VIII. Sueños y sangre

103 16 41
                                    

Estoy en una sala blanca, tengo la sensación de que no hay paredes, techo, ni suelo, sólo una nada interminable rodeándome. Levanto mis manos a la altura de mis ojos pero no las veo a pesar de sentir mi cuerpo. Delante de mí hay una llama ardiente, la curiosidad me lleva a acercarme a ella. No pienso nada, no siento nada más que esta imperiosa curiosidad moviéndome. Cuando estoy a escasos dos metros de ella, se produce una explosión de calor que me obliga a proteger mi rostro con mis brazos y cerrar los ojos.

« Lilith Arden. » truena una voz grave en mi cabeza.

Abro los ojos y encuentro a un pájaro cuyo cuerpo está envuelto en llamas, debe medir unos cuarenta metros de alto. Doy un paso hacia atrás, asustada, pero tengo la sensación de haberlo visto antes.

« Has olvidado quién eres. » alega la voz, miro al extraño pájaro y me percato de que es él quien me está hablando.

― ¿Qué quieres decir?¿Quién eres tú? ― me llevo las manos a mi cuello, sorprendida al oír mi propia voz, sueno como una niña.

« Te he traído aquí en tu forma más pura porque has perdido la conexión con ella. Has olvidado cuál es tu verdadera razón de ser pero se acerca el momento, Lilith, debes recordar quién eres antes de que sea demasiado tarde. » La voz me habla preocupada, el pájaro se acerca a mí y empequeñece, volando a la altura de mis ojos. « Todas las respuestas están dentro de ti. »

No entiendo nada sólo siento, siento un fuerte lazo con el ser que tengo delante. Le acerco mi mano y acaricio su cabeza, sonriendo sin miedo.

« Recuerda, siempre estaré contigo pero antes de irte quiero hacerte un regalo, úsalo siempre que lo necesites. » El pájaro acerca su frente a la mía y ambos cerramos los ojos, los míos empiezan a quemar ligeramente pero no me provoca daño. « Por ahora, despierta.»

Siento una oscuridad profunda y aterradora cerniéndose lentamente sobre mí... Hago caso a las palabras de aquel pájaro y abro mis ojos, despierto.

― Ah, ya estás despierta. ― oigo una suave voz femenina hablar pero aún no he enfocado la vista y la luz me molesta, no sé dónde estoy.

El desconcierto me alarma así que me muevo de manera casi forzada pero unas manos gentiles me tumban.

― No estás lista para levantarte aún, tranquila, estás en la enfermería. ― me asegura la voz con tranquilidad. ― Elva, llama al Capitán Heller, tiene que ver esto.

Nada más decir esto oigo unos pasos alejarse.

Por alguna razón no puedo enfocar mi vista, la mejor idea que se me ocurre es frotarme los ojos sin parar.

― No hagas eso ― me ordena la voz, de nuevo siento manos gentiles tocando mis brazos para detenerme. ―, te vas a hacer daño.

Todos sus movimientos son suaves mientras deja reposar mis brazos a ambos lados de mi cuerpo. No entiendo qué está pasando, sólo veo luz intensa y formas muy difuminadas, sus movimientos son lentos y sus colores vívidos.

Oigo una voz conocida en la lejanía y el abrir de una puerta.

― Me alegra que por fin hayas desper-

Es el Capitán, que corta su frase antes de poder terminarla, veo una forma acercarse a mí lentamente y asumo que es él.

― Lilith... ― susurra el hombre, puedo notar cierta intranquilidad en su voz y estoy empezando a perder los nervios.

― ¿Por qué no puedo ver bien?¿Qué estoy haciendo en la enfermería? ― pregunto, visiblemente irritada.

― Aila, ¿te importa dejarnos solos un momento?

Lilith: ave de fuego [COMPLETA | SIN EDITAR]Where stories live. Discover now