Cap. 4 - Pesadilla.

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La sensación del agua helada chocando contra mi piel me despertó de golpe, de pie a la orilla de la cama se encontraba el hombre de los tatuajes en el cuello con otra cubeta llena de agua, había una risa maliciosa en su rostro, una expresión de burla que más que provocar enojo, me causaba miedo.

Dejó caer el agua de la cubeta sobre mí, mientras yo levantaba la mano para protegerme del agua helada que parecía quemar al entrar en contacto con mi piel Lloraba mientras temblaba sin control, me encontraba sentada en el colchón intentando cubrir mi cuerpo con mis brazos, mi cabello estaba empapado y caían de él pequeñas gotas que se endurecían al terminar de caer al suelo.

El hombre salió y entró una mujer con una cubeta, era la misma que había visto en aquella habitación antes de llegar aquí. Cerré los ojos con miedo a que también me fuera a aventar el agua, pero en lugar de eso, ella se puso en cuclillas a la orilla del colchón, de la cubeta sacó una esponja grande con la que comenzó a limpiar mi cuerpo, cuando terminó, se levantó y salió del cuarto sin decir nada.

Tenía tanto frío que los dedos de mis manos parecían comenzar a ponerse de un tono azulado.

Pasaron aproximadamente 20 minutos hasta que la puerta volvió a abrirse, entró el hombre mayor que antes me había dado la cobija, llevaba con él un botiquín de gran tamaño y una bolsa de plástico, comenzó a revisar y a curar mis heridas, dejando vendajes en mis muñecas y un parche en mi cuello. Temblaba incontrolablemente debido al frío a tal punto que ya no sentía mis manos y pies. Me dio una pastilla pequeña y blanca en la mano.

-Dolor -Dijo mientras señalaba la pastilla.

Entendí que era una pastilla para aliviar el dolor y me la tomé sin protestar. Tomó la bolsa de plástico y de ella sacó otra cobija, la dejó sobre el colchón y la tomé rápidamente envolviéndome en ella. También sacó una botella de agua y un sándwich en una bolsa, los dejó sobre la cama y finalmente salió de la habitación.

Tenía la boca tan seca que apenas lograba tragar saliva, abrí la botella de agua y bebí la mitad prácticamente de un trago, el resto lo guardé por si no volvían a darme más. Entonces mire el sándwich, llevaba demasiado tiempo sin comer, aun así, no fue hasta ese momento que mi estómago comenzó a rugir.

Comencé a llorar mientras comía, no dejaba de pensar, intentando recapitular mi vida entera en la búsqueda de lo que había hecho para merecer todo aquello, preguntándome ¿Por qué yo? ¿Por qué me estaban haciendo todo esto? pero no solo pensaba en mí, también pensaba en cómo estaría mi padre, en sí ya me estaría buscando, en qué pensarían mis amigos cuando sepan que desaparecí, mis maestros, vecino y conocidos... pero sobre todo pensaba en Matt... si no hubiera querido ir a ver esa estúpida película nada de esto hubiera pasado, me culpe una y otra vez, lloré desconsoladamente una vez más hasta que escuché la puerta abrirse.

Al cuarto entró nuevamente la mujer y el hombre de los tatuajes, ella se acercó a mí y comenzó a revisar mis heridas de forma brusca, haciéndome daño en el proceso. Su mano apretaba con fuerza mi mentón mientras me hacía girar la cabeza hacia un lado y hacia el otro mientras con la otra tocaba mis heridas, haciéndome sollozar. Se quedó de pie a la orilla del colchón mirándome fijamente.

-Te vas a meter en un gran problema, Darko - Dijo ella con un acento extraño que la hacía enfatizar las "r".

-No lo creo - Respondió él, recargado en una pared con los brazos cruzados.

-A Alek no le va a gustar que hayas usado algo que le pertenece - Dijo ella refiriéndose a mí.

-¿De verdad crees que va a importarle una basura como ella? Seguramente solo se divertirá con ella un rato y después la desechará al igual que a las otras...además, él me lo debe. -Dijo Darko sin preocupación alguna mientras encendía un cigarrillo.

-¿Que tan seguro estás de eso? - Preguntó alzando una ceja y cruzándose de brazos, viéndolo con incredulidad y al no obtener respuesta simplemente negó con la cabeza - ¿Acaso no has escuchado del trato que Alek hizo con Kronos? Yo no creo que haya hecho algo así por un juguete desechable.

-Me importa una mierda - Respondió mirando hacía otro lado.

-Bien, haz lo que quieras entonces, pero no digas que no te lo advertí

La chica no dijo más y salió del cuarto, dejándonos solos a Darko y a mí.

-Voy a darte un consejo, niña -Dijo él mientras se quitaba la chaqueta. - Hazte a la idea de que ya estás muerta... El hombre que te ha comprado, es un monstruo en todo sentido -su sonrisa maliciosa me demostraba que no mentía y el tema parecía divertirle de sobremanera.

Hablaba mientras se iba quitando la ropa poco a poco y se acercaba cada vez más. Me sentía aterrada por lo que sabía que iba a pasar, pero tenía aún más miedo por lo que estaba diciendo.

-Tú dueño... Es una persona sumamente violenta y peligrosa, no es la primera vez que le entregamos chicas como tú, es una lástima... usualmente quedan tan destrozadas que son irreconocibles. Abusa de ellas de formas inimaginables y tiene una afición a causarles daño a las personas - Él se acercó a mí solo en ropa interior, se puso en cuclillas quedando frente a mi y me miró fijamente - Incluso mató a su esposa y a su propio hermano.

Terminó la frase con una macabra sonrisa que me causó escalofríos, para este momento ya estaba tan asustada que había comenzado a temblar y un par de lágrimas salían de mis ojos.

Intenté retroceder y levantarme, pero él me tomó fuertemente del cabello y estampó mi cara contra el colchón, hice todo lo posible por moverme y apartarme de él, pero fue imposible, era mucho más fuerte que yo y me sometió con facilidad, ahora me encontraba bocabajo en el colchón, su mano aún estaba sobre mi cabeza para evitar que me levantara. Se colocó sobre mí y yo lo único que pude hacer fue suplicar para que me dejara en paz, llorando, gritando.

Intentaba patalear, mover los brazos y levantarme, pero una vez sobre mí, él comenzó a golpearme con el puño en las costillas y la espalda, haciendo que me sofocara y dejara de moverme. Cuando sentí su miembro en mi entrepierna, cerré los ojos dejando caer algunas lágrimas. Sentí como me penetró con tanta fuerza que no pude evitar dar un grito de dolor, no se detuvo, siguió empujando una y otra vez, el dolor era insoportable.

Me jalaba tan fuerte del cabello que sentía como ardía mi cuero cabelludo, entraba y salía de mi cada vez más rápido y con más fuerza, haciéndome sentir dolor por toda la columna. Pegó más su cuerpo al mío y puso su brazo alrededor de mi cuello, haciendo que no pudiera respirar, su boca estaba junto a mi oreja y podía escuchar su respiración fuerte y agitada.

-Tú ya eres mía -Me dijo al oído entre jadeos -Y eso ni él va a poderlo cambiar -

Terminó con un gemido, sentí como me llenaba, pero no se movió, se quedó ahí un momento recostado sobre mí. Pensé que como siempre terminaría y se iría, pero no fue así, comenzó poco a poco a moverse otra vez, penetrando aún más fuerte y esta vez durante más tiempo.

Pasaron horas así, una vez que se cansó y se levantó, yo estaba tan agotada y adolorida que simplemente no podía moverme, no tenía fuerza ni siquiera para llorar.

Se vistió en silencio, prendió otro cigarrillo y caminó hacia la puerta, antes de salir se detuvo y me miró por encima del hombro.

-Si fuera tú, niña... buscaría la forma de morir antes de que venga por ti. Esto es nada comparado con lo que él va a hacerte - Dijo y salió cerrando la puerta detrás suyo.

Una vez que estuve sola, tomé fuerza para ponerme de lado, solo el movimiento que hice para lograrlo me causó un terrible dolor que recorrió mi espalda hasta mi cabeza. No quise moverme más, solo alcancé la cobija con la mano y como pude me cubrí con ella para finalmente quedarme dormida.

El silencio insoportable se vió interrumpido horas después. En ningún momento me moví, simplemente me limité a escuchar. Gritos, golpes, sollozos, llantos... tantos que parecían venir de todas partes. Escuché súplicas llenas de dolor, gritos desgarradores cargados de un rencor que me provocaba escalofríos. Por un momento me pregunté si estaba delirando, si lo que escuchaba era fruto de mi imaginación, pero aquella escalofriante sinfonía de sufrimiento sería mi canción de cuna de cada noche.

Me pregunto... ¿Cuántas personas más estarán encerradas aquí? ¿Cuántos estarán pasando por lo mismo que yo?

Encadenada al Amor [COMPLETA]✔️©️Where stories live. Discover now