Cap. 18 - La verdad.

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Alek acomodaba los vendajes de sus manos junto a la ventana, con la mirada perdida en el horizonte reflejado en los cristales empañados por el frío afuera de la habitación y la poca luz de los faros encendidos a la distancia iluminando su rostro. Pensaba en si realmente había tomado la decisión correcta al hacer el trato por el que pudo adquirir a Gisell. En si había hecho bien al sacarla de ese lugar y prácticamente traerla de regreso a la vida, convencido de que a veces era mejor terminar el dolor de una persona de una vez por todas, en lugar de prolongar ese sufrimiento. 

Tenía ahora en sus manos la responsabilidad de una vida destrozada que ella no quería vivir, la responsabilidad de cumplir con un trato que hasta ese instante comenzó a pesarle y la seguridad de que no tendría de ninguna forma las palabras suficientes para explicárselo a ella. 

¿Con qué cara? ¿Cómo se pintaría a sí mismo como un héroe después de todo lo que hizo? La simple idea de hacerlo le parecía tan ridícula que le provocaba risas silenciosas. Prefería ser el malo, el villano a quien ella pudiera odiar a que lo respetara o admirara por una falsa imagen de una historia contada por él mismo. Pues estaba perfectamente consciente de que una buena acción no cubriría la gigantesca sombra de su pasado. Que una buena acción no borraría las atrocidades que había cometido, ni disiparía el dolor que había provocado. 

¿Cuántas buenas acciones llevaba ya? Le parecía cada vez más difícil recordarlas. Todas aquellas acciones cometidas como penitencia por sus errores se volvían insignificantes ante la enormidad de la culpa con la que cargaba. Culpa que se iba acumulando y aumentando con el pasar de los años.

Sabía que, como una maldición, toda persona que se mantuviera cerca de él, estaría destinada a sufrir una vida lamentable, llena de miseria y pesadumbre. Lo había vivido con su hermano, lo había visto de primera mano con Anya, lo atestiguaba día a día con Iván y Aurora. Por lo que el hecho de aferrarse a Gisell se trataba de un simple y  egoísta capricho.

¿Pero cómo dejar que se fuera?
¿Cómo arriesgarla a ser parte de otra mala jugada por parte de las personas equivocadas?
¿Cómo dejarla a su suerte? Siendo ella de entre todas las personas, quien más le recordaba a Anya. 

Sentía la responsabilidad recaer sobre sus hombros por el peso de todas aquellas promesas que le había hecho a Anya y que nunca pudo cumplir. Sintió que la vida le daba una segunda oportunidad.


Sin poder evitarlo, recordó aquel fatídico día en el que vio a Gisell por primera vez. La poderosa primera impresión que tuvo de ella, fue de hecho, que era una chica con carácter fuerte y con una determinación admirable para alguien de su edad. Agraciando la forma en la que sin importarle que eran un puñado de hombres de apariencia intimidante, intentó llegar ella sola a echarlos del restaurante de su padre. Recordar la expresión molesta en su rostro volvió a provocarle una ligera sonrisa, justo igual que en aquel momento. Encontrar personas dispuestas a defender algo que les interesa sin detenerse a pensar antes en las consecuencias, es complicado, él lo sabía perfectamente pues le recordó a su "yo" del pasado. Lleno de energía, sin temor a las adversidades, sin temor a los efectos negativos de sus acciones. Y de pronto la recordó a ella... Anya. El parecido le provocó escalofríos.

A todo aquello se le sumaba el hecho de que aunque aparentemente para los demás no era la mujer más bella del mundo, para él tenía su encanto que hacía que no le quitara los ojos de encima y especialmente dentro de aquel uniforme peculiar de mesera simplemente no había podido evitar fantasear un poco con ella. Deteniendo su propia mente para no llegar a extremos incómodos.

Sin embargo, desafortunadamente no fue el único al que aquella chica le había llamado la atención. Alek se dio cuenta de que el hombre viejo al que todos llamaban irónicamente "Kronos" también la miraba de forma escrupulosa. Con intenciones claramente peores a lo que Alek siquiera podía ser capaz de imaginar. Era un hombre al que todos respetaban y temían en la misma medida. Un anciano rico que había llegado rápidamente a la cima de la delincuencia con sus trucos, engaños y escalofriantemente brillante mente. Mayormente conocido por sus gustos extravagantes y grotescos, famoso por la forma en cómo mataba a hombres y mujeres por igual para su propio beneficio, pero también para su oscura y perturbadora satisfacción personal.

Encadenada al Amor [COMPLETA]✔️©️Where stories live. Discover now