Naruto Shippuden / Iridiscencia

Capítulo 6: ¡Todo bien!

Agarró otra de las hojas sobre su mesa, había revisado la mayoría y solo le faltaban unos 15 para terminar con el trabajo del día.

A las once de la noche, una lámpara alumbraba su mesa, sus ojos se esforzaban un poco más en entender lo que estaba escrito.

—¿Para qué has venido Anko? —dijo Tsunade—. No puedes simplemente echarte en el mueble.

—Estás agresiva Tsunade, ¿mal día?

Anko con los brazos cruzados y colocados sobre su cabeza, sus ojos abiertos mirando el techo.

—¿Cómo que agresiva? Trátame con respeto, en estos días he estado bien ocupada, entre una cosa y otra, siento que mi cabeza va a estallar, ¿tendrás Sake por ahí? Me sería útil.

—Nop.

Tsunade suspiró.

—Estoy bien, muy bien, nada me pasa, he superado muchas cosas para que unos papelitos me sientan mal.

—Cuando estoy así —dijo Anko—. Generalmente pienso que hay alguien frente a mí y le digo, en mi imaginación al menos, lo que pasó durante el día.

—Una manera muy conveniente de sentirte mejor, pero eso no soluciona los problemas.

—Tal vez no para todos, pero al menos para ti.

—... ¿Qué quieres que te diga? ¿Sobre lo sola que me siento a mi edad? ¿Sobre el papeleo? Eso, son solo tonterías...

—No sé, lo que sea que se te ocurra primero.

—... No hay nada en realidad, todo va excelente —dijo Tsunade, sus ojos todavía puestos en los documentos, escribiendo—. Empece el día aquí, en la oficina, tú sabes que no tengo mucho tiempo para divertirme, este trabajo te exprime hasta dejarte sin aliento, últimamente ni siquiera me deja ir a mi casa, ¿puedes creerlo?

—Supongo que sí.

—Bien, entonces, mi amigo Jiraiya entra por la ventana en la mañana, yo me asuste, él me dijo que siempre lo hacía así con el viejo, que debería de acostumbrarme, comenzamos a discutir sobre tontería y media, hasta que llegamos a un punto importante.

—Suenan como una pareja de casados.

—¿Qué dices?

—Una relación donde están en igualdad de condiciones, al menos eso leí en un libro. Por cierto ¿te refieres a Jiraiya el de los Icha-Icha?

—Así es, ese horrible libro, habla sobre "como hacerlo" y cosas que no quiero decir, ese pervertido... olvídalo, el punto es que me habló: "dijiste que ibas a recibirme a la puerta", yo le dije "estuve ocupada" y él: "Naruto ha vuelto, puedes conversar, Uchiha también así que puedes encontrarlos en el Ichiraku Ramen". Así que me fui directo a ese lugar.

—¿Los encontraste?

—Claro, al principio parecían incómodos —dijo Tsunade— pero luego se soltaron, solo Naruto, el otro me pareció más... molesto... era un muchacho atractivo, eso no lo niego, pero cuando estabas con él, parecía que te iba a matar ¡cómo si tuviera un cuchillo detrás!

—Que... interesante.

—Entonces, en un momento este muchacho Naruto me dice: "Encontraré a Hajime y me volveré Hokage". Me contó que tenían una larga historia y esas cosas, en general me pareció un tipo agradable, es como... me dijo... —Tsunade dudó un poco, contempló las dos hojas que faltaban—. Hajime.

—Entiendo —Anko pareció normal—. ¿El otro?

—Como te dije era una parca, de hecho me dijo: "No es de tu incumbencia".

Anko comenzó a reír.

—¿A ti?

—Sí, se cree muy macho ese tipo, hay que tener un poco de consideración. Pero en general, los dos me han convencido, no son malos... pero todavía son ingenuos, no hay nada peor que eso, les puedo dar misiones interesantes para mejorar supongo... sin embargo, me pareció curioso el caso de los dos, son... no han tenido una familia. Que hayan crecido de la forma que lo han hecho... y aún así estar "bien".

—¿Sabes? No me parece que la hayas pasado mal —dijo Anko.

—¡Te lo dije! Es solo que estoy muy ocupada con los papeles y eso, no le tomes importancia... estoy bien, muy bien.

—¿Donde se fue Shizune?

—La he... mandado a dormir, ella es joven, necesita eso más que yo. De hecho, te botaré ahora —Tsunade levantó y movió un papel—. Solo me falta esto y echaré llave a la puerta

—¿Por qué me la mandaste? —dijo Anko.

Tsunade tragó saliva, apretó las uñas.

—¿Por qué? —preguntó Tsunade—. Era necesario, Karin lo pidió.

—Cuando recibí el mensaje y la vi a ella... era obvio que algo había pasado, especialmente desde que me dijiste que ella no intervendría y me la mandas. Estaba pensando en solo botarla, incluso si me ve con malos ojos, pero tu firmaste como Hokage, no podía hacerlo. Al final, ella conoció todo lo que he me esforzado en ocultarle, gracias a ti.

—Eso era lo que quería, simplemente tiene que hacer las cosas.

—No tengo la más mínima idea de lo que te habrá dicho, Tsunade. Pero puedo decir, que tu voz se está quebrando.

—...

—Puedes llorar si quieres, si te hace sentir mejor, me iré o te acompañaré, solo dilo.

—No voy a llorar por estupideces —dijo Tsunade—. Soy la Hokage, no tengo tiempo ni puedo representar así a la aldea.

—Solo será entre tú y yo.

—No, además... ella es Karin, estará bien, sino solo le diré que se lo advertí.

—Tsunade...

—Porque esa torpe no aprecia lo mucho que me esforcé por ella, no merezco eso que me dijo, pero no me daré pena a mi misma, mañana estaré bien, sino será pasado, o el día siguiente. No puedo llorar, estaré bien y debes de relajarte ¿estás relajada? Yo lo estoy, he terminado así que mejor ve saliendo de una vez.

—Karin puede ser una perra a veces, pero es una buena chica. Espera a que ella misma lo resuelva y vendrá por su cuenta.

—No te pedí tu opinión, Anko. Solo retírate, me estoy molestando...

—Algún día, eso te creará una deuda insalvable contigo misma.

—¿Cómo sabes? No te creas muy sabia, tengo más edad que tú... ¡ah...! —Tsunade agarró su cabello—. No puedo creer que dije eso, tengo 21 años biológicos.

—Señora que tiene 21 años biológicos.

Tsunade la vio.

—Todos los días sufro de eso, es... bastante difícil lidiar con la desaparición de mi hermano, los aldeanos son rencorosos, algunas veces... me gustaría marcharme.

Tsunade sonrió con burla.

—¿Entonces porque no me hablas de tu día?

—... No quiero —Anko hizo un puchero.

—Eso es... —Tsunade movió la cabeza con indignación.

Los sonidos de pasos corriendo se escucharon desde la oficina, ambas hicieron silencio. La puerta se abrió, una muchacha con expresión agitada.

—¡Hokage-sama, disculpe, es importante!