Cap 32: ¿En que estábamos?

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Alaska's POV

Un carraspeo exagerado nos hizo poner distancia entre nosotros sin llegar a separarnos del todo. Miré a Víctor que se detuvo mirándonos con el ceño levemente fruncido sin soltar a Samanta que lo abrazaba por la cintura. Casi pongo los ojos en blanco, esos estúpidos celos de hermano mayor.

-Los chicos y yo vamos a buscar el dinero que te deben por ganar las peleas, ya recogimos el de las apuesta. En cuanto nos paguen los organizadores nos vamos, hay que sacar al chico de aquí antes de que alguien quiera joderlo«anunció lanzándole miraditas de soslayo a Izan.

-Está bien«concordé con él lanzándole una mirada de advertencia que decidió ignorar deliberadamente»¿Crees qué tengan problemas con los organizadores para que paguen?

Me dedica esa sonrisa torcida tan característica suya antes de responder.

-Eso es exactamente lo que esperamos. No les gustó para nada perder el dinero de la pelea y de las apuestas por causa de una chica. Pero no tienes que preocuparte, ya los pondremos en su sitio.

-No estoy preocupada por nosotros, no nos pueden hacer nada aunque quieran. El que me preocupa es el chico, si no pueden jodernos irán tras él«le aclaro señalando con la cabeza en dirección al pequeño suicida que está sentado en una esquina tratando de pasar desapercibido.

Todavía no hemos tenido la oportunidad de hablar con él.

-Lo sé, de eso nos encargamos cuando tengamos el dinero y nos larguemos de aquí.

Asiento de acuerdo y mis hermanos abandonan el cuarto, Víctor lo hace luego de darle un exagerado beso de despedida a Samanta. Pongo los ojos en blanco ante su posesividad, puede que ella no se dé cuenta pero para mí es obvio que está marcando territorio. Hombres y su estúpida necesidad de demostrar cuando creen que algo les pertenece.

-¿En qué estábamos?«inquirí agarrando la chaqueta negra de Izan y acercándolo a mi cara.

Rocé nuestros labios traviesamente y le di un pequeño mordisco a su labio inferior. Otro carraspeo exagerado nos hizo separarnos nuevamente. Apoyé mi cabeza en el pecho de Izan y gruñí por lo bajo, sentí su pecho vibrar bajo mi frente, el cabrón se estaba riendo.

-¿Qué?«creo que eso sonó más como un ladrido que como una pregunta pero que se jodan si no les gustó.

Una pequeña risita delata a la dueña de tan exagerado carraspeo. Levanto la cabeza lanzándole una mala mirada a Diana que parada junto a Sam me dedica una sonrisa inocente, ruedo los ojos con fastidio. ¿A quién cree qué engaña con esa carita de niña buena?

-¿Qué haremos con el niño?«pregunta señalándolo sin disimular ni un poquito y llamando la atención de los presentes.

-¡No soy ningún niño!«replica indignado poniéndose de pie y cruzándose de brazos.

Las cuatro chicas nos paramos y ponemos en fila frente a él mirándolo con una ceja enarcada y con mirada de “en serio estuviste a punto de cometer suicidio, eso es algo que hacen los niños”. Incapaz de sostenernos la mirada desvía la suya.

-¿Por qué retaste a tanta gente?«comienza Diana con el interrogatorio.

-¿Quién te golpeo antes de subir al ring?«pregunto yo sin dejarlo responder la primera pregunta.

-¿Qué edad tienes y dónde están tus padres?«indagó Gabriela con ese tono de voz que siempre usa en la corte cuando tiene un caso y que no da lugar a replicas o mentiras.

-¿Por qué participas en las peleas?«cuestionó Samanta menos firme pero igual de seria.

-Reté a tanta gente porque necesitaba el dinero, el que me golpeó antes de venir fue mi padrastro. Tengo 18 años, mi padre se largó en cuanto mi madre quedó embarazada y nunca lo llegué a conocer. Mi mamá se casó otra vez un par de años después y tuvo a mis tres hermanos, pero su esposo se gasta el dinero en bebidas y nos golpea cuando llega borracho.
Suspira y pasa una de sus manos por su cabeza.

¡Quiero matar a mi jefe! Onde as histórias ganham vida. Descobre agora