Cap. 53 - Fortaleza.

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Cuando Garett me sacó de la mansión de Kronos me miró de reojo, en completo silencio, por un largo rato mientras conducía. La intranquilidad se había apoderado de mi cuerpo, me inclinaba hacia adelante y hundía mi rostro en mis manos mientras sentía que algo ardía en mi interior, como si mi pecho estuviese en llamas. Inundada en una ira que me estaba consumiendo por dentro.

Mi cabeza palpitaba de dolor, temblaba por la impotencia, por la incredulidad ante mi estupidez y mi ingenuidad. No podía creer que había bajado la guardia de nuevo. Que fuese lo suficientemente débil como para que todo el mundo pensara que podía engañarme y esconderme la verdad sin ninguna consecuencia.

Un nudo se implantó en mi garganta, pero mis ojos no me permitían llorar y eso me daba la sensación de estar desbordándome por dentro.

Cuando finalmente llegamos al edificio, Garett me dio su abrigo para que me cubriera. Todo había ocurrido tan rápido que la preocupación por mi apariencia se tornó obsoleta. Había olvidado la ridícula ropa que tenía puesta. Arranqué el velo de mi cabello y lo lancé al suelo en cuanto salimos del auto para subir al departamento.

Fuimos recibidos por la mirada desconcertada del guardia de seguridad de la puerta y alguno que otro vecino que en cuanto notaban nuestra presencia en el ascensor, se abstuvieron de entrar al mismo y se limitaron a esperar al siguiente. Mejor eso que lidiar con el hombre a mi lado que por primera vez llevaba una cara de pocos amigos.

Una vez adentro me limité a hundirme en el sofá abrazando mis piernas y esconder el rostro en mis rodillas. Tras un par de silenciosos minutos en los que Garett se encargó de hacer algunas llamadas para explicar nuestra repentina ausencia de la fiesta de Kronos y que esto no fuese considerado como una ofensa. Levanté la mirada al gigantesco ventanal, al cielo nocturno y la luna llena asomándose por encima de los edificios que le robaban su brillo.

Respiré profundamente ante la inmensidad que siempre me brindaba aquella vista. Y entonces, miré mis manos, aún se encontraban enrojecidas por la gran presión que había puesto sobre el cuello de Lydia. Mi mente trajo de regreso aquella imagen suya bajo mi cuerpo; sus ojos desesperados y llenos de terror; el anhelo de mis manos por escuchar el crujir de su cuello.

Sentía que una vez más todo a mi alrededor se desmoronaba y, aun así, yo no lograba sentir nada, no tenía miedo, tristeza o angustia, solo tenía esa sensación de querer dañar. Realmente lo había disfrutado. Tal vez más de lo que debía.

Me pregunté entonces, si aquella sensación era la misma que tenía Darko al hacerme daño. Un escalofrío recorrió mi cuerpo ante la afirmación automática que dio mi subconsciente.

En tal caso... ¿Qué tan diferentes éramos él y yo realmente?

— Sé que esto es lo más estúpido que podría preguntar ahora mismo, pero... ¿Cómo te sientes? —preguntó Garett mientras estiraba su mano para darme un vaso con agua.

— No lo sé —respondí mientras veía en su rostro genuina preocupación, una expresión que definitivamente no estaba acostumbrada a ver en él y parecía no encajar del todo con el Garett que conocía. Y yo sabía perfectamente la razón de ello—. Garett... Los escuché pelear, escuché cada cosa que dijeron y necesito que por una vez me digan la verdad.

— ¿Toda la verdad? ¿Incluso la mía? Con todo lo que eso podría implicar— preguntó él sin apartar la mirada.

— Si... incluso la tuya.

— Está bien, entonces seré tan sincero contigo como me sea posible.

— ¿Eso significa que puedo confiar plenamente en ti y lo que me vas a contar?

Encadenada al Amor [COMPLETA]✔️©️Where stories live. Discover now