XVI. Sanación

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El Capitán y yo nos acercamos rápidamente a donde están Zariah y el rebelde. Ella está intentado auxiliarle usando la reanimación cardiopulmonar pero no parece ser efectiva.

― Yuri, por favor... ― implora mi amiga entre sollozos mientras realiza compresiones torácicas ― Por favor, no te mueras.

Ahora que puedo ver su rostro de cerca me doy cuenta de que es una mujer. Sus ojos rasgados están cerrados y su pálida piel manchada de sangre. Debe haber sido atacada, es evidente en los enorme agujeros que hay en su ropa y el penoso estado en el que se encuentra su brazo, está desgarrado casi por completo.

Zariah no se entera de que me he arrodillado a su lado, continúa intentando salvarle la vida a la chica.

Tengo que hacer algo.

― Zariah, déjame espacio, por favor. ― le pido y ella obedece en cuanto se da cuenta de cuáles son mis intenciones.

Se levanta y se coloca al lado del Capitán, observándome con ambos puños sobre los labios y un gesto de dolor en su rostro.

Inhalo profundamente.

« Sé que te he maltratado y abandonado durante años pero por favor, no me falles ahora. » Hablo con el Fénix en mis adentros, rezando porque esta vez funcione y funcione bien. La última vez no pude hacer que Leo recuperase su brazo entero.

Rasgo con cuidado la tela que le cubre el brazo, cierro los ojos y poso suavemente mi mano sobre la articulación despedazada. Puedo sentir la sangre y el hueso que le atraviesa la piel bajo la palma de mi mano. Vuelvo a inhalar, esta vez con aún más profundidad.

La piel se me eriza a lo largo de todo el cuerpo. Percibo una poderosa energía emanando desde el centro de mi pecho y extendiéndose hacia cada esquina de mi ser. Me siento ligera y en paz, como si también estuviera sanándome a mí misma. Un aire que trae sosiego consigo baila con mi cabello y mi ropa. No lo veo pero el brazo se está reconstruyendo vena por vena, nervio por nervio hasta quedar como nuevo.

Mientras tanto Zariah y el Capitán me contemplan ensimismados. Irradio una suave luz amarilla que sería capaz de calmar hasta a la tormenta más feroz.

Noto mi pelo caer suavemente a la vez que el aire desaparece sin prisa y abro los ojos. Miro a la chica llamada Yuri, su rostro refleja una serenidad que sustituye al dolor que había antes. Aparto la mano del brazo y la llevo a mi rodilla antes de verificar que todo ha salido bien. Está completamente curado, no hay rastro de ningún hueso roto, heridas o sangre. Suspiro y aprieto los puños sobre mis rodillas, ¿de verdad ha funcionado?

Zariah se acerca corriendo y se arrodilla, colocando la cabeza de la chica con delicadeza sobre su regazo y quitándole el pelo de la cara. La morena llora mientras acaricia el rostro de la chica, que sigue desfallecida. Sus lágrimas caen sobre la frente de Yuri.

― Gracias, Lilith. ― agradece gimoteando Zariah ― Ella es muy importante para mí...

Le dedico media sonrisa y me levanto con cuidado, estoy mareada. Mis piernas tiemblan, me tambaleo. El Capitán se apresura a mi lado, sosteniéndome de los hombros para ayudarme a mantener el equilibrio.

― ¿Estás bien? ― pregunta preocupado sin soltarme.

Doy unos pasos atrás antes de responder, todo me da vueltas y me duele la cabeza.

― Estoy maread-

No puedo terminar la frase, me llevo una mano al abdomen y vomito. Es doloroso. Noto cómo el Capitán echa mi pelo hacia atrás para apartarlo de mi cara. Sabía que era peligroso llevar mi cuerpo a este límite cuando mi estado mental y físico es tan penoso, ni siquiera he querido curar al Capitán, pero no soporto ver a Zariah tan desconsolada y, al menos, parece que la chica ha recuperado su brazo. 

Lilith: ave de fuego [COMPLETA | SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora