Cap. 13

3.6K 259 16
                                    

Probablemente me desmayé... por un largo tiempo, ya que cuando desperté estaba acostada en la cama, con ropa diferente y un terrible dolor de cabeza. Con algo de dolor me incorporé hasta sentarme en la cama, lo único que llevaba puesto era una camiseta que me quedaba bastante larga y nada más, metí mi mano por debajo de la camiseta para darme cuenta que tenía un vendaje en las costillas, miré detenida y perdidamente mis brazos llenos de moretones y mis piernas aún peor.

 Con algo de dolor me incorporé hasta sentarme en la cama, lo único que llevaba puesto era una camiseta que me quedaba bastante larga y nada más, metí mi mano por debajo de la camiseta para darme cuenta que tenía un vendaje en las costillas, miré ...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Alek entro a la habitación, yo ni siquiera me molesté en voltear a verlo, solo seguí mirando mis piernas, sin moverme. En el fondo, una vez más me consumía la pregunta de ¿Qué fue lo que había hecho para merecer eso? Con una de sus manos me tomó del mentón y me hizo levantar la cara para mirarlo, yo lo hice sin decir una palabra. Con su otra mano puso una pistola sobre mi mejilla

-Si vuelves a hacer algo así o a intentar algo, te mataré... tu no vales nada para mí, espero que tengas muy claro eso la próxima vez que se te ocurra hacer alguna estupidez – Dijo marcando aún más sus rudas expresiones. – Nos vamos, ponte algo más de ropa.

Salió de la habitación mientras yo me quedé ahí, confundida y completamente aterrorizada. Con la sensación de que una vez más mi vida se encontraba en peligro. Sintiendo inseguridad incluso de respirar demasiado alto para no molestarlo.


-¡Rápido! – Gritó Alek tan fuerte que me hizo dar un respingo y ponerme de pie rápidamente, a pesar de marearme y sentir un inmenso dolor recorrer mi columna, comencé a buscar algo de ropa que pudiera ponerme.


 Finamente tomé unos pantalones del suelo que me quedaban tan grandes que tenía que sostenerlos para que no se me cayeran y una sudadera negra. Adolorida me vestí lo más rápido que pude, sintiendo que incluso el rose de la tela con mi piel ardía insoportablemente.


-¿Ya estas vestida? – Preguntó Alek desde afuera de la habitación.

-Si – Respondí prácticamente sin fuerzas.


Cuando terminé de decirlo, escuché que le dijo a alguien que pasara. Al principio me asustó un poco la idea de que alguien más estuviera ahí para hacerme daño. Por mi mente pasó la fugaz y aterradora idea de que Alek pudo haberse arrepentido de traerme aquí. Que tal vez la persona afuera era Darko viniendo por mi. Sentí un frío sepulcral recorrer mis piernas, dejándome paralizada por completo ante la idea de volver con ese monstruo. Por un pequeño instante pasó por mi mente la idea de suplicar de rodillas a Alek para que me permitiera quedarme en ese lugar, para que no me enviara de regreso a ese infierno.

Por mi mente pasaron tantos escenarios negativos y aterradores que cuando vi que quien entró a la habitación era alguien completamente desconocido, me sentí desconcertada. El chico que entró comenzó a agarrar todo lo que encontraba de ropa entre otras cosas y las comenzó a poner dentro de bolsas negras. Me ignoró completamente pero pude ver que era rubio y de ojos azules, en otro momento lo primero que hubiera pensado era que se trataba de alguien muy atractivo, pero ahora lo que llamaba mi atención, era que se trataba de alguien muy joven, parecía de mi edad o más joven que yo. Inevitablemente me pregunté si acaso él se encontraba haciendo eso contra su voluntad, tal vez estaba en una situación parecida a la mía.


Y de pronto, mi sangre bajó hasta mis pies. Sentí un vacío en el estomagó al recordar que el diario aún se encontraba debajo del colchón. Mi nerviosismo podía notarse de inmediato. Mis manos comenzaron a sudar frío. Aprovechando que el chico me daba la espalda mientras seguía levantando cosas del suelo, rápidamente fui hasta el colchón y tomé el diario, lo puse por debajo de la camiseta y me puse la sudadera negra para que se notara aún menos.

Él entraba y salía cargando bolsas tan rápido como podía. Me sentí mal por no ser capaz de ayudarlo aunque fuera un poco con eso. Y cuando finalmente terminó, caminé lenta y dolorosamente hasta afuera de la habitación, en donde el caos de la pelea previa aún se hacía presente. La mesa aún seguía en el suelo totalmente destrozada. Me quedé mirándola perdidamente por un momento, recordando lo que había pasado, rememorando el terror, hasta que Alek me interrumpió.


-Tenemos que irnos – Dijo avanzando distraídamente hacia la puerta.

Yo comencé a caminar lentamente detrás de él intentando hacerlo lo más rápido posible. De pronto la idea de que me enviara de regreso con Darko me causaba más ansiedad e incertidumbre que la posibilidad de que me matara. Por lo que sin importar el dolor, seguí avanzando con la esperanza de no hacerlo enojar.
 Cuando volteo, me miro de pies a cabeza, soltó un resoplido en señal de fastidio y se acercó a mí, me cargó en sus brazos y subió las escaleras, caminó hasta la entrada de la bodega y de ahí hasta una camioneta que se encontraba estacionada cerca junto con otro coche.

Me subió a la parte trasera del coche y se sentó junto a mí, el chico rubio se sentó en el asiento del copiloto y de la nada apareció Iván, quien se subió en el asiento del conductor y encendió el coche.

Iván condujo por un largo tiempo, el sueño me vencía poco a poco hasta que sin darme cuenta mi cabeza quedó en el hombro de Alek, pero él no se quitó, me rodeo con su brazo dejando que me recargara en su pecho. Antes de caer completamente dormida sentí su mano acariciando mi cabello.

Desperté cuando Alek me estaba bajando del coche cargada, pero no me moví, me abracé a mi misma para que no se diera cuenta del diario y simplemente intenté mirar en donde estábamos, era una construcción de color gris que tenía barrotes en las ventanas. Cuando entramos había aparatos para ejercitarse, sacos de boxeo, entre otras cosas para ejercitarse. Como si se tratara de un gimnasio.

Alek me llevo a una habitación en la que no había nada más que una cama, un pequeño mueble con dos cajones y un ropero vacío. Me dejó sobre la cama, salió y volvió al poco tiempo con una cobija en las manos, ninguno de los dos dijo nada. Tampoco hicimos contacto visual. Simplemente dejo la cobija y salió de la habitación cerrando la puerta detrás de el.

A un lado de la cama se encontraba una ventana, se podía abrir pero había barrotes por fuera, me quedé ahí sentada mirando el cielo nocturno, hacía tanto que no tenía la oportunidad de verlo que no pude evitar ponerme a llorar mientras pensaba en lo que pasaría conmigo ahora. No sabía decir si sentir el viento y ver el cielo a pesar de seguir encerrada era mejor o peor que cuando me encontraba a oscuras, completamente aislada en ese sótano. 

Mi fuerza desapareció de mi cuerpo, sentí que incluso respirar me suponía un esfuerzo inhumano. Una profunda y poderosa sensación de querer morir me invadió de forma tan persistente que sentí como si mi propia existencia hubiera dejado de cobrar sentido. 

Alguien toco a la puerta preguntando si podía entrar, después de decir que si, el chico rubio de antes entró a la habitación, en las manos llevaba un plato con comida y un vaso de agua.

-Pensé que tendrías hambre... te traje esto de cenar – Dijo él dejando el plato sobre la cama y dándome el vaso en las manos.

-Gracias – Conteste sin mirarlo, sin fuerza.

-Si necesitas algo no dudes en decírmelo.


La idea de pedir ayuda ya ni siquiera tenía sentido. Cuando finalmente salió de la habitación y volvió a cerrar la puerta, mire por un largo rato la comida. No estaba de humor para comer, simplemente me recosté y volví a dormir. 

Encadenada al Amor [COMPLETA]✔️©️Where stories live. Discover now