Correteo entre flores silvestres, levantando pétalos en el aire a medida que avanzo. La risa hace que correr sea más difícil. Me paro y me llevo las palmas de las manos a las rodillas, respirando agitadamente.
― ¡Pillada! ―grita el niño de pelo blanco y cara borrosa.
Ha aparecido de la nada.
― ¡Venga ya! ¡No vale usar tus poderes para hacer trampa! ―me quejo cruzándome de brazos.
― ¡No te quejes más! Ahora puedes ayudarme a buscar a Ava y a Ilya.
Resoplo pero antes de echarme a correr el niño mete la mano en el bolsillo de su camisa y saca una pequeña flor amarilla.
― Toma, la vi antes y me recordó a ti. Hay muchas flores amarillas en este valle, pero creo que no hay otra como esta ―Se encoge de hombros después de ponerla en la palma de mi mano y se echa a correr. Yo me quedo allí parada observando la pequeña flor, tiene muchos pétalos y su color es muy cálido, casi parece naranja ―. ¿Vienes o qué? ―interrumpe él.
Asiento y guardo la flor en el bolsillo de mi vestido azul para seguidamente empezar a correr tras él, riendo.
Despierto con los primeros rayos del sol. La cortina que hay a mi lado danza al ritmo de la brisa fresca, parece que se me olvidó cerrar la ventana anoche. Me destapo y me siento en el borde de la cama, bostezando y estirándome. Me asomo a la ventana, una fina capa de escarcha cubre los bancos y las farolas. Mis exhalaciones se convierten en vapor, parece que este otoño va a ser especialmente frío.
Cuando me levanto veo que en el suelo hay un trozo de papel doblado, me agacho para cogerlo y leo:
( Librería Icaham, Lia)
Le doy la vuelta para comprobar que no hay nada más escrito y me encojo de hombros, se le debió caer a una de mis compañeras antes lo que sucedió en Sahel. Dejo la nota sobre mi mesita de noche y vuelvo a estirarme frente a la ventana. Aunque haga frío parece que mis rezos han sido oídos y el cielo está despejado.
Después de asearme y arreglarme, me encuentro en el recibidor atándome las botas. Mi estómago ruge pidiendo comida. Me abrocho la chaqueta y salgo con una meta clara en mi mente: desayunar.
El suelo está repleto de charcos de barro y me cruzo con un escuadrón corriendo. Todos me miran con cara de pocos amigos así que agacho la cabeza y continúo con mi trayecto.
― Lilith Arden ―me llama alguien.
Me giro para encontrarme al imponente General de División con los brazos cruzados tras la espalda.
Rápidamente me yergo y me llevo una mano a la frente para saludarle.
― Descansa, Arden ―manda él ―. Me alegra verte por aquí, quería proponerte algo. Sé que tienes tiempo libre porque aún no te hemos reubicado a un nuevo escuadrón, por eso me gustaría invitarte a tomar un té a mi casa de Lia esta tarde.
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Lilith: ave de fuego [COMPLETA | SIN EDITAR]
FantasyPRIMER LIBRO DE LA SAGA «Lilith». En nuestro mundo, la línea que separa el mal y el bien es extremadamente fina y delicada. Los humanos hemos perdido la conexión con la naturaleza y dado a luz a las oscuras Sombras que se alimentan de nuestra propia...