas rubias tetonas que venden las bragas con tal de estar en tu cama por una noche o tal vez dos, tú eres el que va terminar en la mía y vas a querer más.

¡Quiero matar a mi jefe! Where stories live. Discover now