Cap 19: ¡Cómo se llame!

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Izan's POV

Luego de apagar la alarma de mi celular me levanto del sofá, donde dormí anoche, estirando mis brazos.

Sí, dormí en el sofá. Considerando que estamos quedándonos en la suite matrimonial sólo contamos con una sola cama. Una cama que es muy grande y que no tengo problema con compartirla, y quien tendría problema con eso, con mi asistente. Y ella tampoco, ya que ayer dijo y cito sus palabras "que ya era una niña grande y que no tenía ningún problema con compartir la cama para dormir los dos cómodos".

Ahora ¿Por qué dormí en el sofá entonces? Simple, en su opinión "me comporté como un idiota presumido y gruñón con la pobre recepcionista que solo estaba tratando de hacer su trabajo, pero mí actitud mimada no la dejaba hacerlo". Por eso después de discutir un poco terminé durmiendo en la pequeña sala de la suite tras ser golpeado por dos zapatos, un bolso, tres almohadas y una lámpara.

Una noche en Río de Janeiro y ya me tiró una lámpara por la cabeza, al menos el viaje promete ser de todo menos aburrido.

Me dirijo al baño con la intención de tomar una ducha cuando la veo salir de este llevando una de las batas del hotel y secando su cabello con una toalla.

-Buenos días jefecito.

-Buenos días bruja.

Camino hacia el baño ignorando su sonrisita burlona. Antes de cerrar la puerta puedo oírla hablar.

-No te preocupes hay agua fría.

-¡Muy graciosa!«grito desde el baño.

Puedo oír su risa desde la ducha.

Una hora más tarde luego de desayunar tomamos el elevador.

-Podemos llamar a Renato para que nos lleve a donde tenemos que ir«comenta con casualidad mientras esperamos a que el elevador nos lleve al lobee del hotel.

-No«contesto seco. Ni de broma llamamos al tal Renán para que nos lleve.

-¿Por qué?«pregunta inocente.

Oh eso creí yo, estaba muy ocupado estrangulando al chofercito en mi mente como para darme cuenta de la expresión burlona en su cara.

-Ayer el auto se descompuso, no supo arreglarlo y llegamos tarde por eso. Además, no me agrada su actitud«expongo cruzado de brazos y con el ceño fruncido.

-Lo del auto no fue su culpa, esas cosas pasan. Y es obvio que no todos los hombres saben como arreglar un carro. Sobre todo considerando el hecho de que ayer había dos hombres allí y ninguno supo como arreglarlo, bueno, al menos creo yo que eran dos hombres y no uno.

Las puertas del elevador se abren y ella sale de él bamboleando sus perfectas caderas de un lado al otro.

Cuando logro salir de mi ensoñación salgo tras ella y camino hasta llegar a su lado.

-¿Qué se supone qué significa eso?«pregunto irritado por lo que puede haber querido decir.

Ella me da una mirada de lado antes de volver la vista al frente y contestar.

-¿Yo?«otra vez con la falsa inocencia»Nada.

-Bien, lo que sea que hayas querido decir espero que tenga que ver con el tal Renán.

-Renato«corrigió.

-Y por favor si es posible mantén a Ricardo lejos de mí.

-Es Renato.

-Da lo mismo como se llame. Tú sólo mantén a Rían fuera de mi vista.

Salimos al exterior y la veo caminar en dirección a un auto negro y cristales tintados.

¡Quiero matar a mi jefe! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora