Cap 24: Si es que tenías algo de ego

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Izan's POV

Abro un poco los ojos y los vuelvo a cerrar tratando de acostumbrarme a la luz que hay en la habitación. Estoy bocabajo en la cama con la sábana en mi cintura dejando mi espalda al descubierto y tengo la almohada abrazada. Cuando logro abrir bien mis ojos me siento y miro a mi lado esperando encontrar el cuerpo desnudo de Alaska. Sin embargo esta brilla por su ausencia. A pesar de estar su perfume en el aire no la veo por ningún lado ni la oigo así que no debe estar en la habitación.

Y darme cuenta de eso me descoloca por completo. Es la primera vez que me acuesto con una mujer y no la encuentro a mi lado en la cama. Desde que terminé con mi prometida no he tenido nada serio con nadie. Debo decir que todas estaban conscientes de que era sólo sexo, yo no tengo la culpa de que algunas quisieran más y se hayan tomado a mal que las dejara. Un total cretino lo sé, pero en mi defensa yo siempre fui honesto, no engañé a ninguna para llevármela a la cama.

El que ella se haya largado sin decir nada me sacó de balance. Usualmente tengo que quedar como el imbécil que se va a la mañana siguiente sin siquiera prometer una llamada.

Lo de anoche fue memorable. Y mirarla a los ojos como lo hice me llevó a darme cuenta de que Aska es un dulce del que no puedes tener solo un bocado. Me bastó con verla dormida sobre mi pecho en la madrugada para saber que me estoy haciendo adicto a ella. Y llamadme cobarde pero tengo ganas de salir corriendo en dirección contraria. Estoy más resuelto a mantenerla lejos de mí. No voy a pretender ser un héroe y alegar que es para no hacerle daño. La realidad es que estoy tratando de protegerme a mí mismo de lo expuesto y vulnerable que me sentí cuando fui incapaz de soltarla en toda la noche.

Una noche, es todo lo que ambos podemos permitirnos. Yo no confío en ella y sus intenciones. Ella no está dispuesta a ceder y contarme porque está en la empresa.

Vuelvo a mirar la cama vacía y me pregunto una vez más donde está. Niego con la cabeza y me encojo de hombros cayendo en la cuenta de que es probable que se haya despertado y fuera a desayunar. Seguro que está reuniendo energías para joder más tarde, y no precisamente en el sentido que a mí me gustaría.

Me levanto y voy a tomar un baño para terminar de despertar.

Diez minutos más tarde salgo del baño terminando de secar mi pelo húmedo. Camino por la habitación con una toalla en mi cintura y la otra en la mano. Miro a mí alrededor y recién me percato de la ropa perfectamente doblada sobre la cómoda de estilo antiguo que hay frente a la cama. Encima de esta hay una nota. La tomo para leerla encontrando la letra de la bruja.

Me tome la libertad de escoger esta ropa, el resto ya está guardada en tu maleta.

¿Nada más? Mi ego está empezando a doler. Ni siquiera un lo pasé bien, nada más que una nota profesional y directa al grano.

Al terminar de vestirme y ver que mi asistente no hará acto de presencia decido bajar al restaurante por algo de desayunar.

Me veo tentado a marcar su número y hablarle. Pero sería contraproducente si quiero dejarle claro que lo que pasó anoche, por muy bueno que fuera, no va a cambiar nada entre nosotros. Así que al final termino llamando a Mikel. Parezco una adolescente hormonada llamando a su mejor amiga para irle con el chisme.

El susodicho levanta la llamada después de tres timbres y yo ya estoy bajando en el elevador.

-Ya te la tiraste«es lo primero que escucho al otro lado de la línea.

Está empezando a resultar deprimente tener que hablar con semejante gilipollas.

-No tengo idea de que estás hablando«comento haciéndome el desentendido.

¡Quiero matar a mi jefe! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora