Capítulo 59: Correr

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No era un simple día de trabajo cualquiera, Tsunade y un grupo de AMBU se encontraban en el techo.

Estaban dentro de un círculo negro, los AMBU otorgaban su energía y el chakra de Tsunade crecía.

Una posición de meditación, pensando y concentrándose en no perder a ningún ninja, guiaba a su invocación Katsuyu para tratar las heridas graves de todos los ninjas, curarlos lo suficiente para que no tuvieran ningún peligro.

Se podía decir que estaba conectada con toda Konoha y con todo el sufrimiento, gotas de esfuerzo salían por todo su cuerpo.

Hubo esta persona en particular, no podía sentir nada de él, estaba muerto, sabía que no debería tener preferencias por la supervivencia de ninguno, pero no lo podía evitar.

Fue al punto del que tuvo que abrir los ojos, sus emociones intentando explotar, pero sabía que debía controlarse, incluso Shizune estaba dando su mejor esfuerzo allá fuera, no debía permitir perderse a sí misma en su odio.

Sin embargo, no pudo, se levantó y caminó hasta un pilar, ante la mirada atenta de los AMBU, golpeó el bloque, que se derrumbó hasta el suelo.

—Lo siento, continuemos —Tsunade apretó su puño.

Un salto hacia el techo, un ninja se inclinó, su estado no era mejor que cualquiera en la aldea, estaba muy alterado.

—¡Hokage-sama! —gritó Chouji—. ¡Hemos descubierto el poder de uno de los enemigos!

—Dilo.

—Es un hombre de unos 25-30 años, tiene seis pendientes en la nariz, siete en las orejas, usa una especie de poder como de gravitación y repulsión, puede atraer y repeler cualquier cosa.

—¿Repeler? —preguntó un AMBU—. ¿Cualquier cosa?

—Sí —dijo Chouji—. Pero con un intervalo de cinco segundos.

—¡Buen trabajo! —felicitó Tsunade—. ¡Manden a Katsuyu a que lo diga al resto! —Tsunade cerró los ojos—. ¡Ve con Choza! Lo estoy sanando, pero es mejor que lo lleves al hospital.

—¿¡Qué!? —dijo Chouji—. ¿Está vivo...?

—Sí...

Choji botó lagrimas de alegría.

—¡Que bien... que bien! —dijo Chouji—. ¿Entonces Kakashi...?

Como si pensara en algo, el ceño fruncido, giró su cuerpo.

—Corre Chouji —dijo Tsunade.

Caminó de nuevo hasta el centro del círculo, justo cuando iba a sentarse, apareció.

—Seis pendiente en la nariz y siete en las orejas... —dijo Tsunade.

—Cuanto tiempo, Tsunade —dijo Pain—. Eres la única que queda de los tres sannin.

—Monte Myoboku —dijo Pain—. Lo he averiguado.

—Bastardo... —dijo Tsunade.

—Tsunade-sama, deberíamos dejarlo ir —dijo un AMBU—. Es mejor si reforzamos las defensas de la aldea...

—Maldición...

—¿Ese chakra en sus pies? —dijo Pain—. ¿Es para defenderse de mí? Supongo que también tienes buenos ninjas por aquí, aunque, tus intentos por defenderte son inútiles antes el poder abrumador, las grandes naciones como Konoha ya lo han comprobado.

Pain se giró.

—Piensan que son los únicos que importan —dijo—. Los únicos que pueden hacer a un lado la muerte, pero la paz los ha hecho tontos y distraídos de la realidad. Si matas a alguien, alguien más vendrá a matarte. La guerra traer dolor, heridas y muerte para ambos lados.

—Basta de tu charla —Tsunade señaló a Pain—. Siempre quien proclama ser el ser supremo, suele decir mil mentiras y una verdad o mil verdades y una mentira al final. ¡Eres un gran y repugnante ser! ¡¿Crees que haces lo correcto?! ¡¿Verdad?! ¡Patético! ¡Tus acusaciones no son más que mentiras!

—No me hagas reír... —dijo Pain—. El sufrimiento es la verdad absoluta y eso es lo que represento. Ahora, quiero que piensen en el dolor, quiero que sientan el dolor, quiero que lo acepten.

Pain tomó impulso y saltó, superó incluso las esculturas de los Hokage, en el cielo, alzó ambos brazos.

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Sentada en la pequeña biblioteca de su hogar, leía un libro.

Ya que sus padres no estaban mucho tiempo en casa, esto era lo que quedaba para distraerse.

El reloj en la pared marcaba las nueve de la mañana, el momento cuando llegaría la frentona.

Fue entonces cuando sintió un temblor, varios libros en los estantes cayeron al suelo. No había ventanas en la habitación.

«Hace tiempo que no ocurre algo así», pensó Ino, «Y justo cuando no puedo hacer chakra, excelente, solo que genial».

Con una sonrisa amarga, salió de la habitación, no había ventanas en la biblioteca, ir a la sala era lo único que quedaba.

Estaba en el segundo piso y ver a los pobladores saliendo despavoridos era algo que le gustaría ver.

«Llegué a estos extremos...», pensó Ino.

Pero cuando había llegado al segundo piso y antes de ir por la ventana, otro temblor había sucedido.

«¿Una réplica...?», pensó Ino, «Demasiado fuerte... no es posible».

Con prisa se dirigió hacia la ventana, lo que hubo allí fue algo que no se esperaba. Alguien había sido lo suficientemente tonto de atacar a Konoha.

Sin embargo, era raro de todas formas, ninguna aldea tiene relaciones tan deterioradas para querer una guerra. Cuando hubo otro temblor, dejo esos pensamientos de lado y bajó por las escaleras a ponerse a resguardo.

—¡Ino! —gritó Sakura, quien abrió la puerta de una patada.

—Esas cosas cuestan... ¿sabes? —dijo Ino—. Además, ya me enteré, no es que sean muy silenciosos.

—Pero tú no puedes usar chakra... ¡así me lo dijiste! —dijo Sakura.

—... wow... —Ino secó lágrimas imaginarias—. Me alegra que me hayas puesto por encima de tus padres.

—Mis padres se fueron de viaje —dijo Sakura—. La segunda opción eres tú, no dejaré que sufras daño.

—Creo que reiré y lloraré —dijo Ino.

—¿¡Cómo puedes estar tan tranquila!? —Sakura agarró ambos hombros de Ino y zarandeó.

—Llámame nacionalista o algo así —dijo Ino—. Pero es muy dificil que logren derrotar a Konoha, estamos en peligro, pero no es nada que a Tsunade-sama le sea dificil superar

Ino señaló a Sakura.

—Tú eres la sucesora de Tsunade —dijo Ino—. Por ahora, deja de preocuparte por tus amigos, salva a la mayor cantidad de gente que puedas, ¡esa es tu misión!

—No puedo, tú... —dijo Sakura.

—Me molesta que mientas —dijo Ino—. Detesto eso, a veces no hablamos de manera sincera, pero esperaba un poco más de ti.

—¿Qué quieres...? —dijo Sakura, entrecerrando los ojos, poniendo las manos en la cintura.

—No te escabullas de la guerra —dijo Ino—. Ve y enfrénta a los adversarios, mejora, no corras, en algún momento tendrás que tomar una decisión.

—¡Tonta! ¡Te estoy salvando! —dijo Sakura.

—... No te olvides, tendrás que tomar tú decisión —dijo Ino, luego miró a la ventana—. Ese sujeto... vuela...

—Es Pain, es el líder de Akatsuki —dijo Sakura—. Tsunade-sama me lo ha confirmado, nos ha atacado, probablemente para capturar a Naruto.

—No es un chiste entonces... —dijo Ino, bajó la cabeza, como si recordara algo.

Luego de eso, la casas se rompían, volaban por los aires.

—¡Ino! —gritó Sakura, abrazándola con fuerza.

Naruto Shippuden / IridiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora